"Los sanitarios tenemos que liderar la promoción de una salud sostenible"

El cuidado del planeta está en constante relación directa con la salud de las personas. Por esta razón, la Fundación Jiménez Díaz puso en marcha el programa MAS+, Medio Ambiente y Salud, dirigido a diseñar y desarrollar iniciativas en distintos ámbitos de la actividad del hospital para reducir el impacto sobre el medio ambiente generado por la asistencia sanitaria. Un proyecto que se ha convertido en un claro ejemplo de éxito en cuanto a la descarbonización del sistema sanitario.

Felipe Villar, jefe asociado del Servicio de Neumología de este hospital y principal promotor del programa, afirma a Redacción Médica que dicho proyecto “estableció tres áreas de trabajo en las que se ha ido avanzando y alcanzando resultados desde su presentación”.

La implementación de sistemas sostenibles de energía y mejoras en el uso de recursos energéticos; la promoción de iniciativas de concienciación, y la formación que ha permitido confirmar la sensibilidad de los trabajadores del hospital para seguir contribuyendo de manera individual y colectiva en la mejora del medio ambiente son las áreas principales. Aunque Villar también destaca junto a ellas, la aplicación de protocolos de segregación de los residuos o la promoción de la digitalización de los procesos.

En lo que respecta a la práctica médica, tal y como incide el neumólogo, también se han introducido recomendaciones de mejora en el uso sostenible de los inhaladores, "apostando por la prescripción y el manejo de fármacos broncodilatadores o corticoides mediante dispositivos de inhalación que generen menos efecto invernadero". Es decir, inhaladores de polvo seco (DPI) o de niebla fina (SMI), en detrimento de los de dosis medida presurizados (pMDI), "que utilizan como propelentes los hidrofluorocarbonos, priorizando como siempre la salud del paciente y la indicación de inhaladores que también favorezcan una mayor adherencia y control de la enfermedad". 

Además, Villar admite que la mayor indicación y uso de inhaladores pMDI es "como medicación de rescate durante las agudizaciones", por lo que se debe apostar por fomentar los autocuidados y el conocimiento de la enfermedad por parte de los pacientes y "optar por tratamientos que favorezcan el control de la enfermedad y minimicen la aparición de estas exacerbaciones". 

La necesidad de un cambio hacia la descarbonización del SNS

Pero, ¿por qué es tan necesario iniciar un cambio hacia la descarbonización de nuestro Sistema Nacional de Salud? Villar admite a este periódico que “la huella climática que genera el sector de la salud equivale al 4,4 por ciento de las emisiones globales netas, un porcentaje que se mantiene similar tanto a nivel europeo como nacional”, y que representa, tal y como señala el neumólogo, las emisiones anuales de 514 centrales eléctricas de carbón. “De forma similar podríamos decir que si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto productor de huella de carbono del mundo”, incide.

Los sanitarios, claves para 'vencer' al cambio climático

Por ello, para Villar “el sector de la salud tiene la responsabilidad de ser el primero en contribuir a mejorar el cambio climático y así proteger la salud de la población”. “Los hospitales y los sistemas de salud tienen la posibilidad de adaptarse a los efectos del cambio climático y de promover la sustentabilidad y la salud ambiental”, apunta, señalando que para ello se deberá “invertir en edificios más sostenibles, compras verdes, disminuir la huella de la cadena de suministro e implementar operaciones sustentables que reduzcan sus emisiones”.

Por último, sobre qué papel desempeñan los profesionales sanitarios para prevenir la que ya se considera como la principal amenaza de la salud, el neumólogo lo tiene claro. “Para lograr prevenir la amenaza, los sanitarios tendrán que ser líderes en la promoción de una salud sostenible que genere modelos de prácticas médicas sustentadas en términos ambientales y económicamente sensatas para toda la sociedad”, explica. No obstante, Villar admite que entre los profesionales sanitarios, especialmente los más jóvenes, “hay una creciente conciencia de abogar y contribuir a mejorar el cambio climático, como de proteger así la salud de nuestros pacientes”.