Sacar la nota necesaria en la
EBAU para entrar a Medicina, terminar la carrera y, luego, prepararse el examen
MIR. Este es el camino más habitual que recorre la mayoría de médicos, pero no es el único. Cuando
Laia González terminó el grado universitario, sentía la necesidad de
priorizar su bienestar emocional y reflexionar sobre su futuro, y la preparación de la prueba no se encontraba entre sus pensamientos. “No me sentía motivada para afrontar tal intensidad en ese momento”, ha afirmado. Así, buscando aclarar sus ideas, encontró lo que más se adaptaba a su estilo de vida:
un empleo como autónoma en
análisis y
valoración médica para compañías de seguros. Quizás solo con el nombre no parezca del todo atractivo, pero, para esta profesional, es más que suficiente, ya que le permite hacer lo que más le gusta:
viajar mientras teletrabaja.
González tenía claro desde niña que quería ser médica. Se quedaba ‘embobada’ viendo series como
‘Anatomía de Grey’, donde se emocionaba “muchísimo” cuando el equipo conseguía
encontrar la cura para el paciente del capítulo. “Eso despertó en mi una admiración por la Medicina y me hizo darme cuenta de lo increíble que sería poder dedicarme a algo así. Además, siempre he sentido una
motivación muy fuerte por ayudar a los demás, y pensé que esta profesión era la mejor forma de combinar esa vocación con una profesión llena de propósitos y aprendizajes”, ha explicado a
Redacción Médica.
La decisión de
no hacer el MIR la tuvo justo tras terminar la carrera. En ese momento no tenía claro cuál era su futuro y no sentía motivación por afrontar la preparación, con todo lo que ello conlleva. Además, lo que realmente le ilusionaba era la idea de
viajar, disfrutar de una etapa “más libre” y tener la oportunidad de explorar el mundo mientras se reconectaba consigo misma. “Consideré fundamental tomarme ese tiempo para priorizar mis intereses personales, buscar un equilibrio y tomar decisiones con claridad sobre mi futuro profesional”, ha subrayado.
Dejar el MIR para viajar y descubrir mundo
De hecho, hasta sexto de Medicina, González solo pensaba en el
MIR. Pero un amigo suyo le habló de la posibilidad de trabajar en
análisis y valoración médica para compañías de seguros, y su idea cambió. Buscó información, las condiciones le interesaban y acabó encontrando una oportunidad laboral en este sector en cuanto terminó la carrera. “Es una rama que está ahí pero que es muy desconocida, y que
nadie te la explica en la universidad”, ha lamentado.
A pesar de ahora estar en un camino totalmente opuesto al de la
preparación MIR, González
no descarta presentarse en el futuro. “Es una opción que siempre estará ahí, pero ahora
estoy explorando otras formas de aplicar mis conocimientos médicos y desarrollarme profesionalmente (…) Si en un tiempo considero que una especialidad se alinea mejor con mis intereses y objetivos,
podría decidir presentarme a la prueba”, ha explicado.
González se dedica a revisar documentación médica, analizar riesgos, elaborar informes y emitir dictámenes que ayuden a las aseguradoras a gestionar siniestros o evaluar la viabilidad de las pólizas. Como punto positivo,
además del sueldo, que
se cobra “muy bien”, al ser autónoma tiene la
flexibilidad de organizar el tiempo según las necesidades de cada proyecto o cliente, y eso le permite distribuir su carga de trabajo y, por tanto,
tener tiempo libre para ella. “Sin embargo, suelo mantener una estructura para asegurar que cumplo con todos los compromisos de manera eficiente”, ha afirmado.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.