Las primera semanas de 1981 fueron de extrema inestabilidad política y social en España.
Adollfo Suárez, el presidente que había pilotado buena parte de la llamada Transición, debía apartarse a un lado, dejando paso al relevo dentro de su propio partido, la
Unión de Centro Democrático (UCD).
El
23 de febrero de 1981 se votaba en el
Congreso de los Diputados la investidura de
Leopoldo Calvo-Sotelo como nuevo presidente de España, cuando militares y guardia civiles guiados por
Antonio Tejero trataron de dar un
golpe de Estado tomando el parlamento. Eso es historia de España que todos conocemos ya.
En aquel hemiciclo estaba el químico y catedrático de Óptica
Jesús Sancho Rof (1940), que días depués sería elegido por
Calvo-Sotelo como ministro de
Trabajo, Sanidad y Seguridad Social.
El propio Sancho Rof, que venía de ser ministro de Obras Públicas en el último Gobierno de
Adolfo Suárez, contó en
ABC años después la carambola de su nombramiento: "Calvo-Sotelo quería colocar a su cuñado
Luis Ortiz… Me llamó Adolfo un domingo, cuando estaba jugando al mus. '¿No te importaría pasar de Obras Públicas a Trabajo?'. Y me salió del alma: '¿Qué pasa, que Leopoldo quiere que su cuñado vaya a Obras Públicas?'".
La mayor tragedia sanitaria de España
Apenas llevaba un par de meses en el cargo cuando salió a la luz una de las mayores crisis de salud pública alimentaria que se recuerda en España: la del síndrome del aceite de colza adulterado.
Fue el
1 de mayo de 1981 cuando se conoció la prmera víctima mortal, un niño en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz; comenzaba una contabilidad macabra que con el tiempo se ha ido difuminando de manera dispar en unas cifras que se sitúan entre 500 y varios miles. Entonces, posiblemente hasta la llegada de la pandemia de covid-19, se consideró al conocido como síndrome tóxico como la mayor catástrofe sanitaria registrada en España en la época democrática.
Sancho Rof tuvo que declarar en el juicio que se celebró entre 1987 y 1988 por esta causa, y aprovechó entonces para recriminar a la oposición y a algunos miembros de su Gobierno que echasen toda la responsabilidad sobre los hombros de Sanidad. "Yo fui nombrado ministro a finales de febrero de 1981, y todo el mecanismo de circulación fraudulenta de un
aceite de colza desnaturalizado, que es un producto industrial, se estaba produciendo desde mucho antes. En definitiva, basta leer el
BOE para ver que las competencias en todo este tema están claramente situadas en otros organismos de la Administración que nunca ha sido el
Ministerio de Sanidad", dijo entonces en sede judicial.
El síndrome tóxico se presentó de golpe como una enfermedad de la que la comunidad científica internacional no conocía nada, y no había literatura al respecto en ningún rincón del planeta
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El síndrome tóxico se presentó de golpe como una enfermedad de la que la comunidad científica internacional no conocía nada, y no había literatura precedente al respecto en ningún rincón del planeta. Era algo que solo se estaba dando en España. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó incluso a felicitar a las autoridades y a los profesionales de la salud españoles por la rápida reacción ante lo que al principio se creía un brote epidémico. "Parece difícil pensar qué más se podría haber hecho ante un caso semejante", expresó en septiembre de aquel 1981 el enviado de la OMS a
Madrid para seguir los acontecimientos.
Con el tiempo, las críticas fueron aumentando al mismo ritmo que aparecían más y más casos, y que los fallecimientos y secuelas severas y crónicas iban saliendo a la luz. El caso dejó muy tocada la imagen de
Sancho Rof, que salió del Ejecutivo en diciembre de ese mismo 1981. Aún le persigue aquella frase que se le atribuye en los primeros días de la crisis del síndrome tóxico: "El bichito es tan pequeño que si se cae de la mesa, se mata". Según él, como el primer fallecimiento había sido en
Torrejón de Ardoz, un periodista le preguntó si se había investigado la base militar americana, a lo que él habría respondido: "Es una enfermedad que se transmite por el aire, ¿qué quiere que busquemos en Torrejón? ¿
Mycoplasmas muertos por el suelo?".
En cualquier caso,
Sancho Rof siguió en la órbita gubernamental al ser nombrado presidente de la
Empresa Nacional de Optica (Enosa), perteneciente al
Instituto Nacional de Industria (INI).
La competencia con Mariano Rajoy en el Partido Popular
Más adelante se adentró en el mundo de los negocios, donde llegó a protagonizar operaciones mil millonarias (en aquellos tiempos de la peseta era más fácil alcanzar ese estatus), comprando junto con otros socios el complejo turístico-deportivo de
Puerto Sherry, en
El Puerto de Santa María (Cádiz), por 7.000 millones de pesetas (unos 42 millones de euros). Este grupo empresarial que capitaneaba el exministro también se hizo en la época con una cadena de supermercados llamada
Compre Bien.
Una carrera profesional tan prolongada da para mucho, y Jesús Sancho Rof, en los albores del siglo XXI, también tuvo tiempo para ser presidente de la
Asociación Nacional de Empresas Regionales de Obras Públicas (Aerco), una patronal de tamaño medio que buscó en el político sus conocimientos e influencia de aquellos tiempos al frente del Ministerio de Obras Públicas, con Suárez de presidente.
En el plano político, pasó de la UCD al
Partido Popular, y llegó a ser el representante de la formación azul en el Consejo de Administración de
Radiotelevisión Española, e incluso tertuliano en
Radio Nacional de España (RNE).
Para el anecdotario de esta etapa queda la confesión que le hizo a la periodista
Marisa Gallero en
ABC: "Cuando desaparece la UCD, conecta conmigo
Abel Matutes. Puse una condición, que la ficha de afiliación al PP la firmaran él y
Fraga.
Mariano Rajoy montó en cólera. No quería la competencia en su feudo. En las siguientes elecciones le solicité ir al
Senado. 'No sabes cuánto te lo agradezco, porque tengo el problema con los de Vigo…'. Llega el día que se presentan las candidaturas y leo en
El Faro de Vigo: 'Sancho Rof descabalgado de la candidatura del PP'. Llamé a
Mariano y no se ponía… Tardé un mes en hablar con él. Pensaría: 'si Sancho se cabrea, ¡ya se le pasará!'".
Manuel Núñez, un ministerio centrado en el síndrome tóxico
El abogado
Manuel Núñez Pérez (1933) fue el segundo y último ministro de Sanidad que tuvo el breve gobierno de
Leopoldo Calvo-Sotelo. Cabe destacar que por primera vez la cartera se deshace de los 'apellidos' de Trabajo o Seguridad Social, y aparece
Consumo, que será una tónica en las décadas siguientes (hasta el Gobierno de
Pedro Sánchez, que ha dado entidad de ministerio a esa parcela, dirigida por
Alberto Garzón desde enero de 2020 dentro del ejecutivo de coalición con
Unidas Podemos).
En cualquier caso, los 365 días que duró el ministerio de Núñez fueron casi monotemáticos sobre el síndrome tóxico. Ya lo barruntaba él mismo dos días después de tomar posesión: "para mí hubiera sido más cómoda la cartera de Trabajo, ámbito con el que estoy más familiarizado. Pero esta es la responsabilidad que me han encargado, y yo
soy hombre de partido". También incidió en un mensaje dado por
Sancho Rof desde que se desatara la crisis: "Hubo la desgracia de este acontecimiento, que oscureció efectivamente la labor del Ministerio y afectó al titular, porque se hizo una valoración injusta de este problema cuando
había que haberlo aislado de la labor general realizada en Sanidad".
El hecho de pertenecer también a
UCD hacía que la oposición (liderada por el
PSOE de
Felipe González) siguiera buscando las responsabilidades políticas como caballo de batalla ante una tragedia sanitaria de tal magnitud. Una Comisión parlamentaria trabajó en el caso durante meses, trasladando también el debate al pleno del Congreso de los Diputados. En este ámbito, con representantes de las víctimas presentes en las tribunas, el portavoz socialista
Ciriaco de Vicente, pidió que las conclusiones no se convirtieran "en un panteón para enterrar
la mayor catástrofe sanitaria de este país". Núñez logró que la cámara no le reprobara (como pedían los socialistas) gracias a la negativa de formaciones tan dispares como Alianza Popular, el
Partido Comunista o las entonces llamadas minorías vasca y catalana. Nadie quedó contento con las conclusiones de la comisión ni con los debates de los plenos;
mucho menos las víctimas. El juicio, que finalmente se celebró entre 1987 y 1988, tampoco sirvió para aliviar tanto dolor.
El portavoz socialista Ciriaco de Vicente, pidió que las conclusiones de la comisión parlamentaria sobre el síndrome tóxico no se convirtieran "en un panteón para enterrar la mayor catástrofe sanitaria de este país"
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Durante su ministerio, a Núñez le dio tiempo a intervenir en una asamblea general de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), celebrada en Ginebra en junio de 1982, donde expuso la situación en torno al síndrome tóxico, y en la que se dirigió a los asistentes en unos términos que aún son debate hoy en el
Sistema Nacional de Salud: "Para ganar la batalla de la salud es preciso anteponer el desarrollo social al crecimiento económico".
En las elecciones de octubre de 1982 se produjo una victoria abrumadora del
PSOE y Núñez cesaba en diciembre de ese año como ministro de Sanidad y Consumo. Había revalidado su escaño con UCD, pero el partido fundado por
Adolfo Suárez se descomponía y, como en el caso de Sancho Rof, Núñez realizó igualmente el camino hacia
Alianza Popular (que luego sería Partido Popular), previo paso por el 'experimento que supuso el
Partido Demócrata Popular. Más adelante sería elegido diputado por la formación que entonces lideraba
Manuel Fraga. Y lo fue también con
José María Aznar como líder, hasta la llegada del nuevo siglo.
En 2007 la carrera de Manuel Núñez Pérez marcaría otro hito, ya que su candidatura a presidente del
Tribunal de Cuentas contó con el beneplácito de PSOE y PP, no muy dados a acuerdos durante el Gobierno de
José Luis Rodríguez Zapatero. De este cargo cesaría en 2012, a punto de cumplir los 80 años.
Ni
Sancho Rof ni
Núñez Pérez fueron condenados por el juicio del síndrome tóxico. Aquella gran tragedia, además para quienes la sufrieron, también tuvo una repercusión legislativa, ya que dio lugar a la primera
Ley de Consumo, que elaboró el
Ministerio de Sanidad siendo ya su titular
Ernest Lluch.
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