La
71ª Asamblea General de la Asociación Médica Mundial, celebrada en Córdoba (España) ha aprobado
la Declaración de Córdoba, un documento en el que instan a todos los agentes implicados en
la relación médico-paciente, (gobiernos y autoridades de salud, asociaciones médicas, médicos y pacientes) a defender, proteger y fortalecer esta relación médico-paciente, en base a una atención de alta calidad, como un patrimonio científico, sanitario, cultural y social.
Esta declaración, iniciativa de España, Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom), y de Portugal, la Ordem dos Medicos (ODM) y que recibe el nombre de la ciudad anfitriona, manifiesta
la importancia esencial de la relación médico y paciente en la historia y en el contexto presente y futuro de la Medicina, reiterando su Declaración de Ginebra, el Código Internacional de Ética Médica y la Declaración de Lisboa sobre los Derechos del Paciente.
El texto reafirma la autonomía profesional y la independencia clínica en la atención médica
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Para el presidente del Cgcom,
Serafín Romero, esta declaración “supone un enorme apoyo a este proyecto que inició la profesión médica española para que la relación médico-paciente sea considerada
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco porque” –añade- “
se está produciendo una quiebra en la relación médico-paciente, que tiene mucho que ver con la empatía y con el lenguaje no verbal, hay que
evitar la pérdida de la humanización y tratar de que esta relación perdure, a pesar de los avances tecnológicos, que vienen a ayudar, no a sustituir”.
El texto aprobado por los miembros constituyentes de la AMM hace una serie de recomendaciones en la Declaración de Córdoba, en la que reafirman que la autonomía profesional y la independencia clínica son componentes esenciales de la atención médica de alta calidad y profesionalismo médico, que
protegen el derecho de los pacientes a recibir la atención médica que necesitan.
Asimismo, piden a los miembros constituyentes y a los médicos que defiendan este modelo de relación como núcleo fundamental de todo acto médico centrado en la persona,
que defiendan la profesión médica y sus valores éticos, incluida la compasión, competencia, respeto mutuo y autonomía profesional y apoyar la atención centrada en el paciente.
Reafirman su oposición a la interferencia gubernamental, de otros agentes y administraciones institucionales en la práctica de la Medicina y en la relación médico-paciente; así como
su dedicación a proporcionar un servicio médico competente con total independencia profesional y moral, con compasión y respeto por la dignidad humana.
Finalmente, se comprometen a abordar los factores emergentes que podrían representar una amenaza para la relación médico-paciente y tomar medidas para mitigar esos factores.
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