El
Ministerio de Sanidad no contempla por ahora retirar el
uso obligatorio de la mascarilla en el interior del transporte público ni tampoco en los centros sanitarios, lo que representa la única medida social de prevención contra el Covid-19 que todavía sigue vigente desde la fase más aguda de la pandemia. El departamento que dirige
Carolina Darias se aferra a la deliberación de la
Ponencia de Alertas y Planes de Preparación y Respuesta que valoró esta opción por última vez en su reunión del mes de octubre.
El organismo, en el que están representados los técnicos escogidos por cada una de las
comunidades autónomas, emitió esta recomendación fundamentada en
seis grandes motivos, que tienen que ver tanto con la situación epidemiológica actual como por las particularidades de la entrada del invierno y el riesgo de contagio entre los perfiles más vulnerables.
La primera razón que esgrimen desde el Gobierno para
mantener el uso de la mascarilla está vinculada con la “incertidumbre” sobre el comportamiento del Covid-19 durante el otoño y el invierno, después de que se haya detectado un “leve aumento” de los contagios durante esta época del año. Las previsiones epidemiológicas apuntan en este sentido a un
incremento de la circulación de los virus respiratorios durante esta temporada.
El segundo gran factor es el
“efecto sinérgico” que produce la
confluencia de la gripe con el coronavirus en el tramo final del año, lo que representa un riesgo de aparición de complicaciones en aquellos pacientes que padezcan una coinfección. “El uso de mascarilla ha demostrado disminuido la incidencia de la gripe y otros virus respiratorios en temporadas anteriores”, valoran desde Sanidad.
Uso de mascarilla en transporte público
En el caso particular del transporte público, el Ministerio de Carolina Darias ha tenido en cuenta que pueden desencadenar una
"alta concentración de personas" en espacios pequeños, con una reducida distancia interpersonal y que en algunos casos se prolonga en largos periodos de tiempo sin una “ventilación adecuada”. “
Esta situación puede favorecer a una mayor transmisión”, han apostillado.
En cuanto a los establecimientos sanitarios, la mayor preocupación pasa por garantizar la
protección de los visitantes que tengan un perfil vulnerable al Covid-19, así como de los profesionales que trabajan en el área de salud, a los que se les sigue considerando como
“personal que presta servicios esenciales” tras la pandemia.
Además, el Ministerio de Sanidad también baraja algunos factores que tienen más que ver con la opinión pública, ya que consideran que eliminar ahora la mascarilla de transportes públicos o centros sanitarios mandaría a la población
“un mensaje que implique la reducción de la aplicación de medidas de prevención”. Ante esta situación han insistido en la importancia de trasladar a la ciudadanía la “necesidad de mantener las recomendaciones” contra el Covid-19.
“En vista de la situación epidemiológica actual y
bajo el principio de precaución, se considera que la obligatoriedad de la mascarilla en los ámbitos en la que se ha establecido, que incluyen espacios cerrados e interiore
s, es una medida de protección no farmacológica eficaz”, estiman desde el Gobierno.
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