El Ministerio de Sanidad
limita ya la realización de intervenciones por motivo estético a aquellos facultativos que cuentan con la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora. La medida tiene la misión de garantizar la seguridad en las operaciones y evitar un desenlace fatal de estas. Sin embargo, esta nueva orden ministerial puede desencadenar un efecto no deseado:
la salida de miles de pacientes de España en dirección a otros países para someterse a cirugías donde su ejecución no está regulada.
"Tenemos el temor de que aumente el turismo sanitario", ha lamentado el presidente de la Societat Catalana de Cirugia Plàstica, Reparadora i Estética (Sccpre) y miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Cirugía Estética y Plástica (Aecep), Jordi Mir. Y es que países como Turquía, Brasil, Colombia, Argentina, Tailandia o México acostumbran a ser
destino de centenares de pacientes que acuden a clínicas privadas para la colocación de implantes de diversa índole o la reducción de grasa corporal. "Al final, los turistas sanitarios buscan al cirujano que les ofrece el precio más bajo y esto puede ser peligroso, ya que suelen ser personas que no manejan los recursos adecuados o incluso no tienen la formación necesaria para intervenir quirúrgicamente", ha añadido el facultativo.
"Los turistas sanitarios buscan al cirujano que les ofrece el precio más bajo", ha asegurado Mir
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Por ejemplo, una mamoplastia -aumento o reducción de pecho- o una mastopexia -elevación- suelen rondar entre los 5.500 y 8.000 euros, una rinoplastia, los 5.850 euros; un lifting -estiramiento facial-, los 6.400 euros, y una abdominoplastia, los 8.600 euros. Sin embargo
, estos precios pueden reducirse a la mitad -o incluso menos- en algunas clínicas de países extranjeros. Precisamente, la menor inversión en la operación atrae a muchos pacientes, pese a tener que abonar el importe de un billete de avión y la estancia en un hotel. Un tipo de
visita sanitaria que difiere del denominado "paciente internacional", quien busca al mejor cirujano plástico y se desplaza al lugar donde trabaja. “Este tipo de viajes no general ningún tipo de problema”, ha puntualizado Mir.
Temor de saturación por operaciones fallidas en otros países
Los profesionales del sector en España prevén que el incremento del turismo sanitario derive en un mayor volumen de
operaciones fallidas. Y es que una mala praxis es síntoma de hematomas, anemia, sangrados descontrolados y otro tipo de lesiones. Algunas de ellas pueden resultar mortales para las víctimas.
Una serie de problemáticas de las que se encargan los cirujanos de la especialidad. Es más,
el 90 por ciento de cirujanos plásticos se ha enfrentado a alguna corrección de una intervención ejecutada por algún médico sin titulación oficial. "Muchos pacientes van directos del avión al hospital. Estamos cansados de recibir pacientes que llegan en muy mal estado después de someterse a operaciones en las que hay peligro de muerte o que han viajado sin ningún fármaco que evite la formación de trombos, por ejemplo, heparina. Mismamente, después de una liposucción hay que ingerir algún medicamento antitrombótico de siete a 14 días después de la intervención. Este tipo de prevenciones no se toman y acaban generando complicaciones", ha explicado el miembro de Aecep. Solo en la última semana, tres casos de este tipo han aterrizado en Barcelona.
"Muchos pacientes van del avión al hospital", ha aseverado Mir
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En la memoria de Mir todavía revuelan dificultades a las que se ha enfrentado. El médico tuvo que extraer un implante mamario a una paciente operada en Latinoamérica después de que se le infectase. A otra se le abrió la herida en pleno vuelo transoceánico, por lo que tuvo que sacar la prótesis y volver a cosas los puntos de sutura. "Al final, la cirugía les salió mucho más cara. Además,
el resultado no es el mismo que cuando se opera por primera vez", ha señalado.
Acabar con el intrusismo profesional
Sin embargo, el problema no solo viene del exterior. En España,
entre el 40 y 60 por ciento de las cirugías estéticas no son realizadas por cirujanos plásticos. Un intrusismo laboral que se pretende erradicar con esta norma. "Por fin se regula algo que era de sentido común, que solo el especialista pueda operar. Al igual que yo legalmente no puedo realizar un trasplante de corazón, tampoco tiene sentido que otro médico realice una intervención plástica", ha puntualizado el experto. Más allá de los mencionados especialistas, la normativa de Sanidad tan solo permite llevar a cabo operaciones estéticas en determinadas partes del cuerpo a los siguientes facultativos: otorrinolaringólogos, para nariz y orejas; cirujanos maxilofaciales, en cara, y oftalmólogos, en párpados.
Un
cambio legislativo que coloca a España a la vanguardia del ámbito de la Cirugía Plástica y Estética. Países como Estados Unidos y Brasil, líderes en volumen de operaciones estéticas, no regulan quién tiene que ejecutar estas intervenciones. En Europa,
solo Bélgica incorpora en su código legal un apartado similar. Tampoco lo hacen las principales potencias de este sector en el continente, Italia y Reino Unido. "España es el primer país top en esta rama sanitaria que incluye una normativa similar", ha agregado Mir.
"España es el primer top en esta rama sanitaria que incluye una normativa similar", ha añadido Mir
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El problema de la nueva orden ministerial
radica en su aplicación. Desde Aecep consideran que será complicado que los hospitales privados más pequeños la implementen, ya que en muchos casos no requerían la especialidad a los cirujanos que llevan a cabo operaciones de este tipo. "Habrá que esperar un tiempo, pero luego las administraciones tendrán que ser inflexibles con su cumplimiento", ha afirmado el presidente de la Sccpre.
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