La radiación de los tumores no solo los debilita; también inmuniza a quien los padece ante futuros brotes de la enfermedad, tal como sucede con las vacunas y la patología infecciosa, según ha revelado la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) a partir de un estudio probado en ratones con equivalencias potenciales en humanos.
La explicación que ofrece esta sociedad científica del estudio repara tanto en los efectos positivos de la inmunoterapia como de la radioterapia. En el caso de la primera, el resultado de la reciente investigación demuestra que el desarrollo y fortalecimiento del sistema inmune extiende la respuesta inducida del organismo, además de hacer efecto más allá del campo de radiación de los tumores.
En lo que respecta al segundo tratamiento, la comunidad científica manifiesta que la radioterapia “no sólo mata las células cancerosas, sino que también ayuda a activar el sistema inmune contra su proliferación futura”.
El presidente de la SEOR, Pedro Lara, ha señalado, a este respecto, que el estudio corrobora la gran eficacia y excelente perfil de toxicidad de la “autovacunación” con radioterapia del paciente con cáncer.
En efecto, la radioterapia libera al torrente sanguíneo “proteínas del cáncer” que son altamente inmunogénicas, como se hace con la vacunación frente a las enfermedades infecciosas. Esta autovacunación permite que un sistema inmune potenciado por los tratamientos de immunoterapia reconozca y destruya las células tumorales en distintas zonas del organismo.
Una citoquina más el anticuerpo
Según han aclarado fuentes de la SEOR, L19-IL2 es una combinación de un anticuerpo que se dirige a los vasos sanguíneos del tumor y una citoquina, una pequeña proteína importante en la señal celular en el sistema inmune.
Esas mismas fuentes, en alusión al trabajo de laboratorio realizado con ratones que padecían cáncer de colon, han insistido en que “los investigadores descubrieron no sólo que los ratones estaban libres del tumor tras el tratamiento, sino también cuando se les vuelve a inyectar células de cáncer 150 días después de la curación”.
La sociedad científica explica el proceso apuntando a la importancia que reviste la administración de Radioterapia, que no sólo daña el tumor, sino que crea una “especie de vacuna” específica del cáncer en cuestión. Matiza que este tratamiento alimenta el sistema inmune y se asegura de que se da cuenta de que algo está mal.
Otro de los avances que ha deparado esta última investigación es que “alarga el tiempo sin progresión de la enfermedad”. Al hilo de las conclusiones del trabajo con ratones manifiesta que, teniendo en cuenta que la vida de estos roedores es de unos dos años, 150 es un tiempo relativamente largo. Aún quedan por conocer los resultados de estudios clínicos efectuados con pacientes humanos.
La comunidad científica señala a este respecto que este tratamiento (L19-IL2) es seguro en pacientes, con efectos secundarios leves limitados a reacciones en el lugar de la inyección. El nuevo ensayo analizará el tratamiento de combinación en pacientes con tumores sólidos oligometastásicos.
El objetivo no es otro que “aumentar el tiempo durante el cual la enfermedad no progresa mediante el uso de esta combinación para producir una respuesta inmune que ataque tanto al tumor primario como sus metástasis”.
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