El pasado 2 de julio murió en Noruega
Ryke Geerd Hamer, fundador de la ‘
nueva medicina germánica’, una pseudociencia que explicaba la enfermedad, y principalmente el
cáncer, como resultado de un acontecimiento vital traumático. Tenía 82 años.
La noticia ha sido dada a conocer por el periódico austríaco
Der Standard, citando a Erika Pilhar, una de las promotoras de la ‘nueva medicina germánica’, que habría anunciado en Facebook su fallecimiento por accidente cerebrovascular.
Erika Pilhar es madre de Olivia Pilhar, niña tristemente protagonista de esta
pseudociencia en 1995, cuando sus padres huyeron de Austria a España (concretamente, a Málaga) para evitar que se tratara con
quimioterapia un
tumor en el riñón que Olivia había desarrollado y que llegó a pesar varios kilos. Una negociación entre los dos países permitió que la niña regresara y fuera operada.
Hamer desarrolló la ‘nueva medicina germánica’ entre finales de los 70 y principios de los 80. Su hijo había muerto en 1978 de forma trágica (el príncipe Víctor Manuel de Saboya lo disparó, aparentemente sin ningún motivo, durante una fiesta en un yate), y poco tiempo después
Hamer desarrolló un cáncer testicular, mientras que su esposa tuvo varios tumores por los que murió en 1995. El tumor de Hamer fue extirpado quirúrgicamente.
A raíz del episodio, este gurú de las pseudociencias, que ejercía la Medicina Interna desde 1963, fue desarrollando la idea de que
el cáncer es producto de un desorden vital, un acontecimiento traumático, y su vinculación con las emociones. En 1986 fue inhabilitado como médico, pero no le impidió fundar en 1990 su primer ‘Centro para la nueva medicina’ en Burgau, que fue cerrado cinco años después.
Hamer ha estado varias veces en la cárcel (en Alemania y Francia)
acusado de fraude y de practicar la Medicina sin permiso. También estuvo ‘exiliado’ en España, donde se le acusó de haber provocado decenas de muertes prevenibles. Más tarde se movió a Noruega, donde fundó una ‘Universidad’ con la editaba sus publicaciones. La ‘nueva medicina germánica’ tiene clínicas en Alemania, Bélgica, Italia, Austria y Países Bajos.
La pseudomedicina de Hamer tiene también un
componente antisemita: acusaba a los oncólogos de ser judíos y estar envenenando con quimioterapia a los pacientes de cáncer. “En Alemania ningún judío recibe quimioterapia”, llegó a afirmar.
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