La
edad de los médicos y su mayor o menor adaptación a los nuevos métodos de tratamiento influye en la
mortalidad de sus pacientes. Es la principal conclusión de un estudio de diversas universidades estadounidenses publicado en
The British Medical Journal (BMJ). Entre otras cuestiones, los investigadores descubrieron que la tasa de mortalidad de las personas de más de 65 años alcanzó el
12,1 por ciento cuando fueron tratados en un hospital por especialistas de más de 60, frente
10,8 por ciento de quienes recibieron atención de médicos de menos de 40 años.
El estudio incluye el análisis de
736.537 pacientes de 65 años en adelante, beneficiarios del servicio Medicare, que ingresaron en algún hospital estadounidense entre 2011 y 2014, y que fueron atendidos por
18.854 especialistas de 41 años de edad media. Los médicos les fueron asignados a los enfermos en función de los turnos programados, aunque también se incluyó en la investigación a pacientes tratados por internistas generales de cara a obtener resultados generalizados.
Finalizado el periodo de análisis, se comprobó que
los pacientes atendidos por médicos de más edad presentaron mayor índice de mortalidad que los tratados por especialistas más jóvenes, exceptuando a los que tenían a su cargo un gran volumen de enfermos. De hecho, el dato creció de manera gradual y directa en relación a la edad del facultativo.
Como se ha apuntado, la tasa de mortalidad a los 30 días de ingreso de los pacientes atendidos por médicos de menos de 40 años fue del
10,8 por ciento; una cifra que se elevó hasta el
11,1 por ciento entre los enfermos asistidos por especialistas de entre 40 y 49 años, y al
11,3 por ciento cuando los médicos tenían entre 50 y 59 años. Así hasta alcanzar el índice de mortalidad del
12,1 por ciento ya mencionado entre los pacientes atendidos por especialistas de 60 años o más.
Menos capacidad de adaptación a la medicina hospitalaria
Los autores del estudio señalan
dos causas fundamentales que condicionan tanto los patrones como las medidas de calidad en la atención al paciente según la edad del médico que los asiste. En primer lugar, se refieren a los
“efectos de la edad”, que merma el rendimiento clínico, y, en segundo, las diferencias en los paradigmas formativos de los especialistas más jóvenes y los más veteranos, quienes, por regla general, son más
reticentes a usar tratamientos innovadores y adaptados a la especialidad de medicina hospitalaria. “Es posible que los médicos más avanzados tengan menos probabilidades de adherirse a las pautas basadas en la evidencia, usen tratamientos recientemente probados con menos frecuencia y dependan más de la evidencia clínica que no está actualizada”, destacan, en concreto, los investigadores.
Los investigadores consideran que, de los dos factores apuntados, el más determinante es este último. En tal sentido subrayan la posibilidad de que los médicos de mayor edad tengan
menos capacidad de adaptación a la rápida evolución que en la actualidad experimenta la medicina hospitalaria, que pone mayor énfasis en aspectos como la práctica con equipos multiprofesionales, entre otras mejoras en la cultura de la seguridad hospitalaria.
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