La
Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS) ya trabaja en la fórmula para evitar que países como
España o
Portugal sufran un fuerte impacto en sus plantillas públicas de sanitarios como consecuencia del relevo generacional que se espera en los próximos años. Entre sus propuestas, figura
elevar la edad de jubilación voluntaria para los facultativos en aquellas áreas que no se requieran tantas destrezas técnicas, así como aumentar el número de
plazas disponibles para la entrada de jóvenes con el objetivo de frenar el déficit de profesionales.
“Si no hablamos de especialidades muy técnicas, muy quirúrgicas, por qué no
aumentar la edad de jubilación de una forma voluntaria.
¿Si el profesional se quiere mantener por qué no dejarlo?”, se ha preguntado el secretario general de la organización,
João Grenho, en una conversación con
Redacción Médica.
El especialista que ejerce en el
Hospital da Luz de Oreiras (Lisboa) ha incidido en que facilitar que los médicos puedan retirarse más tarde permitiría además mejorar el proceso de
formación de los nuevos facultativos ya que podrían aprovechar su jornada también para “transmitir sus conocimientos” a las nuevas generaciones durante su etapa de residencia.
Paralelamente, esta estrategia tendría que venir acompañada de un
paquete de medidas económicas para elevar el número de especialistas que ejercen en los sistemas sanitarios de países como España, así como mejorar sus condiciones laborales para paliar la fuga de talento a otros países europeos. “Con algunas excepciones, la mayor parte de los profesionales
se van a querer quedar en el país. Es la naturaleza humana”, ha apostillado.
La vía portuguesa para el déficit en Familia
El déficit de profesionales en el Sistema Nacional de Salud (SNS) se ha acrecentado especialmente en el área de la
Medicina Familiar y Comunitaria, un síntoma compartido con otros países mediterráneos de su entorno. Una de las apuestas para tratar de cortar de raíz esta situación es la que ha colocado sobre la mesa el Gobierno de Portugal que ha apostado por llevar a los centros de salud a
médicos que no han hecho la residencia, pero que deben pasar consulta bajo la
tutorización de los especialistas.
Sin embargo, esta fórmula no encaja para la UEMS que teme que pueda derivar en problemas para la
“seguridad del paciente” y que no actúe sobre el fondo del asunto. “Mover las competencias de los médicos hacia otros profesionales
no va a resolver el problema”, ha apostillado Grenho.
“Lo primero tienes que tener vacantes suficientes para tus necesidades. Y después
tienes que tener condiciones que hagan que sea deseable para los profesionales de salud que se queden en sus servicios en lugar de ir a la privada”, ha agregado el secretario general de la UEMS.
Una de las claves para entender este contexto es que la especialidad de
Familia no está reconocida en todos los países miembros de la Unión Europea, lo que condiciona la fuga de talentos. Aunque en España y Portugal sí que forma parte de la Formación Sanitaria Especializada (FSE), otros territorio como
Suiza o Reino Unido no están por la labor de dar este paso adelante. Solo si se aprueba en al menos 11 estados podrá ser reconocida a nivel comunitario.
“Es una competencia única del estado”, ha lamentado el secretario general de la UEMS.
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