La medicina española se está quedando
sin tutores MIR ante el aumento de las jubilaciones, y la cantera no termina de coger el relevo ante un sobreesfuerzo que no está estructurado ni compensado. Precisamente, para aumentar el número de profesionales que tutoricen a los nuevos residentes, varias comunidades autónomas están plateando compensar esta actividad. Una de las propuestas más avanzadas es la de
Castilla y León, quien espera tener listo un decreto ley para comienzos de año mediante el cual se otorgue un
plus económico y de puntuación en la carrera profesional.
Unos incentivos que los médicos han recibido con entusiasmo, pero que tachan de
insuficientes e ineficientes al olvidarse de la tercera pata que marca las tutorizaciones MIR: tener
tiempo dentro de la jornada ordinaria para dedicarlo a la docencia.
"Ya era hora que estimulen la tutorización MIR. La figura de tutor es esencial dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS), realmente hacen de notarios de la formación médica continuada y
nunca hemos tenido incentivos económicos ni de días ni de tiempo. Era una
acción altruista, que como todas las acciones de este tipo tienen buen empuje al principio, pero uno termina quemado”, explica el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC).
Una alegría comedida que también comparten desde medicina de Familia, una de las especialidades que más carencia de tutores presenta hoy en día. “Cualquier acción que vaya de la mano del reconocimiento del trabajo que hace el tutor es buena, pero s
e necesitan medidas integrales. No solo es el reconocimiento, sino dotar al tutor de las
condiciones de trabajo necesarias para poder desempeñar la tutorización de forma adecuada. Son pasos positivos ir haciendo alguna cosa, pero lo ideal es el abordaje integral”, reivindica Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), ven positivo que se busquen fórmulas para reconocer la labor de tutorizar, sin embargo, ven fisuras en la propuesta. “Incentivar siempre es bueno, pero
no en unas condiciones muy penosas y que el tutor no tenga tiempo para dedicarle al paciente con una
agenda supersaturada”, explica José Polo García, presidente de Semergen.
Una medida insuficiente
Más allá del reconocimiento económico y en la carrera profesional, los facultativos ponen el foco en la ausencia de tiempo y auguran que sin ello no se obtendrá el reclamo deseado. “Lo lógico es que haya un
incentivo económico y de tiempo, porque sobre todo lo que hace falta es tiempo para poder dedicarte a la docencia y establecer buenos programas y evaluaciones oportunas”, detalla Cobo.
“Esto
no es suficiente, mientras no se aborde una reforma integral de la Atención Primaria y se liberen agendas, no funcionará”, augura Polo. Una predicción que comparte Ledo: “Con dinero solo no llega. Este es necesario, pero no suficiente porque si hay dinero, pero el tutor no puede desarrollar unas condiciones de tutorización adecuadas,
no hemos arreglado nada”.
Adecuar la agenda para tutorizar en horario ordinario
Ante la saturación que vive la Atención Primaria, tutorizar supone un sobreesfuerzo para el profesional, sacrificando horas que van más allá de su jornada laboral. Por ello, desde Familia consideran que el primer paso para incentivar las tutorizaciones pasa por adecuar la agenda. "Lo primero es
dotar de valor la jornada ordinaria, sacando aquello que no aporta valor. Si lo hacemos podemos meter otras cuestiones que si aportan. Para esto se necesita una reorganización y repensar el sistema. Hay que reajustar la agenda y ver que hay que sacar y cómo compensarlo", explica Ledo, quién se pregunta qué se está mejorando si a los médicos les pagamos, pero no les dotamos de tiempo.
En ese sentido, la vicepresidenta de SEMG recuerda que el escaso éxito del aumento de sueldo a los MIR de Cataluña: “Hemos visto como ha funcionado la medida... A mí sí me ofrecen
una cantidad por un trabajo en el que no tengo condiciones de desarrollarlo, no la querría. Si hacemos las cosas lo queremos hacer bien, así que por mucho que me paguen no lo querré hacer. Y si ya lo estoy haciendo por voluntad propia, aunque me paguen, tampoco lo voy a hacer diferente si no tengo tiempo”.
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