A medida que las horas pasan y la noche avanza, queda menos tiempo de
guardia para aquellos médicos que estén de servicio, pero el cansancio también se abre camino y complica el trabajo de forma progresiva. Hay veces en las que, por suerte, estos sanitarios pueden dormir en los espacios que los
hospitales y centros de salud tienen habilitados para ello; o al menos, lo intentan. ¿Hasta qué punto es posible conciliar el sueño sabiendo que en cualquier momento puede llegar un paciente que necesite ayuda?
Raúl Calvo confiesa que solo logra dormirse cuando el agotamiento 'le puede' del todo. Este
médico de Familia hace
guardias de 24 horas en un
Punto de Atención Continuada (PAC) rural, que da servicio a un total de cinco municipios que concentran a 10.000 personas aproximadamente. Tan solo cuenta con la
compañía de una enfermera, por lo que cualquier aviso le atañe directamente. "Esto en realidad te tiene alerta toda la noche, no hay nadie que vaya a despertarte para avisarte de que hay una llamada o alguien en la puerta", explica.
De media, su consultorio recibe entre 3 y 7 visitas cada noche, a las que en algunos casos se pueden sumar
salidas a las localidades vecinas que entran en su rango de actuación. Para él, una guardia sin ningún aviso es algo "completamente excepcional", por lo que
es complicado conciliar el sueño al mantenerse alerta. "Cualquier ruido de la calle como puede ser un coche o personas caminando te despierta y luego es difícil volver a dormir. Como máximo, un par de horas", sostiene.
"Cualquier ruido de la calle como un coche o personas caminando te despierta y es difícil volver a dormir"
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Cuando 'suena la flauta' y este médico alcanza la fase REM, volver a la realidad no siempre es fácil. A veces, el agotamiento causa estragos y al escuchar el timbre o el teléfono cuesta retomar el trabajo. "Me ha pasado alguna vez qu
e al oír el aviso no sabía dónde estaba y tardaba unos segundos en reaccionar", admite.
La situación no es muy diferente en la
atención hospitalaria, en las que la neuróloga
Cristina Guijarro también opina que es complicado descansar, aunque al tener una
plantilla sanitaria más amplia los turnos pueden ayudar a conseguirlo. "Cuando somos suficientes en
Urgencias puedes dormir tres o cuatro horas, pero si el hospital es pequeño partir la noche no es factible", asegura.
Guardias hospitalarias con residentes
En sus guardias de la especialidad de
Neurología, sin embargo, "lo habitual es no dormir" a excepción de aquellos Servicios grandes que cuentan con varios residentes con los que 'turnarse' "si la guardia es buena". En estos casos hay que tener siempre presente que
el MIR despierta al adjunto "si necesitan consultar algo o hay varios
códigos ictus". Algo que también influye para Guijarro es la edad, puesto que para ella "la realidad es que con los años no se duerme igual que cuando eres más joven". Además, retomar el sueño se vuelve especialmente complicado tras despertarse en varios avisos. "Estás alerta, con lo que aunque estés de
guardia localizada duermes mal y con los años es peor", agrega.
"Estás alerta, con lo que aunque estés localizada duermes mal y con los años es peor"
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La rutina de descanso de los MIR en guardias
Ignacio Martín cuenta con esa 'vitalidad' de sus primeros años como profesional como aliada para descansar con facilidad como R4 de
Medicina Familiar y Comunitaria, aunque no siempre ha sido sencillo del todo. "Soy capaz de conciliar el sueño con facilidad, si bien es cierto que
durante mi primer año de residencia esta tarea se me hacía difícil, y solía
pensar en mis pacientes y en si estarían bien al irme a dormir, o preocuparme por si se me había olvidado algún diagnóstico o tratamiento", explica. Pero a medida que ha ganado experiencia, ha aprendido a 'desconectar' siempre que es posible y hacer caso al "cansancio extremo" que le afecta en estos turnos.
Lo que todavía se le hace complicado es despertarse. Antes de r
etomar su turno durante la guardia, reconoce que necesita acercarse a la máquina expendedora para
tomarse un café y "ser persona". "Habitualmente con eso te despiertas, pero si no siempre te queda la tensión de volver a atender a gente enferma a altas horas de la madrugada, seguro que con eso se te quita el sueño, al menos los primeros minutos", concluye.
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