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El "sobrecualificado" ginecólogo, 'obligado' a tratar partos de bajo riesgo

Dos facultativos coinciden en que la falta de matronas perjudica la atención de las mujeres en diferentes etapas

Los ginecólogos y las matronas trabajan de forma complementaria.

04 ago 2024. 12.00H
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El déficit de matronas, si bien afecta a la población femenina que no recibe las atenciones y cuidados de estas profesionales, también lo hace a la labor de los ginecólogos y ginecólogas, con quienes ejercen un rol "complementario" y de apoyo. Ya en la Confederación Internacional de Matronas, de 19 de julio de 2005, en Australia, se definía el papel de la matrona como la "profesional responsable y que rinde cuentas y trabaja en asociación con las mujeres para proporcionar el necesario apoyo, cuidados y consejos durante el embarazo, parto y el puerperio", tal como recoge 'El Papel de la matrona en Atención Primaria' del Servicio Madrileño de Salud (Sermas).

"Ellas son el personal formado y preparado para el seguimiento, la atención del embarazo y el parto de bajo riesgo, es decir, de las mujeres sanas", señala a Redacción Médica Patricia Barbero, ginecóloga del Hospital Universitario 12 de Octubre. En ese sentido, destaca la importancia de contar con el número suficiente de matronas que permita no solo atenciones de parto, sino la identificación de complicaciones a las que pueden estar expuestas mujeres durante el periodo gestacional. "Si no existen suficientes matronas, esta vigilancia va a ser mucho menos adecuada y las posibilidades de que, por ejemplo, no se identifiquen problemas que está habiendo durante el parto, son mayores", indica.

Sin embargo, estos no son los únicos procedimientos en los cuales las matronas pueden actuar de forma "autónoma e independiente" en relación a los ginecólogos. "En la mayoría de los hospitales madrileños, las matronas están en la planta de alto riesgo y se encargan de hacer los monitores fetales de embarazos de alto riesgo y, lo mismo, de identificar si hay algún signo de alarma", que será avisada al ginecólogo o ginecóloga, explica Barbero.

"Cuando hay una falta de matronas, como está ocurriendo ahora debido a que en España hubo una época en la que se dejó de formar, pues los ginecólogos nos sentimos como si estuviéramos cojos, nos falta una parte muy importante", añade la especialista, haciendo referencia al periodo comprendido entre los años 1987 y 1994, cuando la formación de matronas se vio interrumpida ante el cierre de las escuelas en España por no cumplir los requisitos formativos europeos.

En una posición similar se muestra José Alcolea, ginecólogo del Hospital San Juan de Dios de Córdoba, quien sostiene que la falta de matronas afecta a la práctica diaria de las pacientes. "Las matronas son las enfermeras especializadas con las que nosotros nos apoyamos para el cuidado de la mamá, para Atención Primaria, el seguimiento del embarazo y los procesos de cribado, cáncer (como la toma de citología) y, obviamente, por su falta, nosotros acusamos que la gente está peor atendida y menos informada", sostiene.

Además, Alcolea detalla que el personal a cargo "queda con más carga de trabajo" y al final "tiene que sacar el trabajo como puede", lo que también es una complicación por la sobrecarga laboral. Para el facultativo, la importancia de tener matronas "capacitadas es capital y es de un sistema de salud saludable". "Si hay un déficit porque no están cubiertas las plazas, verdaderamente esa población está peor atendida", incide.

Pacientes sobreinformadas


La sobreinformación y la búsqueda de datos en internet también es una arista en esta problemática. Ahora, una época en la que podemos acceder a todo tipo de información desde el móvil, no necesariamente comprobada y verificada, las mujeres corren el riesgo de no llegar a los datos correctos y que estos no sean desmentidos a tiempo por los profesionales adecuados.

Para Barbero, un ejemplo de esto son los cursos de preparación al parto en las mujeres embarazadas. "Una cosa muy interesante es que en los cursos de postparto se suele explicar las peculiaridades de cada hospital, de cómo funciona, cómo ingresa. Y la mujer se siente mucho más tranquila. Se nota muchísimo cuando una mujer ha hecho un curso de preparación al parto basado por una matrona que cuando lo ha hecho o no lo ha hecho directamente, lo único que ha hecho ha sido leer, escuchar, buscar información", detalla.

Por su parte, para José Alcolea, que no se programen cursos de preparación al parto "no genera en sí una complicación" en una mujer embarazada. "Si una mujer sufre una complicación al parto como, por ejemplo, un desprendimiento de placenta o un prolapso de cordón, el que haya ido o no a las clases de preparación al parto no implica que le suceda o no le suceda", dice. Lo que sí genera es "que la gente esté menos preparada o menos informada de que esas situaciones de complicaciones pueden surgir". 

Déficit de matronas y enfermeras generalistas


La falta de matronas, pese a ser un problema en sí mismo, acarrea en otro: la presencia de enfermeras generalistas, cumpliendo funciones que no les corresponden. "Se intenta de alguna manera suplir la falta de matronas con la presencia de enfermeras generalistas, lo cual no es adecuado porque a las enfermeras generalistas puedes darles conocimientos, un entrenamiento durante unos meses para que sepan las cosas más importantes, más fundamentales del parto y del postparto, pero nunca va a estar entre sus competencias", explica la ginecóloga Patricia Barbero.

Ahí es cuando entra a tallar el que considera un segundo problema: que ginecólogos o ginecólogas tengan que cumplir funciones para las cuales están "sobrecualificados". "Pones a ginecólogos a seguir, a tratar o a atender partos de bajo riesgo cuando los ginecólogos tenemos que estar enfocados en el alto riesgo y en las complicaciones, con lo cual, estaríamos ocupándonos de algo para lo que no es necesario que esté un ginecólogo", enfatiza.
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