La situación actual que padece la
Atención Primaria en España, con una sobrecarga asistencial muchas veces denunciada por sus profesionales, está repercutiendo de manera directa en otros estamentos del
Sistema Nacional de Salud (SNS). Uno de ellos es la
red de salud mental, puesto que los Servicios de Psiquiatría ‘acogen’ a muchos pacientes que no deberían, según relatan en la especialidad. Y es que la
saturación de Primaria hace que el
médico de Familia no disponga del tiempo suficiente para tratar al paciente con trastornos “menos graves”, por lo que decide derivarlo a
Psiquiatría, tal y como relatan desde la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (
Sepsm). Es por ello que los
psiquiatras españoles consideran importante
protocolizar los trastornos más leves para que el médico del centro de salud no derive tanto a la red de salud mental.
“Desde el punto de vista de los psiquiatras, sí existe la percepción de que se puede mejorar la
capacidad de atención de la Atención Primaria. Pero, una vez dicho esto, también reconocemos que hay muchas patologías que desbordan la capacidad del
primer nivel asistencial”, declara a
Redacción Médica Manuel Martín, presidente de Sepsm. Para evitar estas derivaciones ‘innecesarias’, el máximo dirigente de la sociedad médica plantea la necesidad de
elaborar protocolos para aquellas enfermedades no tan graves: “Hay una serie de trastornos que están menos definidos, como las formas menos graves de la ansiedad o la depresión. Y esas pueden ser manejadas desde la
Atención Primaria”.
Aunque si bien es cierto que Psiquiatría defiende que la última palabra para decidir si un paciente debe ser derivado a la red de salud mental es del
médico de Familia, señala que la ‘protocolización’ de los trastornos más leves ayudaría en su toma de decisiones. “Todo lo que esté desarrollado contribuye a ayudar, pero finalmente va a ser la decisión del profesional. Es el que tiene delante al paciente y el que tiene que valorar en qué criterio sitúa a la persona que está viendo”, argumenta Martín. No obstante, desde la sociedad médica rechazan que las derivaciones sean ajenas a las
cuestiones médicas, haciendo alusión al despido de una médica de Familia en la Comunidad Valenciana hace unos días por
intentar derivar a un paciente a Psiquiatría argumentando que su condición de homosexual resultaba "un peligro para los niños".
Protocolos adaptables a cada realidad
Desde la especialidad enfatizan que son “fundamentales” las
derivaciones que se dan desde Primaria a Psiquiatría, puesto que forma parte del “proceso habitual del tratamiento” y de “una correcta
atención en salud mental”. En ese sentido, el representante de la
sociedad médica explica que “evidentemente” hay un consenso médico por el que los
trastornos graves “deben ser objeto de derivación”. Se trata, según prosigue Martín, de los “trastornos mentales graves y de aquellas
situaciones de emergencia como pueden ser el riesgo de suicidio o un
episodio psicótico agudo”.
Por otro lado, señala que las derivaciones de menor gravedad deben atenerse a la situación particular de cada territorio, pues la capacidad de los psiquiatras no es homogénea en todo el
Estado. “Las redes, tanto de Atención Primaria como de salud mental, no son uniformes en todo el país, por lo que habrá que hacer ajustes muy a específicos en cada situación, porque teniendo en cuenta esa heterogeneidad que existe no podría decirse, de manera general, ‘esto debe derivarse y esto no’”, justifica Martín. “Los protocolos y las guías son una ayuda, pero hay que adaptarlas a realidades muy concretas, porque la red de salud mental no está igualmente desarrollada a lo largo del país, que es algo a tener en cuenta”, añade.
Guías “orientativas” elaboradas por técnicos
Desde Sepsm recalcan que los protocolos deberían tenerse “de forma orientativa”, puesto que más allá de los trastornos graves, servirían de gran ayuda por la
“variabilidad” en las derivaciones de Primaria. “Pueden existir unas orientaciones más generales, que sean adaptables a cada caso particular”, indica Martín.
En cuanto a su elaboración, el presidente de Sepsm afirma que se podría ‘copiar’ el procedimiento utilizado por el
Ministerio de Sanidad. “Cuando el ministerio elabora
guías clínicas como, por ejemplo, para el
tratamiento de la depresión, suele encomendárselo a un
grupo de expertos. Este tipo de grupos suele pedir la participación de los
técnicos de las sociedades científico-médicas y de las comunidades autónomas para elaborar los protocolos”, concluye.
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