Aletta Jacobs, la primera
mujer médico de Países Bajos y adalid de los
derechos de las mujeres y del uso de
anticonceptivos para controlar la
natalidad, ‘cumple’ este jueves 163 años, como recuerda el
doodle de
Google, que la rinde su especial homenaje de ese modo.
El recordatorio de su aniversario por el buscador ha tenido un importante eco en las
redes sociales, en especial Twitter, donde se ha convertido en 'viral' al verse reflejada la noticia en la mayoría de medios de comunicación digitales. Muchos de ellos incluyen referencias a su biografía oficial en
alettajacobs.org.
Nacida en 1854 en Sappemeer (Países Bajos), su padre, médico rural, le transmitió la vocación por el oficio mientras le ayudaba, incluso de niña, cuando pasaba
consulta.
Una vez superados sus estudios básicos, se topó con que el acceso a los secundarios se vetaba a las mujeres en aquella época. Lejos de rendirse, escribió una carta al primer ministro del país solicitándole ayuda para que hiciese una excepción con ella, petición que le fue satisfecha.
Tras superar esta serie de obstáculos a su ambición académica y profesional,
en 1878 obtuvo el título de licenciada en Medicina, y solo unos años más tarde, consiguió el Doctorado en la materia, otro
hecho insólito para una fémina en su país.
Diseño y perfeccionamiento del diafragma
Una vez como médica y Doctora, se mudó a Londres y se especializó en la
salud sexual y reproductiva de la mujer, con especial atención al perfeccionamiento de los métodos anticonceptivos del momento como el diafragma.
De hecho, Jacobs trabajó mucho tiempo en la mejora de la estructura y diseño de este dispositivo que había creado quien fue su profesor, el ginecólogo
Wilhelm Peter Johannes Mensinga.
Años después de su estancia londinense regresó a su tierra y abrió en Amsterdam su propia clínica para atender a mujeres.
Entre los hitos de su carrera científica se adivina la que tal vez fue su verdadera llamada vocacional, la política feminista, pues no solo se esmeró por mejorar la salud reproductiva de las mujeres sino que, ante todo, se centró en fortalecer sus derechos sociales al respecto.
En este contexto, en Londres participó en el
Congreso Internacional de Mujeres de 1915. Y, dado un momento de su larga vida –murió a los 75, en Baam (Países Bajos)– abandonó el ejercicio de la Medicina y se centró en la actividad política en defensa de las mujeres, todavía a años luz en derechos civiles respecto a la Europa del siglo XXI.
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