La mayoría de recién nacidos, hasta un 96 por ciento, se contagiarán en algún momento de rotavirus en sus dos primeros años de vida, provocándoles diarrea, deshidratación y hasta convulsiones benignas que, en algunos casos, puede llevarles a ser ingresados en un centro hospitalario durante días.
Sin embargo, evitarlo está en la mano de los padres, pues en la actualidad se puede prevenir: "existen vacunas muy efectivas y seguras que protegen contra este virus tan frecuente" señala Francisco Álvarez, pediatra y Secretario del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Y es que según los datos que manejan, cada año hay 240.000 infecciones causadas por este virus que, a su vez, provocan más de 7.500 hospitalizaciones.
“La gastroenteritis por rotavirus está demostrado que es más grave que otras y, por tanto, hay ingresos en los hospitales. Produce mayor deshidratación, más ingresos y más tiempo de ingreso”, señala Álvarez.
Unos gastos que, según el pediatra, ascienden a más de 28 millones de euros.
En la actualidad, la prevención del rotavirus no se encuentra incluida en el calendario vacunal infantil y son los padres quienes deben decidir si protegen a sus hijos contra esta enfermedad, siguiendo las recomendaciones de su pediatra.
“Nosotros lo que hacemos es que cuando vienen al primer examen de salud, al mes, es darle una hoja informativa sobre el rotavirus y otras vacunas no financiadas como el meningococo B, y luego los padres deciden. La experiencia en mi consulta me dice que la mayoría se vacunan”, explica Álvarez.
Los pediatras recomiendan que se administre la vacuna en las primeras semanas de vida. “La primera dosis no se puede poner por encima de la 12ª semana de vida, lo que se recomienda es hacerlo entre la sexta y la octava. Lo que se ha comprobado es que si vacunas por encima de la 12ª semana tienes un mayor riesgo de invaginación intestinal, que no es mucho mayor pero ya es más riesgo.” De hecho, esta complicación, precisa el pediatra, solo se da entre 1 a 5 niños por cada cien mil vacunados.
El rotavirus no tiene, una vez que el niño se ha infectado, un tratamiento específico. “Se trata con medidas de apoyo, que esté bien hidratado, se pueden utilizar alimentos astringentes... Son medidas dietéticas, de mantenimiento”, indica el pediatra Francisco Álvarez.
Las complicaciones que provoca una infección de este tipo van más allá de las meramente físicas, pues afecta también a la calidad de vida y a las rutinas de los padres, causándoles preocupación, angustia y trastorno de las actividades cotidianas. El promedio de los días de trabajo perdidos por los padres varía entre los 2,3 y los 7,5 según los estudios que se manejan, y cada episodio de la infección les supone unos gastos indirectos de 192,7 euros.
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