Se le conoce como
‘síndrome del impostor’, y es un trastorno que provoca en quienes lo sufren una falsa sensación de fracaso en el ámbito laboral, académico o social. En las
facultades de Medicina es un mal más común de lo que pudiera parecer: casi nueve de cada diez de los nuevos estudiantes de la de la
Universidad Thomas Jefferson (Nueva Jersey) admitieron sentir sus efectos, según un estudio llevado a cabo por investigadores del centro. Ese ‘fantasma’ les persiguió durante todo el curso.
El trabajo fue publicado en Family Medicine y estuvo encabezado por la investigadora
Susan Rosenthal, quien puso de relieve la necesidad de abordar la problemática de este trastorno en los futuros médicos. Para ello, su equipo analizó a 257 estudiantes de primer año de la promoción de 2020.
El 87% de ellos notificó un “grado alto o muy alto” de ‘síndrome del impostor’.
La depresión, la ansiedad y el agotamiento son algunas de las consecuencias de este síndrome, que provoca en muchos estudiantes de Medicina una “angustia emocional” que
les impide “interiorizar sus logros”. Esta mentalidad de “fraudulencia autopercibida” afecta especialmente a aquellas personas con baja autoestima o
especialmente exigentes consigo mismas.
Síndrome incluso antes de la matriculación
Según el citado trabajo, los alumnos con altos grados de ‘síndrome del impostor’ sufrieron sus efectos con más intensidad conforme avanzaba el curso, aunque comenzaron a percibirlos incluso “antes de la matriculación” y en un grado “inesperadamente alto”.
¿A qué se debe este fenómeno? Los investigadores apuntan a la
“fuerte presión” que padecen los estudiantes, así como loa alta competencia que existe entre aspirantes a estudiar Medicina.
La propia Rosenthal apunta que el apoyo entre compañeros y el asesoramiento individual son recursos útiles para hacer frente al síndrome del impostor. El primer paso, asegura, es el de “normalizar” esa autopercepción distorsionada “a través de sesiones individualizadas con profesores” y
“discusiones en grupos pequeños con mentores y compañeros”.
El informe incide en el hecho de que los alumnos que formaron parte de la investigación estudiaban el
plan “tradicional” de la facultad de medicina. Al siguiente año, la universidad presentó un nuevo programa de estudios que “enfatiza el aprendizaje colaborativo”. Los investigadores probarán si este cambio puede mejorar la situación de los alumnos.
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