El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (
Ccaes) ha presentado este jueves a los técnicos del
Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas la tercera parte de su
Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de las Enfermedades Transmitidas por Vectores, que se centra en dos patologías: la
enfermedad de Lyme y la
fiebre hemorrágica del Crimea-Congo, ambas trasmitidas por
garrapatas en zonas rurales. En el caso de Lyme, una vez quede aprobado el Plan de forma definitiva, el objetivo es contar con un protocolo de vigilancia a nivel nacional a partir de octubre.
“La
enfermedad de Lyme nos preocupa especialmente porque tiene una alta prevalencia y la tasa de complicaciones puede ser importante”, según
Lucía García San Miguel, jefa de área del Ccaes. Aunque puede generar cuadros invalidantes a largo plazo -con
dolencias crónicas como debilidades en extremidades y algún tipo de ataxia-, la mayoría de los casos 2.000 casos que se dan en España son leves: entre 2005 y 2019, la tasa de hospitalización se quedó en 3 por cada millón de personas.
Hasta ahora, los casos detectados se concentran, fundamentalmente, en la
Cornisa Cantábrica, por lo que la enfermedad se ha considerado endémica regional y han sido los responsables de
Salud Pública de Asturias y Cantabria los que se han encargado de la vigilancia. No obstante, una vez presentada esta tercera parte del Plan, que aún está abierta a aportaciones y correcciones de los agentes implicados, se apunta al otoño para poder poner en marcha la estrategia concreta en todo el país.
La
fiebre hemorrágica del Crimea-Congo es menos común, pero su
letalidad es mayor: se eleva a un nivel de entre el 20 y el 40 por ciento de los casos. La transmiten garrapatas que se hallan en
áreas rurales de difícil acceso y menos concurridas por el ser humano. De hecho, ya se han detectado algunos casos en ganado del oeste de la península, si bien no es lo habitual.
Desde el Ccaes, más allá de sus medidas de vigilancia, se llama a la precaución ciudadana: “Tenemos que ir al campo protegidos, con ropa larga y con el calcetín por encima del pantalón. Es muy importante al llegar a casa revisarse, incluso revisarnos unos a otros, porque a veces puede que no veamos bien la garrapata”, explica García. En caso de descubrir una, lo que se recomienda es acudir a un
centro de salud para extraerla cuanto antes.
Aparte de estas dos, son diversas las enfermedades que pueden transmitir las garrapatas, como
fiebre botonosa mediterránea, rickettsiosis y
bolerriosis, además de otras fiebre recurrentes, pero la incidencia es muy baja en la mayoría de estos casos.
Los pilares del Plan de Prevención del Ccaes
Desde el
Ministerio de Sanidad se impulsa el
Plan Nacional de Prevención, Vigilancia y Control de las Enfermedades Transmitidas por Vectores con el objetivo de disminuir el riesgo y reducir al mínimo el impacto global de estas patologías emergentes desde la perspectiva
One Health. Antes de dedicarse a las patologías transmitidas por garrapatas, en las dos primeras partes se hizo lo propio con los
mosquitos.
La primera ‘pata’ del Plan se centró en los llamados
Aedes, entre los que se hallan el
mosquito tigre originario del sudeste asiático además del
aegypti y el
japonicus, capaces de transmitir chikunguya, zika,
fiebre amarilla y
dengue, cuya epidemia registrada en 2012 en Madeira provocó que llegara a registrarse algún caso en Canarias.
“El
mosquito tigre en principio no transmite nada en España porque no está infectado por ningún virus, pero puede potencialmente infectarse por un caso importado”, advierte García. El ejemplo que pone la experta es claro: si una persona infectada de
dengue o alguna otra patología aterriza en España y es picada por un mosquito, este puede picar posteriormente a otra persona y transmitirle el virus.
La segunda parte del Plan se dedicó al
Culex, esto es, el mosquito común. Las enfermedades que transmite, según los responsables del Ccaes, son de muy baja incidencia, y destacan la
fiebre del Nilo occidental, usutu y la
fiebre del valle del Rift. De estas dos últimas, el usutu es poco frecuente en España y no preocupa a los expertos, y de la fiebre del valle del Rift no ha habido casos en España, aunque tiene potencial de introducción dado que se halla en todo el norte de África.
El caso de la fiebre del Nilo es distinto porque ya existen
zonas endémicas en España como las Marismas del Guadalquivir, a donde la enfermedad habría llegado a través de aves migratorias que quedaron infectadas en otras latitudes. La incubación de la patología puede generar
meningoencefalitis, pero sólo en el 1 por ciento de los casos.
Verano previsto para las enfermedades por vectores
La llegada del verano coincide con el inicio de la época de mayor actividad de los vectores, por lo que el hecho de que se den casos de dengue, de fiebre del Nilo, de Lyme y de fiebre de Crimea-Congo no ha de alarmar a la sociedad, de acuerdo a los expertos del Ccaes, que tampoco descartan un “pequeño brote local” de dengue en España, dependiendo de si la
incidencia de las epidemias en otros territorios es alta o no.
En cuanto a la de fiebre del Nilo, durante los próximos meses se esperan casos “dentro del patrón habitual”, además de infecciones “esporádicas” de fiebre del Crimea-Congo y de Lyme. “Las detecciones van a aumentar porque se va a vigilar más”, aclaran en el Ccaes. En cualquier caso, los expertos en Salud Pública han resaltado la importancia de seguir
medidas preventivas como usar repelentes, instalar mosquiteras en casa y eliminar cualquier zona de acumulación de agua en la que los mosquitos puedan reproducirse.
La importancia de la colaboración ciudadana con Mosquito Alert
En la presentación de la tercera parte del Plan de Enfermedades Transmitidas por Vectores también se ha puesto de manifiesto la importancia de la participación ciudadana en
materia preventiva al respecto. Para ello, se ha impulsado, por segundo año consecutivo, la aplicación
Mosquito Alert, gracias a la cual se detectaron mosquitos tigre en 96 nuevos municipios en los que no se sabía que había, el 21 por ciento de los ‘cazados’ en España en la última década.
El procedimiento es sencillo: si una persona descubre un mosquito, ha de hacerle una fotografía -también vale fotografiar al insecto muerto- y enviarla a la app, que, a través de un sistema de
Inteligencia Artificial detecta la especie rápidamente, si bien el diagnóstico lo confirma posteriormente una comunidad de especialistas en
Entomología.
“Si esta especie no estaba todavía presente en ese municipio, se envía directamente una alerta temprana al Ccaes. De esta forma, podemos realizar la vigilancia de forma colaborativa, rápida y económica”, destaca
Elisa Mora de Checa, responsable de comunicación de
Mosquito Alert. La app está desarrolada por diferentes centros públicos de investigación, entre ellos, el
Centro de Estudios Avanzados de Blanes, que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (
CSIC), el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (
Creaf) y la
Universitat Pompeu Fabra.
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