El paso adelante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para
poner coto a la contaminación del aire y prevenir riesgos graves para la salud ha sido
acogido "felizmente" por Neumología, quienes reclaman medidas para evitar el aumento de enfermedades ante el auge en la última década de partículas contaminantes en el aire.
“Estoy muy satisfecha. Tras estar 15 años sin revisarlo
, ahora se acercan más a la realidad de las patologías respiratorias”, comenta a
Redacción Médica Isabel Urrutia, neumóloga y coordinadora del área del medioambiente de Separ (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica) y del 'Año Separ 2020-21 por la calidad del aire. Cambio climático y salud’.
Urrutia augura
un efecto “inmediato y muy positivo” en el ámbito sanitario si finalmente se cumplen las recomendaciones
: “Vamos a notar una disminución en las hospitalizaciones de todo tipo de patologías, no solo de enfermedades respiratorias. La contaminación también afecta a enfermedades cardiovasculares y neurológicas”.
Tanto es así, que la contaminación es responsable de una de cada cinco muertes en el mundo. "Provoca
asma en los niños, neumonía, hace que las mujeres embarazadas tengan bebés prematuros y con más defectos de nacimiento, y está aumentando el riesgo de las personas que están enfermos de Covid-19 en este momento", ha advertido en declaraciones a los medios el director interino del Centro para el Clima, la Salud y el Medio Ambiente Mundial de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, Aaron Bernstein, tras ser preguntado por
el informe.
¿Las recomendaciones deberían ser de obligado cumplimiento?
El director de la OMS para Europa, Henri P. Kluge, subrayó tras hacerse públicos los nuevos límites que
se conoce la magnitud del problema y como solventarlo: "Las directrices actualizadas brindan a los responsables de la formulación de políticas pruebas sólidas y la herramienta necesaria para abordar este problema a largo plazo".
Ahora la pelota queda en el tejado de los gobiernos, y desde Neumología avalan que las recomendaciones sean de obligado cumplimiento para que no queden en el olvido. “Por supuesto que
deberían ser obligatorias, hay tanta evidencia científica… Los neumólogos podemos recomendar, pero luego entran en juego las políticas. No solo se trata de decir muchas veces que no solamente en periodos de alarma,
hay que hacer una divulgación constante para que la población sepa el riesgo que corre”, detalla Urrutia.
Para la neumóloga la reducción es positiva pero corta, aunque de momento se conforma ya que “a veces las bajadas de golpe no son bien acogidas”. Aún así, espera que se siga investigando la relación entre las partículas contaminantes y las enfermedades y así “tal vez” dentro de diez años se logre reducir de nuevo.
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