La
Navidad siempre se visualiza como una época para pasar con la familia, amigos y seres queridos. Las reuniones y celebraciones se agolpan, con los reecuentros en aeropuertos y estaciones repitiéndose a diario. Sin embargo, hay trabajadores que no pueden volver a 'casa'. Es el caso de tres
sanitarios con los que ha hablado
Redacción Médica, que
emigraron por unas mejores condiciones laborales, y que han tenido que acostumbrarse a disfrutar estos días de otra manera. Es el caso de Sandra Pascual, enfermera en Australia, que ahora celebra las fiestas entre la playa y la piscina. "Lo que más se echa de menos es la familia", asegura.
Pascual lleva trabajando como profesional de
Enfermería en Australia desde 2017. Pero su primer 25 de diciembre fuera de casa fue en Inglaterra en 2011, cuando tenía 20 años. "Fue duro porque obviamente es un país diferente.
La Navidad no se vive igual, la gente es más fría", explica. Al final, acabó celebrándolo con sus compañeras de piso, dos jóvenes enfermeras de Rumanía y de Sudáfrica, con las que pudo hacer "intercambio cultural" de comida y de tradiciones. "Al final haces amigos, sobre todo extranjeros, con los que haces piña ya que ellos tampoco tienen familia en el país", añade.
Ahora, en el país oceánico pasa estas fechas en verano. "Es bastante llamativo ver árboles de Navidad y Santa Claus a más de 30 grados", indica, señalando que eso y
estar lejos de la familia "descuadra un poco" la esencia de estos días. Ella la pasa con amigos, sobre todo latinoamericanos y españoles, que son los que sí celebran la Nochebuena. Luego,
el 25 es día de barbacoa y de playa y piscina. Para el día de
Nochevieja, lo festeja doblemente, primero en horario australiano y posteriormente se levanta a las 6 de la mañana para
disfrutarlo por vídeollamada con su familia.
Celebraciones "sosas" en Reino Unido
Para
Joan Pons, enfermero emigrado a Reino Unido, las primeras Navidades en Inglaterra fueron "muy duras" por el
choque cultural entre los países y porque no tenía familia en el país. "Me sentí bastante solo", admite. Estaba acostumbrado a "hacer vida en la calle" en Barcelona, mientras que los ingleses son más de quedarse en casa, lo que le parece "bastante deprimente". Pero se ha ido adaptando y creando una rutina.
"Pongo el iPad para conectarme con mis padres y es como si estuviera cenando con ellos", señala.
Sobre lo que más echa de menos de las celebraciones españolas, Pons comenta entre risas
"los turrones, los polvorones" y la sopa que hace su madre. También destaca
la "alegría" de las fiestas en España. "Te sientas a la mesa y no te levantas durante horas. Eso no lo he podido replicar aquí en Reino Unido", asegura. "Los ingleses son más sosos, cuesta bastante arrancarlos para que celebren cosas", añade.
"Hospitalidad sueca" en Navidad
Para
Guillermo Ferreira, cardiólogo en
Suecia, sus primeras fiestas fuera de casa fueron en 2015, justo después de haber emigrado. "Una compañera de Pediatría de mi mujer, Rebecka, nos invitó a pasar la Nochebuena y el día de Navidad con toda su familia en una pequeña ciudad del sur de Suecia (Kalmar)", comenta, indicando que fue un
claro ejemplo de "hospitalidad sueca". "Echamos de menos a la familia y amigos", admite el especialista.
En otra ocasión pasó la Nochevieja trabajando en Urgencias, mientras su mujer, también sanitaria, estaba de guardia en Pediatría. "Fue emotivo la verdad", comenta. "Recuerdo que a las 00:00 pudimos ver un rato los
fuegos artificiales desde el parking de ambulancias del Servicio de Urgencias. Al final, el personal con el que has trabajado tantas guardias se acaba convirtiendo en una pequeña familia, un sentimiento que se fortaleció y enriqueció durante la pandemia", manifiesta. El especialista y su mujer decidieron
emigrar para poder investigar "sin tener que preocuparnos de la financiación" y debido a las mejores condiciones laborales que les ofrecieron, como los 480 días de baja de paternidad por hijo.
Ferreira indica que las Navidades en Suecia son más "sosegadas". "
Los suecos son personas familiares pero no son tan tradicionales como los mediterráneos, no suelen hacer tampoco nada por compromiso; es decir que si no les apetece ver a ciertos familiares pues no lo hacen aunque sea Navidad", señala. La costumbre es que el día 24 se haga un "bufé" con varios platos en una mesa y los invitados sirviéndose. "La gente también hace la típica compra de regalos pero por lo general los suecos tienden a evitar las aglomeraciones por lo que el
ambiente navideño por las calles (incluso de las ciudades grandes) es más relajado", añade.
"Una vez que llevas unas cuantas navidades fuera te acabas acostumbrando y lo asumes como algo normal"
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"Al final eres de donde echas raíces, y nosotros las hemos echado en Suecia", apunta el especialista. Indica que el estar lejos de sus seres queridos "te hace más fuerte, más flexible y adaptativo y, sobre todo, más resiliente". "Una vez que llevas unas cuantas navidades fuera, que te has perdido cumpleaños de familiares y amigos u otras celebraciones importantes, te acabas acostumbrando y lo asumes como algo normal", comenta. "El hecho de emigrar, y de vivir a miles de kilómetros de tu familia y amigos, conlleva también aprender a renunciar de muchas cosas", afirma.
Sanitarios emigrados por las condiciones laborales
A pesar de tener que pasar este tipo de fechas claves fuera de España, Ferreira y Pascual aseguran que les compensa. "Es una experiencia más y como tal pues puede llegar a ser
bastante enriquecedor", indica Ferreira. "
Trabajar en Navidad también tiene su encanto, la gente que está de servicio deja de estar con su familia y al final haces lo posible porque el rato que eches en el trabajo pues sea agradable. Peor lo tienen los pacientes ingresados que no pueden ver a los suyos ni volver a casa por navidad", apunta el especialista.
Pascual señala que "hay que hacer un balance" entre lo que se gana y lo que se pierde. "Para mí, la calidad de vida que tengo en Australia,
las condiciones laborales son más importantes que pasar una Navidad en casa", manifiesta. "Al final, una comida con la familia la puedes hacer cualquier día", comenta, aunque le da "envidia" la gente que puede celebrar estos días con sus seres queridos, "viéndolo con perspectiva" le compensa.
"Las condiciones laborales son más importantes que pasar una Navidad en casa"
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Pero para Pons la realidad es otra. "La verdad es que
me hubiera encantado haber podido hacer mi carrera de Enfermería en España, pero las condiciones laborales no han cambiado desde que me fui hace 24 años", señala. "Tengo esa espina clavada en mi corazón", manifiesta. Al principio, pensaba que podría volver a trabajar aquí, pero acabó "perdiendo la esperanza". El profesional destaca el talento de los enfermeros españoles, "los mejor formados del mundo", y el contraste con la falta de oportunidades y reconocimiento. "Imagínate dónde estaría la Enfermería de España si todo este talento se hubiera quedado en el país", sentencia.
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