Uno de los últimos gurús del
mindfulness en España,
el médico Javier García Campayo, de la Universidad de Zaragoza, realiza un estudio en la actualidad para el que ha decidido reclutar al mayor número posible de voluntarios que mediten de forma periódica, muchos de cuales obedecen al perfil de
psicólogos, psiquiatras o especialistas en salud mental y lectores habituales del blog
Mindfulness en Palabras, donde se ha publicado el anuncio.
En él se invita al participante a informarse de los requisitos que debe reunir para el estudio, que no discrimina a priori por ninguna razón salvo la de ser o no meditador regular, pues también se hará uso, como en toda investigación científica, de
un grupo control de personas que no tengan contacto alguno con esta práctica que los reclutadores del estudio definen como “la forma más extendida del mindfulness”.
De hecho, el trabajo que prepara
el equipo de García Campayo trata de concluir si existe o no relación entre el
mindfulness, la meditación como una de sus variantes “y la sabiduría y propósito de vida” que todo el mundo reconoce en quienes atesoran esas cualidades. Para ello parten de la hipótesis de que resulta posible
personalizar y adaptar la práctica de la atención plena “en función de las necesidades de cada usuario”.
Como se aprecia, no es poca cosa lo que la investigación trata de dilucidar, y, para tal fin, se ha preparado, como primer paso,
una encuesta a la que se accede por vía electrónica en el propio blog una vez se leen los derechos y obligaciones contraídos si se decide participar en el estudio.
El método de la investigación
“Los objetivos del estudio son analizar las diferentes variables psicológicas evaluadas para conocer los mediadores del constructo ‘sabiduría’ y validar su escala”, reza uno de los párrafos en los que se describe el método de la investigación, de la que se recuerda que está
avalada por el Comité Ético de Investigación Clínica de Aragón.
“También se desea evaluar el efecto que poseen los diferentes propósitos en la vida en las dificultades de regulación emocional, y las habilidades de
mindfulness, además de comparar algunas de estas variables (regulación emocional, propósito en la vida, interocepción, inhibición y activación conductual) con población sana, no meditadora, para analizar la existencia de diferencias significativas en estas escalas (…)”, añade.
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