Los
trastornos del sueño son
prevalentes en los
niños. El 7,4 por ciento presenta
ronquido primario durante el sueño y entre el dos y el cuatro por ciento, síndrome de apneas/hipoapneas obstructivas del sueño (
SAHS), lo que obliga a preguntar por ello en las
visitas rutinarias de salud.
“Hay que recordar que los niños tienen
diferente sintomatología que los adultos y que esta puede
variar en función de la
edad y el
desarrollo neurológico de cada niño”, según ha advertido
Olaia Sardón, del Área de Neumología Pediátrica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), durante la sesión “Síntomas y enfermedades relacionadas con trastornos del sueño”, celebrada durante la
25 Reunión de Invierno de las Áreas Separ, celebrada en Toledo.
Los trastornos del sueño se dividen en
siete categorías, según la clasificación internacional (
ICSD-3), que son las siguientes: trastornos relacionados con el insomnio, trastornos respiratorios del sueño, trastornos de hipersomnolencia central, trastornos del ritmo circadiano del sueño y vigilia, trastornos del movimiento relacionados con el sueño, parasomnias y otros.
En función de sus síntomas en la infancia, los trastornos del sueño se clasifican en
cuatro categorías principales: en primer lugar, las dificultades para iniciar o mantener el sueño (insomnio); en segundo, la hipersomnolencia diurna; en tercero, el ronquido; y, en cuarto, otros problemas respiratorios durante el sueño y los movimientos anormales durante el mismo.
Un sueño inquieto y fragmentado
Entre todas ellas, los problemas respiratorios del sueño son los causados principalmente por el
ronquido y el síndrome de apneas hipopneas obstructivas del sueño (
SAHS) en la infancia. “En esta enfermedad, además del ronquido, los niños presentan una
respiración bucal, ruidosa e hiperextensión cervical, generalmente por la hipertrofia adenoamigdalar que presentan. Además, en la infancia, estos trastornos suelen conllevar un
aumento del trabajo respiratorio durante el sueño y las apneas o pausas respiratorias, así como los
despertares frecuentes, y la
cianosis (o color azulado de la piel y mucosas) en los casos más severos. Los despertares pueden ser frecuentes y hacer que presenten un sueño inquieto y/o fragmentado.
Los problemas respiratorios del sueño se asocian con el TDAH
|
Sin embargo, recuerdan que en la
infancia generalmente se producen
menos apneas,
más hipoapneas y
menos arousals nocturnos y, por tanto,
menor fragmentación de sueño y
menor somnolencia diurna en comparación con los adultos. Por el contrario, se asocian a
problemas de comportamiento y aprendizaje y también se ha asociado con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH).
También pueden asociarse con
alteraciones cardiovasculares como arritmias, hipertensión arterial, hipertensión pulmonar o corpulmonale y, por tanto, traducirse en
peor calidad de vida; así como
hipersudoración,
enuresis y
retraso ponderoestatural, a diferencia de los adultos, que presentan mayor obesidad.
Disfunción de la vía aérea
Sardón explica que “los trastornos respiratorios del sueño afectan a la estabilidad de la vía respiratoria superior, al impulso ventilatorio y a la mecánica de la pared torácica. En este sentido, se produce una disfunción de la vía aérea, provocado por un aumento de la resistencia de la vía aérea superior y de la colapsabilidad faríngea, que provoca un ronquido o un aumento del esfuerzo respiratorio”.
Pueden producir también alteraciones en el intercambio gaseoso y en la arquitectura del sueño. Además, pueden tener
consecuencias a largo plazo en el
sistema cardiovascular,
metabólico y en las
funciones neurocognitivas.
“En definitiva, los trastornos respiratorios del sueño en la infancia engloban
diferentes enfermedades que incluyen principalmente el SAHS, el ronquido primario, el síndrome de resistencia elevada de la vía respiratoria superior, los trastornos de hipoventilación relacionados con el sueño y el síndrome de apneas centrales de sueño (primaria, de la prematuridad)”, resume Sardón.
Enfermedades relacionadas
Asimismo, existen distintas
enfermedades relacionadas con los trastornos del sueño, pero, durante la sesión, Sardón ha hecho más hincapié en las
dolencias en las que
la prevalencia del SAHS está aumentada. En este sentido, la causa más frecuente en la infancia de SAHS es la
hipertrofia amigdalar, especialmente entre los tres y los seis años.
La causa más frecuente en la infancia de SAHS es la hipertrofia amigdalar
|
En cambio, en las
enfermedades neuromusculares la prevalencia del SAHS está aumentada por otras causas: principalmente por la hipotonía que presentan estos pacientes y por la menor actividad de los músculos dilatadores de la faringe. En este sentido, la prevalencia está aumentada especialmente en la distrofia miotónica de Steiner, en la distrofia muscular de Duchenne y en diversas miopatías.
Asimismo, la frecuencia del SAHS aumenta en las
anomalías craneofaciales y en los
defectos de la línea media e hipoplasia mandibular (microretrognatia, paladar ojival, fisura palatina, macroglosia, síndrome de Apert, síndrome de Crouzon, síndrome de Pfeiffer y secuencia de Pierre Robin, entre otros).
También es frecuente en casos de
obesidad, anomalías complejas como
acrondroplasia,
mucopolisacaridosis y
síndrome de Prader Willi, así como en las malacias de la vía aérea extratorácica, en la
epilepsia mal controlada, la
parálisis cerebral infantil y otras enfermedades neurológicas. En consecuencia, distintos autores recomiendan la realización de screening de sueño seriados en estos pacientes.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.