Las necesidades no cubiertas por el asma grave ha sido uno de los temas protagonistas a lo largo del
57º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (
Separ). En esta sesión del sábado se ha analizado qué hacer cuando fracasa un biológico para el asma, los monoclonales y el fallo secundario. Una de las principales conclusiones extraídas de la jornada ha sido que cuando fracasa el tratamiento biológico, es necesario “evaluar la
adhesión terapéutica,
evaluar comorbilidades, caracterizar las causas de las exacerbaciones, reevaluar el
fenotipo inflamatorio y valorar al final si es necesario un cambio terapéutico”.
Vicente Plaza, director del Servicio de Neumología del
Hospital de Sant Pau, ha explicado que cuando se analiza con detenimiento, la respuesta de tratamientos biológicos es muy variada”. Después de analizar en un estudio un grupo de pacientes, el especialista ha reconocido que “solamente un 15 por ciento de ellos logra avanzar con
respuestas perfectas, mientras que el resto no funciona o lo hace de forma parcial, logrando una
respuesta no óptima frente al asma"
Vicente Plaza, director del Servicio de Neumología del Hospital de Sant Pau.
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Ante este escenario, una de las conclusiones a la que ha llegado Plaza es que “los prescriptores pasan siempre a considerar un
cambio terapéutico ante estos malos resultados. Este cambio es demasiado rápido, por lo que se debe hacer algo más y
seguir investigando el motivo del fracaso de los tratamientos biológicos”.
Plaza: "Los prescriptores pasan siempre a considerar un cambio terapéutico ante estos malos resultados"
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Para romper esta dinámica, un grupo de especialistas junto con Plaza decidieron hacer una
revisión de la literatura para saber cuáles son las causas del fracaso terapéutico , logrando encontrar diferentes aspectos divididos en las siguientes causas descritas por el neumólogo: “Existe una
incorrecta identificación del T2 alto, hay diferentes mecanismos T2 implicados, existen cambios del fenotipo inflamatorio, insuficiente dosis del biológico, fenómenos autoinmunes, infecciones, comorbilidades y menos
adhesión terapéutica.
Cuando fracasa el biológico, el especialista ha defendido la necesidad de “evaluar la
adhesión terapéutica,
evaluar comorbilidades, caracterizar las causas de las exacerbaciones, reevaluar el fenotipo inflamatorio y valorar si es necesario un cambio terapéutico”.
Monoclonales y fallo secundario en exacerbaciones
Analizar las diferentes respuestas completas en un paciente ha ido a cargo de
Luis Pérez, jefe del Servicio del
Hospital Lucus Augusti de Lugo: “Dependiendo del especialista existen diferentes niveles de exigencia que se pueden tolerar, generando diferentes definiciones de respuesta. La tasa completa no la alcanza la mayoría de los pacientes”.
Uno de los aspectos que ha querido abordar el neumólogo es el hecho de que algunos pacientes “
pierden respuesta a lo largo del tiempo. No se cuenta con datos de a qué tipos de pacientes les ocurre esto”. A la hora de definir este fallo secundario, el especialista ha dejado claro que no es fácil, aunque “tiene que haber una respuesta primaria.
El paciente que necesita de nuevo corticoides significa un fallo, pero si se deteriora solamente un aspecto como la espirometría, se generan dudas”.
Luis Pérez, jefe del Servicio del Hospital Lucus Augusti de Lugo.
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Pérez: "Tiene que haber una respuesta primaria para identificar un fallo secundario"
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En relación a las exacerbaciones, el neumólogo ha explicado que, pese a que no existen muchos datos, “se pueden dividir en
tres grupos de pacientes. El 21 por ciento las exacerbaciones son frecuentes, el 41 por ciento nunca las ha sufrido y el
38 por ciento son los que tienen
intermitencia”. La influencia de las exacerbaciones futuras está ligada a un mayor riesgo de tener “
historia de exacerbaciones, el uso de
macrólidos y la
rinosinusitis crónica. Por otra parte, el riesgo es menor en el sexo masculino, el uso de biológicos y los síntomas controlados”.
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