Un estudio publicado en Annals of Allergy, Asthma and Immunology revela que los médicos generalistas tienen un peor conocimiento de las alergias a la penicilina que los farmacéuticos y tratan a los pacientes con antibióticos de segunda línea, más caros y con mayor riesgo de efectos adversos.
Estas conclusiones se basan en 276 encuestas a médicos no especialistas en alergias, residentes de Enfermería y farmacéuticos. Más del 80 por ciento de los médicos sabían lo adecuado de derivar a un alergólogo para realizar los tests apropiados de alergia a la penicilina, si bien o no derivaban o solo lo hacían con un paciente al año.
Por el contrario, los farmacéuticos mostraron mejor comprensión de la alergia. El 78 por ciento de ellos sabía que ésta se puede resolver con el paso del tiempo, mientras que solo el 55 por ciento del resto de los encuestados conocían este hecho.
La revista en que aparece el estudio es el órgano del Colegio Americano de la Alergia, el Asma y la Inmunología, que alerta de que nueve de cada diez estadounidenses que afirman tener alergia a la penicilina pueden ser tratados con antibióticos basados en la penicilina. “Y solo el 30 por ciento de los médicos que respondieron a la encuesta lo sabían”, destaca Allison Ramsey, coatura del estudio.
Además, el 20 por ciento de los pacientes con alergia a la penicilina documentada sigue siendo alérgico diez años después de la reacción inicial, informa, subrayando la necesidad de derivar al especialista para que realice los tests necesarios.
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