La
quinta ola Covid-19 ha vuelto a poner en jaque el
Sistema Nacional de Salud. Aunque la presión hospitalaria no es tan alta como en fases anteriores, los contagios no dejan de multiplicarse,
sobrecargando la Atención Primaria, ya de por sí saturada con las
campaña de vacunación, el seguimiento de casos y la realización de las pruebas diagnósticas. Los médicos temen que el repunte de positivos comprometa sus
ansiadas vacaciones, como ya ha ocurrido en Baleares. Las primeras para todos aquellos a los que la sanidad desbordada obligó a renunciar al descanso y seguir al pie del cañón.
La situación es y debe ser diferente ahora, según sostiene la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (Cesm). "Que se suspendan vacaciones de sanitarios se podría entener en una primera ola cuando aquello nos pilló de improviso pero
en una quinta no tiene mucha lógica", critica María José Campillo, responsable de Finanzas del sindicato.
Por ello plantean
alternativas como el establecimiento de
jornadas de tarde voluntarias en Atención Primaria y servicios de Emergencias, de forma similiar a las peonadas que se llevan a cabo para reducir
listas de espera en "muchas especialidades quirúrgicas". Se trataría por tanto de módulos de unas 4 horas, con una
retribución de entre 250 y 300 euros, muy parecida a la que perciben los facultativos en las prolongaciones de jornada habituales. "Hay alternativas pero todas ellas pasan en primer lugar por
escuchar a los profesionales", apunta.
Con carácter menos inmediato también proponen
dimensionar las plantillas para evitar posibles colapsos en periodo vacacional y ser capaces de
cubrir "las incidencias más comunes", apunta Campillo. "No puede ser que porque no se quiera ampliar plantilla el personal no tenga ni siquiera capacidad para poder irse de vacaciones", provocando que l
a carga de trabajo la tenga que asumir otro compañero.
Piden, igualmente, abordar el
déficit estructural que existe dentro de las plantillas médicas, y que perdura desde antes de la pandemia, con una revisión de los salarios, equiparándolos a la media europea. "Hay que empezar a recuperar lo que se perdió con la crisis de 2008", insiste Campillo, convencida de que así "seguro que
surgirán médicos" para cubrir posibles bajas.
Guardias pagadas al 150% de la hora ordinaria
Desde Cesm lamentan que a pesar de haber tenido un
año y medio de margen desde la llegada del virus, el Sistema Nacional de Salud,
no "se ha visto reforzado". Ni siquiera "ha habido un reconocimiento", afea Campillo, quien advierte que el SNS No puede mantenerse "otra vez con el esfuerzo infinito de los profesionales", los cuales están
"tremendamente agotados" y aún así "siempre van a estar ahí".
"Aquí todavía seguimos luchando por el reconocimiento de la enfermedad profesional para que reciban lo que es justicia". En este sentido, reclaman que más allá del trabajo extra en periodo vacacional, las
guardias ordinarias deberían pagarse al 150 por ciento del valor de la hora ordinaria, ya que actualmente la retribución está incluso por debajo de este indicador. "No es que no haya médicos, es que nadie quiere trabajar en estas condiciones", aclara Campillo.
El año pasado, en los últimos coletazos de la segunda ola Covid-19, se obligó a los profesionales a hacer prolongaciones de jornada
"sin notificar" y sin "ningún tipo de recompensa", salvo en aquellas comunidades que "de forma extraordinaria" contemplaron una paga Covid o el reconocimiento de las horas extras. "Nos han dado aplausos y parece que con eso nos tenemos que conformar de por vida".
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