Hasta hace poco, Ómicron era
simplemente la decimoquinta letra del alfabeto griego (Ο, ο), que corresponde a la 'o' breve del latino, según la Real Academia Española (RAE). Sin embargo, el 24 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la designó como variante de preocupación (VOC) tras el aumento de infecciones de Covid-19 de esta variante en Sudáfrica. Un reciente estudio achaca su origen a una
mutación que ha saltado de humanos a ratones y ha vuelto a los humanos.
"Nuestros resultados sugieren que el progenitor de
Ómicron saltó de humanos a ratones, rápidamente acumuló mutaciones conducentes a infectar a ese huésped y luego saltó de regreso a humanos, lo que
indica una trayectoria evolutiva entre especies", explican los autores de '
Evidencia de la variante Omicron del SARS-CoV-2 originaria de un ratón'.
Entre sus hallazgos descubrieron que la secuencia de la proteína Ómicron spike se sometió a una
selección positiva más fuerte que la de cualquier variante de SARS-CoV-2 informada, que se sabe que evoluciona de manera persistente en huéspedes humanos, lo que sugiere la
posibilidad de que el huésped salte. Según los expertos, es fundamental conocer cómo funciona esta proteína para el
desarrollo de vacunas y la creación de anticuerpos.
El origen de Ómicron
En este escaso mes y medio desde que apareció la nueva variante de Covid-19, las comunidades científicas se han puesto manos a la obra para dilucidar su origen. En este análisis se parte de
tres hipótesis con respecto a su historia evolutiva. La primera, que Ómicron podría haberse "propagado crípticamente" y circulado en una población con vigilancia y secuenciación viral insuficientes. Por otro lado, también se cree que pudo ser una
evolución en un paciente con infección crónica por Covid-19, ya que al ser un individuo inmunodeprimido proporcionó un entorno huésped adecuado propicio para la adaptación del virus intrahospitalario a largo plazo. Por último, la tercera hipótesis es que Ómicron podría haber
acumulado mutaciones en un huésped no humano y luego saltar a los humanos.
Por lo tanto, las dos primeras hipótesis asumen que la variante se adquirió por mutaciones en humanos, mientras que la última y protagonista del artículo dice que
fue a través de una especie no humana. Los investigadores explican que la especie del huésped en la que Ómicron adquirió sus mutaciones podría determinarse analizando la información transportada por las mutaciones mismas y, por ello, identifican las mutaciones adquiridas por la variante antes de su brote y prueban si el espectro molecular de estas mutaciones
era consistente con el entorno celular de los huéspedes humanos.
"Descubrimos que el espectro molecular de las mutaciones de Ómicron previas al brote era inconsistente con la rápida acumulación de mutaciones en humanos, pero más bien sugería una trayectoria en la que el progenitor de Omicron experimentó un
evento zoonótico inverso de humanos a ratones en algún momento durante la pandemia (muy probablemente a mediados de 2020) y mutaciones acumuladas en un ratón huésped durante más de un año antes de
volver a los humanos a fines de 2021", indican los autores.
En este mismo sentido, apuntan que los seres humanos representan “el reservorio más grande conocido de SARS-CoV-2” y su
contacto con animales permite que el virus salte de una especie a otra. "Es probable que las poblaciones globales se
enfrenten a variantes adicionales derivadas de animales hasta que la pandemia esté bien controlada. Por lo tanto, nuestro estudio enfatiza la necesidad de vigilancia viral y secuenciación en animales, especialmente en aquellos en contacto cercano con humanos", concluyen.
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