Un nuevo estudio publicado en Journal of the American Medical Association encontró que el 33 por ciento de los adultos recientemente diagnosticados con asma por sus médicos no presentan asma activa. Más del 90 por ciento de estas personas fueron capaces de dejar sus medicamentos para el asma y permanecer sin riesgos sin la medicación durante un año.
"Es imposible decir cuántos de estos pacientes fueron originalmente diagnosticados erróneamente con asma y cuántos tienen asma que ya no está activa", reconoce el autor principal del estudio, Shawn Aaron, científico y pulmonólogo en el Hospital de Ottawa y profesor en la Universidad de Ottawa, en Canadá. "Lo que sí sabemos es que todos fueron capaces de dejar de tomar medicamentos que no necesitaban, fármacos que son caros y pueden tener efectos secundarios", añade.
El 80 por ciento de los participantes que no tenían asma habían estado tomando medicamentos para el asma y el 35 por ciento lo tomaban diariamente. El estudio también encontró que los médicos a menudo no les mandan hacerse las pruebas necesarias para confirmar un diagnóstico de asma, sino que basan su diagnóstico únicamente en los síntomas del paciente y sus propias observaciones.
"Los médicos no diagnosticarían la diabetes sin verificar los niveles de azúcar en la sangre o un hueso roto sin solicitar una radiografía -pone como ejemplo Aaron-. Pero, por alguna razón, muchos médicos no están demandando las pruebas de espirometría que definitivamente pueden diagnosticar el asma".
El estudio analizó 613 pacientes seleccionados aleatoriamente de diez ciudades canadienses diagnosticados con asma a lo largo de los últimos cinco años. Después de una serie de pruebas respiratorias detalladas seguidas de una consulta con un especialista de pulmón, el asma se descartó en un tercio de estos pacientes.
El equipo de investigación pudo acceder a los registros médicos de 530 de los pacientes para ver cómo se les diagnosticó originalmente la afección pulmonar y encontró que en el 49 por ciento de estos casos, los médicos no habían pedido las pruebas de medición de flujo de aire requeridas por las directrices médicas.
Problemas menores
Cuando los pacientes en los que se encontró que no tenían asma fueron rediagnosticados, la mayoría presentaba problemas menores como alergias o acidez, y el 28 por ciento no tenía nada malo en absoluto. El 2 por ciento sufría patologías graves como hipertensión pulmonar o enfermedad cardiaca que había sido diagnosticada erróneamente como asma, y siguió recibiendo el tratamiento adecuado.
"No fue una sorpresa para la mayoría de los pacientes cuando les dijimos que no tenían asma -subraya Aaron-. Algunos sabían durante todo el tiempo que su inhalador no estaba funcionando, mientras que otros estaban preocupados de que pudieran tener algo más grave. Afortunadamente, la mayoría de las patologías fueron leves y fáciles de tratar".
Este estudio confirma y amplía los hallazgos del estudio de 2008 del doctor Aaron, que sugieren que el 30 por ciento de los pacientes con asma ha sido mal diagnosticado. Según una encuesta de 2010 de Estadísticas Canadá, el 8,5 por ciento de los canadienses de 12 años o más ha sido diagnosticado con asma. En muchos casos el asma es una enfermedad de por vida, pero a veces puede volverse menos activa o desaparecer por completo.
"Tenemos que educar a los médicos y al público en general para obtener un diagnóstico correcto -dice Aaron-. Los pacientes que tienen dificultad para respirar deben pedirle a su médico que ordene una prueba de respiración (espirometría) para determinar si puede tener asma o incluso enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Si los pacientes piensan que pueden haber sido mal diagnosticados con asma o que ya no sufren asma, deben pedir a su médico otra prueba de espirometría. El asma puede ser mortal, por lo que los pacientes nunca deben dejar de tomar su medicación sin hablar con un médico primero".
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