Juan Antonio Riesco Miranda, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres, ha abordado las
nuevas formas de tabaquismo y su factor en la
etiopatogenia de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (
EPOC) donde se ha centrado, fundamentalmente, en los
IQOS: tabaco de baja combustión. Lo ha hecho durante el
52º Congreso Nacional Separ donde ha recalcado, como muchos de sus compañeros, que los cigarrillos electrónicos no son una alternativa para abordar el tabaquismo.
"En los últimos años han proliferado gran cantidad de estudios y datos de evidencias a nivel celular, in vitro, y últimamente ya vamos teniendo estudios observacionales en humanos que nos dicen que estas formas de fumar van a producir
sustancias tóxicas, incluso a mayores cantidades que en un cigarrillo convencional".
Juan Antonio Riesco. Los cigarrillos electrónicos y EPOC.
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"Estas -prosigue- van a producir
mecanismos inflamatorios y
liberación de sustancias que van a generar los mismos cambios que actualmente produce el tabaco convencional sobre la EPOC".
En el caso de la EPOC, explica Riesco Miranda, el problema viene fundamentalmente porque la combustión que se produce cuando se introducen las diferentes sustancias, bien tabaco laminado o bien soluciones acuosas que luego al alcanzar temperatura aerosolizan partículas procedentes de la combustión.
"Está ya bien contrastado que estas partículas tienen un efecto perjudicial sobre las células y sobre los mecanismos inflamatorios. Es más, hay
sustancias cancerígenas que están ahí. Y no nos olvidemos del daño que todo esto produce. Así que las
evidencias nos ponen de manifiesto que
no son seguras y que pueden producir
enfermedad respiratoria crónica como así demuestran estudios observacionales, poblaciones y estudios en células".
Algunos de esos estudios se están realizando en España, fundamentalmente en modelos celulares, en los que se investiga el efecto sobre la
impedancia y la
resistencia de la
vía aérea superior y los mecanismos sobre la celularidad de la vía aérea. "Pero no hay estudios en humanos poblacionales de los que podamos sacar datos en este momento", aclara.
Debate en la comunidad científica
El problema, asegura en una entrevista con
Redacción Médica, es que los consumidores no tienen tan claro que los
factores de riesgo de los cigarrillos electrónicos son los
mismos que los del
tabaco convencional. "Actualmente ese es el problema. La
industria que está intentado meter estas nuevas formas de fumar lo que realmente está introduciendo es un concepto erróneo de reducción de daños y de riesgo. Yesto no es así. Hasta se introducen incluso como
tratamiento de tabaquismo, cuando no se han demostrado que tengan ninguna evidencia científica como formulaciones para ayudar a dejar de fumar ni que supongan un menor riesgo para la salud. Y los estudios lo ponen de manifiesto", asegura.
"La industria que intenta meter nuevas formas de fumar realmente está introduciendo un concepto erróneo de reducción de daños y de riesgo, pero no es así"
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Y en este sentido, Riesco Miranda reconoce que hay debate en la comunidad científica. "Hay algunos compañeros que introducen el tema del bajo riesgo para aquellos fumadores que no pueden dejar de fumar. Sin embargo, lo que nosotros sabemos, y las evidencias demuestran, es que los tratamientos que hoy utilizamos para el abandono de tabaco son
eficaces, seguros y coste-efectivo, lo que hay que hacer es modificar algún tipo de intervención en este sentido".
Y añade: "Tratar a un paciente con algo que sabes que es dañino cuando tienes otras alternativas que son seguras es intentar
confundir a la opinión pública". Explica que hay estudios de cinco años de evolución en EPOC que, con dos cohortes internacionales de estos pacientes , se demostró que tras este tiempo los fumadores de cigarrillos electrónicos se convierten en
fumadores duales, con lo cual, se produce más daño y más inhalación. "Y no solo
no mejoran desde el punto de vista de la EPOC, sino que tienen más riesgo de exacerbar, más pérdida acelerada de función pulmonar y esto genera un incremento de sederidad y de daño funcional en la EPOC", añade.
Apuesta por la financiación de tratamientos antitabaco
Por todo, recuerda que desde Separ vienen apostando desde hace muchos años porque el tratamiento del tabaquismo esté financiado. "Sin lugar a dudas -explica", es una
medida coste-efectiva que daría mucho alivio en todos los sentidos. Y en el caso concreto de la EPOC, Separ ha publicado estudios con modelos de financiación que demuestran cómo el Sistema Nacional de Salud se ahorraría hasta
más de cuatro millones de euros a los cuatro o cinco años de iniciarla".
"Porque habitualmente los pacientes llegan a nuestras consultas y nos preguntan sobre la seguridad de estos dispositivos. Y actualmente no tenemos seguridad y
no son recomendables al menos por la Comunidad Científica Española", concluye.
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