El
machismo es un mal que sobrevuela todos los aspectos que afectan a la vida humana. Una larga sombra que alcanza a la atención sanitaria y por ende a las relaciones que se establecen entre facultativo y paciente. Un estudio de investigadores de la Lebanese American University ha señalado que todavía en la actualidad
las médicas siguen relegadas a determinadas especialidades, pese a que en términos generales ha mejorado el equilibrio en la proporción hombre-mujer en los distintos servicios de salud.
Una conclusión a la que llegan los científicos tras indagar en la estructura sanitaria de su país de origen, Líbano. Un lugar en el que las disparidades de género se marcan con fuerza, al representar los hombres el 78,2 por ciento de los 15.429 médicos registrados, mientras que las mujeres tan solo son el 21,8 por ciento.
Una brecha todavía mayor en especialidades como Cirugía, donde apenas tienen presencia.
Estas diferencias observadas en el citado enclave de
Oriente Medio tienen su origen -entre otras casusas- en la confianza de los pacientes hacia la asistencia de una facultativa en consulta o quirófano. Una conclusión que se desprende de las respuestas recogidas por los investigadores tras la realización de
una encuesta a 330 ciudadanos libaneses de entre 18 y 70 años a través de redes sociales.
El cuestionario incluía
48 preguntas cerradas o deudoras de la escala Likert de cinco puntos -1 totalmente en desacuerdo y 5 completamente de acuerdo con la afirmación-. Las primeras 12 se centraban en las características sociodemográficas de los participantes y el resto evaluaban las actitudes de los encuestados hacia el rol de las mujeres médicas en la atención al paciente, por lo que se trataba la preferencia respecto al género del médico o cirujano,
la predilección por un hombre o mujer basada en la especialidad, las percepciones sociales y profesionales de las facultativas y las capacidades y cualidades de las graduadas en Medicina.
Hombres para Cirugía, mujeres para Psiquiatría
Los resultados del estudio han indicado que la mayoría de encuestados - aproximadamente el 78 por ciento-
no tiene preferencia de género respecto a su médico de Familia. No obstante, el 18 por ciento de mujeres han puntualizado que optan por una médica, mientras que el 10,5 por ciento de los hombres eligen antes a un profesional de su mismo sexo.
Eso sí, las cifras varían según la especialidad que requieran los pacientes. Así, los participantes en el estudio
se inclinaron a ser tratados por cirujanos antes que por su equivalente femenino. Un escenario propiciado por la mayor proporción de hombres en la asistencia quirúrgica y por la creencia de que estos cuentan con mayor experiencia que sus compañeras. Esto sucede también el campo de la Urología.
"Una fuerza laboral médica diversa e inclusiva ayuda a mejorar la atención al paciente", han concluido los investigadores
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Por otro lado,
las mujeres son la primera opción de buena parte de los ciudadanos en las disciplinas de Dermatología, Psiquiatría, Ginecología-Obstetricia y Pediatría. Una situación que los autores del artículo científico han atribuido a la percepción de que las médicas cuentan con una mayor capacidad de comprensión y compasión que sus homólogos masculinos.
Precisamente,
el convencimiento de que las médicas son más tolerantes que sus colegas de profesión hace que los encuestados -sobre todo mujeres- crean que están mejor preparadas para tratar enfermedades críticas. En el lado opuesto, determinadas personas -principalmente hombres- han remarcado que las mujeres no cuentan con la fuerza física suficiente para determinados procedimientos sanitarios, como es el caso de las intervenciones en quirófano.
Discriminación laboral
El estudio también ha señalado que
la 'masculinización' de los servicios deriva en la exclusión de las mujeres de estos. Este sería el caso de Cirugía, en el que las residentes tienen mayores posibilidades de abandonar su periodo formativo debido al maltrato, la falta de apoyo y la tutoría insuficiente, lo que lleva a su subrepresentación. Asimismo, las que prosperan suelen sentirse presionadas por superar a sus homólogos masculinos para obtener el mismo reconocimiento que estos.
Un escenario que se da en el
Líbano, pero
también en otros países. Por ejemplo, el 66 por ciento de las cirujanas cardiacas no tiene hijos para poder mantenerse en la profesión y alcanzar las mismas cuotas que sus compañeros. Esto no se da en los hombres, de los que tan solo el 19 por ciento optaba por no ser padre. "
"La discriminación de género en Medicina es un problema generalizado que transciende fronteras", han señalado los autores del estudio
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La desigualdad es patente también en el ámbito salarial. En el caso del Líbano,
los hombres que se dedican a la Medicina ganan un 19 por ciento más que las mujeres, lastradas por la necesidad de compaginar su vida profesional con las responsabilidades familiares, lo que supone una barrera para su promoción y reconocimiento y por ende su sueldo. Algo que contrasta con la opinión de la población encuestada, al apoyar el 97,6 por ciento la igualdad de remuneración.
Para
acabar con las disparidades y los sesgos que afectan a las facultativas, los investigadores de la institución académica libanesa han apuntado a que "hay que fomentar un sistema de atención médica más inclusiva y equitativa". Para ello, las autoridades
deben de impulsar programas de tutoría y patrocinio para residentes femeninas, brindar oportunidades de capacitación en liderazgo y garantizar procesos de promoción justos y transparentes. Asimismo, se tiene que acabar con la brecha salarial y reevaluar las políticas de maternidad, con la misión de que la sanitaria pueda conciliar su vida familiar y laboral.
Avanzar hacia un mayor equilibrio hombre-mujer en el campo de la salud es
fundamental para mejorar los procesos asistenciales. "Una fuerza laboral médica diversa e inclusiva contribuye a mejorar la atención al paciente, la innovación y el avance general de toda la disciplina", han sentenciado los autores del informe.
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