El sindicato Amed nace con una reivindicación clara: que las cuotas colegiales de los médicos sean un 90 por ciento más baratas. Así se lo han transmitido al Colegio de Médicos de Madrid en su último comunicado, donde le pide al a organización que no siga “anclada” en el pasado y se convierta “en una entidad del siglo XXI”.
A pesar de que la colegiación obligatoria debe permanecer como “el instrumento más eficiente de control del ejercicio profesional para mejorar la defensa de los médicos”, la organización considera que la “actual cuota es desproporcionada” porque los servicios que ofrece “exceden a las necesidades de los propios médicos”. “Los 11.500.000 euros de presupuesto son absolutamente excesivos para una corporación que podría sostenerse exclusivamente con un 10 por ciento de presupuesto aproximadamente”, denuncia Amed.
Para justificar su opinión, la organización pide que el colegio se mantenga con “lo estrictamente necesario” para su funcionamiento, o lo que es lo mismo, “no utilizar la colegiación obligatoria para otros fines, ni formativos ni de representación sindical”.
Por todo ello, el sindicato no propone una mejor gestión, sino una nueva visión de las funciones de la institución que preside Miguel Ángel Sánchez Chillón, tal y como declara en su último comunicado. “Hay servicios que debemos tener a través de los sindicatos y de las sociedades científicas de libre afiliación a las que pertenecemos si queremos”, asegura, y, por eso, “el colegio no tiene que competir con los sindicatos ni las asociaciones científicas”.
Tal como está aprobado en los presupuestos de 2017, Amed propone mantener los 240.000 euros anuales de asignación para la Junta Directiva; los 100.000 euros anuales para que exista una Comisión Deontológica que revise cualquier veleidad de los médicos; y los 100.000 euros para la Comisión de Recursos. El resto de gastos deben estar centrados en el mantenimiento del registro informático de los títulos de cada médico, pide. Pero no solo eso. Reclaman que tampoco se mantenga el actual edificio, cuyo coste es de 1.200.000 euros anuales.
“La reforma de la ley de colegios profesionales lleva un retraso de 6 años y debemos estar preparados para que el legislador no nos imponga lo que debemos hacer. La cuota anual no debe superar los costes asociados a la tramitación de la inscripción y su mantenimiento informático, no debe utilizarse para ningún otro fin”.
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