Retrasar la jubilación aumenta la pensión médica hasta los 2.931 euros/mes

Retrasar la jubilación más allá de la edad ordinaria para retirarse permite a los médicos ampliar su pensión hasta un máximo de 2.931,94 euros/mes (41.047,16 euros al año) gracias al cobro del complemento por demora. Se trata de un plus económico que bonifica a aquellos facultativos que deciden seguir prestando servicios más allá de los 65 años, y como máximo hasta los 70, según está fijado actualmente por ley.

De este modo, para un médico que ha cotizado por el tope máximo, le corresponderá una pensión inicial de 3.143 euros al mes en catorce pagas (44.022 euros al año) pero le afecta el tope máximo de las pensiones y su pensión será de 2.819,18 euros/mes (39.468,52 euros al año), pues bien si ha ampliado su periodo activo en más de un año, por cada año completo le correspondería este año un total de 112,76 euros al mes en catorce pagas (1.578,74 euros año). Esta es la principal conclusión del último estudio realizado por el Centro de Estudios Sindicato Médico de Granada y que lleva la firma de su coordinador, Vicente Matas.

El mismo informe también sostiene que, en el caso de elegir el importe completo en pago único, el médico recibiría unos 12.000 euros brutos por año completo. Sin embargo, por lo general, esto “no es aconsejable”, pues, cobrando el 4 por ciento mes a mes con una supervivencia como pensionista de diez años “el importe sería de 15.787,4 con el importe actual y con veinte años de supervivencia llegaría hasta los 31.754,8 euros con el importe actual”. Además, habría que ir aumentado el importe que cada año se revaloricen las pensiones.

Asimismo, los 12.000 euros por año completo en pago único, “incrementan la base imponible del año de la jubilación que, con parte en activo y el resto la pensión podría estar en el tramo del 37 por ciento o incluso del 45 por ciento si la parte en activo es importante”.

En cualquier caso, la Seguridad Social “permite compatibilizar la pensión de jubilación con un contrato a tiempo parcial, con la consecuente minoración de aquélla en proporción inversa a la reducción aplicable a la jornada de trabajo del pensionista, en relación con la de un trabajador a tiempo completo”. Sin embargo, y al menos por el momento, en la Sanidad Pública no son de aplicación estas figuras de jubilación parcial o flexible que en algunos casos permitirían prolongar la vida laboral con menores cargas de trabajo y aliviar las cargas de trabajo por falta de plantilla en algunas especialidades y periodos.

En este sentido, el informe recuerda que la profesión médica, por aspectos como “su complejidad, dedicación, responsabilidad, estrés, exigencias, penosidad, peligrosidad, horas adicionales a la jornada con las guardias”; “merecería, al igual que otras profesiones (mineros, bomberos, policía local…) tener un factor corrector y la posibilidad de una jubilación voluntaria entre los 60 y 70 años al igual que los funcionarios y sin tanto recorte”.

Hace unos días, el Centro de Estudios Sindicato Médico de Granada publicó un informe sobre la jubilación ordinaria, en el que quedó de manifiesto que los médicos y resto de profesionales que cotizan por el tope máximo, sufren una pérdida de más de 4.500 euros al año con relación a la pensión por la que han contribuido, al afectarle el tope máximo de pensión, que suponen más de 90.000 euros en una supervivencia media de 20 años tras cumplir los 65. En este sentido, la demora de la jubilación “puede ser una forma de paliar en parte está perdida y la pérdida de poder adquisitivo con relación al sueldo en activo, que supera el 35 por ciento en casi todos los casos y el 50 por ciento para los que continúan haciendo guardias”.