Los médicos lo tienen claro: su responsabilidad es
denunciar las pseudociencias siempre que supongan un perjuicio para el paciente. Ante
la propuesta de Ciudadanos de que los médicos estén obligados a denunciarlas,
Jaume Padrós, presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, tiene serias dudas: "No se nos puede pedir que hagamos de inspectores de nuestros propios compañeros".
Padrós
se remite al código deontológico para afirmar que "si el médico sabe que se está cometiendo un delito tiene la obligación de comunicarlo a la justicia según el código deontológico". Reconoce que no contempla que se les pueda sancionar si no lo hacen "porque
es difícil saber siempre si el médico sabía que se estaba dando esa situación".
El portavoz de Sanidad de Ciudadanos en el Congreso, Francisco Igea, ha explicado a
Redacción Médica que no se plantea que un médico no denuncie en el momento en que conozca un caso: "
No me imagino a un profesional que se niegue a reportar cuando ve un delito". Especifica que lo que la PNL trata de poner sobre la mesa es que los sanitarios tengan a su disposición los formularios y los medios para denunciar fácilmente.
Pseudomédicos
Padrós considera que "la medicina alternativa y la buena praxis son incompatibles"
"La medicina alternativa y la buena praxis son incompatibles"
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y por tanto considera que la denuncia del médico se debe hacer cuando "sea mala praxis y también
cuando se pueda estar cometiendo una estafa". La clave para Padrós está en la palabra "alternativa" ya que marca una diferencia con "complementaria". A su juicio, el médico sí puede ofertar algún tratamiento complementario "siempre que no sea el tratamiento fundamental, se informe correctamente al paciente y
no se generen expectativas que no están avaladas por la evidencia científica".
El problema surge cuando las terapias pseudocientíficas sustituyen a un tratamiento cuya eficacia sí está demostrada. "La mayoría de quienes lo recomiendan no son médicos, pero se presentan ante el paciente como pseudomédicos", explica. En estos supuestos el punto 8 del artículo 26 del código deontológico lo deja claro: "El médico tiene el deber de denunciar al Colegio a quien, no siéndolo, ejerza actividades médicas y
al médico que no posea la cualificación adecuada a su práctica habitual. Nunca deberá colaborar ni contratar a profesionales que no posean la debida cualificación".
Para el presidente del Colegio de Médicos de Valladolid y médico de Atención Primaria,
José Antonio Otero,
"los mecanismos actuales para denunciar son suficientes" y considera que hay que tener cuidado a la hora de legislar sobre ello porque "entre recomendar agua de Lourdes y la medicina con evidencia científica hay mucho trecho y es difícil establecer la línea". En su opinión, si se legisla de manera dudosa "podríamos tener que denunciar a médicos que recomiendan fármacos de dudosa eficacia o a quienes dicen que es bueno dar un paseo a las 6 de la mañana porque creen que es lo oportuno".
Como el resto de sus colegas,
Francisco Miralles, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, considera que el código deontológico ya indica que se debe denunciar y entiende que "la Administración quiera que los médicos se autorregulen". En cualquier caso, ve que también
debe ser competencia de los colegios y de la Administración denunciar todo tipo de prácticas que no estén avaladas por la evidencia científica. A pesar de la insistencia de
Redacción Médica, la Organización Médica Colegial no ha ofrecido su postura al respecto.
Confianza ciega
Si detecta que un paciente puede estar siendo víctima de mala praxis por un tratamiento pseudocientífico, el presidente del Colegio de Médicos de Valladolid señala que puede abordarse de tres maneras:
hablar con el paciente, denunciar a la
justicia si se están produciendo lesiones o está abandonando otros tratamientos o ponerlo en
conocimiento del colegio de médicos provincial si el autor de la mala praxis es un médico.
Al abordarlo con los pacientes puede surgir el conflicto porque "cuando una persona cree en un remedio no científico,
confía ciegamente en lo que le ha dicho quien se lo ha recomendado". El médico debe ser muy cuidadoso para
"no herir o llamar ignorante a ese paciente por confiar en un curandero".
Para ilustrarlo, Otero recuerda el caso de un paciente con
hipertiroidismo al que un curandero aconsejaba no tratarse: "Costó muchísimo trabajo, pero al final conseguimos encarrilarle y que se tratara".
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