El riesgo de suicidio es un 53% mayor en médicas que en el resto de mujeres

Los trastornos de salud mental afectan cada día a más médicos. Problemas como la depresión o la ansiedad se ceban con las plantillas de hospitales y centros de salud, en las que su diagnóstico se ha convertido en frecuente. La peor consecuencia derivada de estos es el suicidio, cuyas cifras no paran de engrosarse desde la pandemia de coronavirus. Es más, el hecho de dedicarse a la Medicina puede ser un factor de riesgo en determinados casos. Por ejemplo, para las mujeres, ya que hay más probabilidades de que una profesional de este sector decida quitarse la vida, en comparación con el resto. Una variable que no se da en hombres.

Según un estudio publicado en la revista Jama Psychiastry, elaborado con datos recolectados en Estados Unidos entre 2017 y 2021, las médicas incurren en el suicidio con mayor facilidad que el resto de mujeres. En concreto, tienen un 53 por ciento más de riesgo que el conjunto de la población femenina. Por el contrario, sus homólogos masculinos presentan un 16 por ciento menos de peligro que los hombres sin la titulación facultativa.

Eso sí, en términos cuantitativos, los hombres del mencionado colectivo sanitario se mantienen por delante de las mujeres. Entre los 448 profesionales de la Medicina que se suicidaron entre 2017 y 2021 en el país norteamericano, 354 pertenecían al grupo masculino, mientras que 94 eran mujeres. Una proporción similar a la detectada entre la población general, con 76.697 suicidios para ellos y 20.770 anotados en ellas.

Vías principales de suicidio

La investigación revela que la mayoría de actos se perpetraron con un arma de fuego. En concreto, este es el método más utilizado por los hombres. Le siguen el ahorcamiento y el envenenamiento, este último, el más empleado por las mujeres. Asimismo, se registran sucesos cometidos con objetos afilados, caídas o ahogamiento.

Las armas de fuego, el ahorcamiento y el envenenamiento son los procedimientos más recurrentes para cometar suicidio, según la investigación

Si se comparan los datos de los profesionales de Medicina con los del resto de la sociedad, la intoxicación alcanza un mayor grado de prevalencia. El uso de benzodiacepinas, fármacos para la diabetes o ansiolíticos se dispara entre médicos, quienes aprovechan su capacidad de acceso a multitud de fármacos. Buena parte de los medicamentos utilizados no están recetados y son consumidos en el propio hogar donde tienen lugar los eventos.

Motivos tras los altos niveles de suicidios

Por norma general, segar la vida propia es una acción que suele ir precedida de algún tipo de trastorno mental. Así, los médicos que murieron por suicidio tenían un 35 por ciento más de probabilidades de haber presentado un estado de ánimo depresivo en comparación con la población general. El estudio ha puntualizado que los facultativos tenían un 66 por ciento más de posibilidades de haber sido diagnosticados con un problema de este tipo o haber recibido tratamiento antes de su fallecimiento.

Sin embargo, padecer un episodio depresivo no es el único motivo. Problemas familiares, financieros o conyugales aparecen en el listado presentado en el estudio, aunque se presta especial atención a los laborales. Y es que estos últimos fueron un factor desencadenante mucho más habitual en el gremio que en el resto de la población, hasta 2,66 veces mayor.

El entorno laboral no es amigable para el médico. Buena parte sufre un importante desgaste emocional tras enfrentarse a la presión de salvar vidas o la imposibilidad de hacerlo. Un escenario en el que influye el cansancio acumulado por las largas jornadas, especialmente provocado por las guardias de 24 horas. Asimismo, el estigma en torno a la salud mental dentro del colectivo no facilita la detección de casos que requieras de acompañamiento psicológico.

Los problemas laborales inciden con fuerza en el estado anímico de los médicos y son causa de suicidio

Circunstancias complicadas a las que el hecho de ser mujer no favorece. Y es que la precariedad laboral se une a retos adicionales como la inequidad salarial, las barreras para desarrollar sus carreras o la mayor carga de responsabilidades domésticas, que suele ir de la mano de la dificultad para conciliar vida familiar y profesional.

Motivo por el que las principales asociaciones profesionales del sector médico demandan la mejora de las condiciones laborales de sus integrantes y el aligeramiento de la carga de trabajo, además de la incorporación de planes y programas que prevengan esta problemática. El cuidado de la salud mental de los profesionales se entrevé clave, no solo para la protección de los facultativos, sino también para garantizar una asistencia sanitaria de calidad.