Las enfermedades respiratorias son el grupo de patologías que más está creciendo en lo que llevamos de siglo XXI y las autoridades no parecen darse cuenta de ello. Así de claro es expresa José Miguel Rodríguez González-Moro, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y director de Relaciones Institucionales de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que celebra la próxima semana su 50 Congreso en Madrid.
¿En qué situación se encuentran las enfermedades respiratorias en España?
Es el grupo de patologías que más está aumentando en el siglo XXI. Esto viene derivado de tres factores que considero fundamentales. Tabaco, contaminación y obesidad son la causa de las enfermedades respiratorias más frecuentes: EPOC, cáncer de pulmón y síndrome de apnea obstructiva del sueño.
Si a ello le añadimos la enorme prevalencia que tienen las alergias ambientales, tenemos que el asma bronquial se convierte en la siguiente enfermedad en prevalencia en este siglo.
No quiero olvidar otras enfermedades con quizá menos enfermos pero una gran repercusión: las enfermedades infecciosas, representadas por la neumonía (causa muy frecuente de ingresos hospitalarios), y la tuberculosis pulmonar, el otro gran estigma que venimos arrastrando y no terminamos de vencerla.
¿Hay datos de prevalencia?
Los últimos estudios epidemiológicos muestran que la EPOC sigue aumentando en España: alrededor del 10 por ciento en mayores de 40 años. Está ya en marcha el estudio ‘Epi-Scan 2’, en el que participo en el comité científico, que nos va a dar cómo está realmente la enfermedad en España. Seguramente tendremos resultados en 2018.
El asma se sitúa en cifras parecidas, con el añadido de que sigue siendo, junto con la rinitis, la enfermedad respiratoria crónica más frecuente en niños.
El cáncer de pulmón se ha situado en el primer tumor en el hombre, pero la mujer va detrás. Es el tumor más frecuente y sigue teniendo un mal pronóstico, derivado del diagnóstico tardío, y de aquí que Separ apoye las campañas de diagnóstico precoz, y de que muchas veces se asienta sobre pulmones ya dañados, como los de pacientes con EPOC. Y en estos pacientes no podemos operar porque el pulmón ya está demasiado dañado.
Estamos hablando de enfermedades crónicas, que van a ocasionar un importante gasto tanto en términos de calidad de vida como en términos económicos para el sistema de salud.
¿Hay alguna enfermedad que haya disminuido su emergencia, algún caso de éxito?
La tuberculosis, afortunadamente, va disminuyendo. Esperamos que, con la vacuna del neumococo, vayan disminuyendo las complicaciones derivadas de la neumonía. La vacuna de la gripe también es una herramienta importante, pero depende de los años: tiene una prevalencia mucho más variable. Pero no recuerdo alguna otra enfermedad respiratoria que esté bajando ahora mismo.
¿Se están poniendo los recursos necesarios para atajar este aumento de las enfermedades respiratorias?
El año pasado, según el INE, el 12 por ciento de las altas hospitalarias correspondían a enfermedades del aparato respiratorio. Fue el segundo diagnóstico más frecuente, precedida de las enfermedades del aparato circulatorio. El 20 por ciento de las muertes a nivel nacional se derivó de enfermedades respiratorias. Hay una clara desproporción con las inversiones que se realizan en los servicios de Neumología y en el apoyo a la investigación, a la formación, a la asistencia, a recursos en las enfermedades respiratorias.
Hay que potenciar los recursos respiratorios. Todos los inviernos nos enfrentamos con el mismo problema: los servicios de Neumología se masifican y, sin embargo, no se nos conceden recursos humanos para hacer frente a esta situación. Quizá son patologías estacionales, pero están durando casi cuatro y cinco meses, y los servicios de Neumología, con las mismas plantillas, infradotados, asumimos una carga asistencial en los inviernos que es tremenda.
El Gobierno debería ser consciente de lo que pasamos en estas épocas del año, en las que un médico puede llevar 20 pacientes hospitalizados e incluso más. Está fuera de toda lógica. Y esto ocurre en todas las comunidades autónomas: no es un dato político, es un dato general.
Las enfermedades respiratorias no tienen la misma consideración que la enfermedad cardiaca o la oncología. Los pacientes merecen un mayor esfuerzo por parte de las autoridades en dotarles con las herramientas para que tengan una mejor atención. Aquí, la equidad entre enfermedades debe primar dentro del SNS.
Hay un montón de estrategias de enfermedad crónica, pero quizá adolecen de las dotaciones económicas y de recursos humanos necesarias para llevarlas a cabo. Hay mucho en el papel pero llevarlas a la práctica sigue siendo el gran problema. El papel dicen que lo aguanta todo, pero para intentar cambiar el rumbo de la evolución de las enfermedades crónicas, y las respiratorias entre ellas, necesitamos dotación de personal en nuestros servicios de Neumología.
¿Sería necesaria una Estrategia Nacional frente a las enfermedades respiratorias?
Tenemos ya la de EPOC y, dentro de lo que cabe, se van consiguiendo cosas. En el diagnóstico precoz, en el tema del tabaquismo. También hay una estrategia de enfermedad crónica que aborda la globalidad. Yo echo de menos una estrategia, unos planes de control de otras dos grandes enfermedades respiratorias: la apnea del sueño y el asma bronquial. Creo que son dos temas tremendamente prevalentes y que necesitan un abordaje especial.
La lucha contra el tabaquismo está muy presente en los neumólogos.
Sigue siendo una enfermedad crónica adictiva, y el primer órgano que sufre sus consecuencias es el pulmón. La lucha frente al tabaco sigue siendo uno de los principales objetivos de la Separ. En estos últimos años las leyes de tabaco, los medios que se han puesto para luchar contra él han dado sus frutos y hemos conseguido bajar por debajo de un 30 por ciento la cifra de fumadores.
Pero seguimos teniendo que enfrentarnos al problema de los fumadores adolescentes. Hay un gran número de chicos y chicas que se incorporan al hábito de fumar, y mientras no actuemos en los colegios, en las escuelas, en los domicilios, seguiremos manteniendo unas tasas de tabaquismo entre niños de 14 a 18 años superiores a un 30, 35 por ciento. Las chicas están adelantando a los chicos en el hábito del tabaco. No hay que bajar la guardia: tenemos que centrar la lucha en los jóvenes que se incorporan.
Separ ha apoyado la financiación de terapias antitabaco y la subida de impuestos.
España es de los países de la Unión Europea donde el tabaco es más barato, y se ha demostrado que un aumento del precio de la cajetilla va aparejado a una disminución del consumo, de ahí que defendamos que el tabaco siga subiendo.
En cuanto a la financiación de las terapias: el tabaco es una enfermedad más que necesita del tratamiento, como cualquier otra enfermedad. Necesita el apoyo del SNS de la misma forma que necesita el paciente que tiene una hiperlipemia o hipertensión arterial. El paciente que quiere dejar de fumar debe contar con el apoyo de las autoridades sanitarias para dejar de fumar, contando con los programas de atención al tabaquismo, de personal suficiente y, en los casos en los que se decida, la financiación de tratamientos para dejar el tabaco.
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