La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha querido poner sobre la mesa, en sede ministerial, la última evidencia científica que hay sobre los
cigarrillos electrónicos y los dispositivos que calientan tabaco pero no queman (los IQOS) y que demuestran que menor toxicidad no equivale a un menor riesgo para la salud. Además, los estudios que apoyan que sirven para dejar de fumar tienen "grandes limitaciones". Y hay otros que, por el contrario, demuestran que
están siendo una vía de entrada al tabaquismo para la gente joven.
Carlos A.Jiménez-Ruiz, Pilar Aparicio y Jaime Signes-Costa.
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Todo ello viene recogido en la 'Declaración oficial de Separ sobre cigarrillos electrónicos y los dispositivos que calientan pero no queman tabaco (sistemas Heat not Burn') -que en España comericializa la marca IQOS- y que han hecho pública esta mañana. En este texto dejan claro que
estos dispositivos "ni son seguros ni ayudan a dejar de fumar", como ha recordado el presidente de esta sociedad científica,
Carlos A. Jiménez Ruiz.
"¿Qué hay acerca de la eficacia de estos dispositivos para dejar de fumar? Los estudios de los que disponemos tienen
grandes limitaciones. A la hora de analizarlos no sirven para que tengamos conclusiones válidas", ha asegurado. Sobre todo, porque, según ha dicho, muchos de estos trabajos tienen un número escaso de participantes, muchos de ellos no querían dejar de fumar y no están realizados con el método doble ciego.
Nuevos fumadores
De hecho, el presidente ha apuntado a que estos nuevos dispositivos están sirviendo como puerta de entrada para captar nuevos fumadores. En este sentido, recuerda
un estudio publicado en la revista JAMA en el que se hizo un seguimiento de una cohorte de 2.530 jóvenes, desde los 14 hasta los 15 años, durante 12 meses.
"Estos dispositivos ni son seguros ni ayudan a dejar de fumar"
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En un principio, 222 de ellos fumaban cigarrillos electrónicos y 2.303 no eran fumadores. De estos, a los seis meses un 8,1 por ciento comenzaron a fumar. A los 12 meses, el porcentaje había aumentado a un 9,3 por ciento.
Por el contrario, en el caso de los que consumían cigarrillos electrónicos, un 30,7 por ciento de ellos eran fumadores a los seis meses y un 25,3 por ciento a los 12.
Además, en España se ha medido la frecuencia de su uso
a través de la encuesta 'Estudes', que mostró que un 48 por ciento de los menores habían consumido cigarrillos electrónicos alguna vez en su vida. A eso se le añade que ocho de cada 10 jóvenes que consumen cigarrillos normales han usado cigarrillos electrónicos, pero tres de cada 10 que nunca han fumado cigarrillos normales sí consumen cigarrillos electrónicos. Por todo,
el presidente de la Separ considera que es una alternativa para atraer a nuevos fumadores.
Efectos sobre la salud
Por su parte,
Jaime Signes-Costa Miñana, coordinador del Área de Tabaquismo de Separ y quien ha encabezado este documento, ha revisado la evidencia científica que hay para concluir que "no solo fumar es malo para la salud, también inhalar lo es".
Signes-Costa ha relatado los distintos efectos que producen estos dispositivos a la par que ha recordado que los "estudios publicados sobre la
minización del riesgo para la salud hasta ahora tienen un inconveniente, y es que la mayoría han sido financiados por la industria tabaquera".
"No se puede afirmar que estos dispositivos sean una alternativa segura al cigarrillo convencional"
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Tanto el coordinador del Área de Tabaquismo como el presidente de Separ han señalado que los aerosoles de los cigarrillos electrónicos se han identificado
sustancias cancerígenas -como las nitrosaminas específicas del tabaco, aldehídos, compuestos orgánicos volátiles e hidrocarburos arométicos policlínicos- y partículas finas, que penetran en el interior de los pulmones y llegan al torrente sanguíneo. Así, se distribuyen por todo el organismo y, aseguran, causa daño en muchos órganos y sistemas.
El coordinador del Área de Tabaquismo ha asegurado que el vapor contiene
propilenglicol, que produce irritación e inflamación en vías aéreas de adultos y crisis de asma en niños. También ha asegurado que no hay datos sobre sus efectos a largo plazo. Además, también contiene nicotina (de 0 a 20 mg/ml), glicerina y carbonilos.
Con todo, "no se puede afirmar que estos dispositivos sean una alternativa segura al cigarrillo convencional", ha concluido Signes-Costa.
Problema de Salud Pública
Pilar Aparicio Azcárraga, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, también ha participado en el evento para recordar que "el Ministerio tiene un interés muy prioritario en
disminuir el consumo del tabaco".
"Es un asunto que nosotros lo tratamos como número uno en salud pública por todo el daño que producen tanto el tabaco como las nuevas formas de consumo", ha asegurado Aparicio.
Separ pide al Ministerio, de cara a los
cambios legislativos que está preparando, que la regulación de los nuevos dispositivos sea la misma que la del tabaco convencional.
Momento de la presentación de la Declaración en la Sala Europa del Ministerio de Sanidad.
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