El presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (Sepeap),
Venancio Martínez Suárez, ha colgado una defensa de la
posición de la sociedad antes las críticas surgidas a raíz de que los sellos de diversas sociedades científicas aparezcan avalando algunos productos de la industria alimentaria.
En concreto, recuerda que la docencia y la formación en el ámbito de la salud están siendo mayoritariamente
promovidas y financiadas por las casas comerciales. Por eso, del mismo modo que la industria farmacéutica debe verse como un aliado estratégico, la colaboración con las empresas no farmacéuticas, incluidas las relacionadas con alimentos destinados a la infancia y el uso del sello o logotipo de la sociedad en el proceso de comercialización no debería generar tantas críticas.
Después de defender cuál es el procedimiento legal hasta que el aval llega a los alimentos comercializados, explica que la relación de una sociedad científica con las compañçias debe estar regida por los principios y valores de "rigor científico y racionalidad, espíritu de cooperación, sentido de servicio a los pacientes y responsabilidad ante la sociedad". Sobra decir, además, que en
ningún caso el producto puede ser nocivo para la salud, y que si existiera un vínculo comercial tiene que declararse explícitamente por si hubiera un conflicto de intereses.
Según las palabras de Martínez, si la ley se cumple, las dos partes -Sepeap e industria- están de acuerdo y el resultado final es beneficioso para las familias, no cabe más que entender que siempre habrá quien critique el modo de actuar, pero que no hay nada reprochable.
No podría hacerse de otro modo
Por último, pasa a criticar las "intromisiones de algunas personas no asociadas a nuestra organización" con notable poder metiático, quienes quizás actúen así por "estimarse por encima de lo que son los demás y de lo que uno vale". Pero añade, que de las casi 100.000 sociedades profesionales del ámbito sanitario a nivel mundial, el
100 por cien se financian mayoritaria o exclusivamente con las ayudas de la industria.
"El lector entenderá que la principal razón de ser de una sociedad profesional pediátrica es el hacer de intermediaria entre las necesidades de los niños y la preparación de los pediatras para satisfacerlas. [...] Lo hacen mediante acuerdos con la industria porque
no podría hacerse con las cuotas de los socios ni con las inexistentes subvenciones oficiales. Realmente, se quiera aceptar o no, las sociedades profesionales y las compañías no hacen más que ocupar conjuntamente el espacio que dejan libre nuestros sistemas de salud", sentencia su escrito.
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