El
Ministerio de Sanidad ha tomado la delantera para sacar del cajón la reforma del
Plan Integral del Tabaquismo (PIT) que llevaba en ‘stand-by’ desde el año 2021, aunque la necesidad de acordar medidas con otras carteras del Gobierno ha abierto la puerta a la búsqueda de una figura que haga las veces de
“interlocutor” en el seno del Ejecutivo. Así, se podrá coordinar en el proyecto también los puntos de vista de
Hacienda, Consumo o Turismo que comparten algunas competencias en esta nueva regulación, según ha podido saber
Redacción Médica.
Fuentes cercanas a la negociación han apuntado a este periódico que desde el equipo de trabajo de
Mónica García se ve con buenos ojos la introducción de este nuevo rol dentro del Gobierno para canalizar las propuestas. El objetivo pasa por emular las funciones de la
Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, que también abarca diferentes carteras, debido a que toca asuntos de índole económico como los fondos de decomiso.
En un primer momento se planteó la opción de que esta nueva tarea recayese directamente sobre la
Presidencia del Gobierno para tener bajo su paraguas a todos los ministerios implicados. Aunque finalmente se ha descartado porque se considera una opción demasiado
“farragosa” ya que el proceso exige un
análisis más técnico de las medidas que se incorporarán en el nuevo plan antitabaco.
Más impuestos al tabaco y veto en terrazas
Esta interlocución permitirá limar los contenidos del
Plan Integral del Tabaquismo que ya tiene avanzado el Ministerio de Sanidad. Entre los asuntos que actualmente están sobre la mesa figuran medidas como el establecimiento de un
etiquetado neutro en las cajetillas de tabaco, el control de las
cantidades de nicotina, la revisión de la
fiscalidad o el establecimiento de
espacios sin humo, como las terrazas de los bares, que valora positivamente Sanidad.
El Ministerio ya trabaja con un primer borrador pero que todavía tiene que actualizarse con
información epidemiológica e indicadores de salud. Los expertos quieren incorporar al texto algunos
cambios en las tendencias de consumo del tabaco con respecto al 2021 como el avance de este hábito entre las mujeres más jóvenes o el crecimiento exponencial del uso de cigarrillos electrónicos entre la población más joven.
Las previsiones pasan porque estos trabajos de revisión puedan haber concluido en el primer trimestre del 2024. La duda, sin embargo, es si el plan se terminará transformando en una nueva ley. En ese extremo, los plazos se dilatarían mucho más ya que tendría que pulirse el texto en el Consejo de Ministros y después superar las fases de
tramitación parlamentaria tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado.
Fuentes cercanas a la negociación han mostrado además su preocupación por que la normativa pueda terminar dilatándose a su paso por la Cámara Alta, donde el Gobierno de coalición no goza de una mayoría parlamentaria. El temor se ha producido después de las críticas que ya han manifestado los ejecutivos de
Madrid o la
Comunidad Valenciana como consecuencia de la previsible
regulación del tabaco en las terrazas de bares y restaurantes, lo que temen que pueda ser perjudicial para el sector hostelero.
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