Jacinto Bátiz es voz autorizada en lo que se refiere a asistencia a pacientes con enfermedades terminales. No en vano, estuvo al frente de la Unidad de Cuidados Paliativos del
Hospital San Juan de Dios de Santurce durante 25 años, y, tras colgar la bata asistencial, sigue ligado al mismo centro como director del
Instituto para Cuidar Mejor. Además, es reponsable de Bioética de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg). Su experiencia le ha llevado ahora a publicar el libro
¡Cuidadme así! Decálogo para morir bien, una suerte de guía que nace para paliar “las dificultades que tenemos los profesionales sanitarios para
conocer los deseos y los valores del enfermo cuando se enfrente al final de sus días”, según el propio Bátiz, quien aboga por
mejorar la formación sanitaria y facilitar el
“acceso universal” a los cuidados paliativos para no “precipitar la muerte del sufriente” por medio de la eutanasia.
La naturaleza de la obra de Bátiz, por ende, es doble: por un lado, se trata de “una guía para
entablar una conversación íntima y sincera sobre temas delicados que se dan en las etapas finales de la vida”, y, por otro, pretende ser una “ayuda para que los enfermos puedan manifestar
cómo desean que les cuiden cuando llegue el momento de enfrentarse a su final”. “Una
actitud empática por parte del profesional sanitario nos llevará a comprender en qué podemos ayudar al paciente terminal con nuestra ciencia y nuestro acercamiento humano. La medicina paliativa es la medicina del
acompañamiento a través de la compasión para acoger al enfermo que sufre y hacernos cargo del alivio de su sufrimiento”, agrega el doctor.
El libro se estructura en diez capítulos cuyos títulos se corresponden con el decálogo al que se hace alusión en el título, sugerente, cuando menos. “Desear tener una buena muerte, querer morir bien, es una
legítima aspiración de los seres humanos. Por ello los profesionales de la salud
estamos obligados a ayudar a nuestros enfermos a que mueran bien, a que mueran sin sufrimiento. Detrás de la petición “quiero morir”, hay un trasfondo que significa
“quiero vivir o morir de otra forma”, explica Bátiz, que reitera que el objetivo fundamental de los cuidados paliativos es “ayudar a
humanizar el proceso de morir, a cuidar la vida que le queda al paciente aliviando su sufrimiento mientras llega la muerte a su tiempo”.
"La medicina paliativa es la medicina del acompañamiento a través de la compasión"
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Cuidados paliativos universales frente a eutanasia
El derecho a la eutanasia es otro de los temas abordados en la nueva obra de Bátiz, del que cabe recordar que en España está
regulado por la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, que entró en vigor el 25 de junio de aquel año. El doctor considera que, lejos de restar importancia o credibilidad a los cuidados paliativos, la eutanasia “los pone más en valor”. “Los cuidados paliativos alivian el sufrimiento de la persona, y
la eutanasia precipita la muerte del sufriente”, señala antes de lamentar que, mientras que a la ley de eutanasia “tenemos acceso todos los ciudadanos de nuestro país”, con los cuidados paliativos no sucede lo mismo: “Cada año mueren
más de 80.000 personas que no tienen acceso a dichos cuidados. Unos
cuidados paliativos universales y de calidad harían
innecesaria la eutanasia, salvo para aquellos que sí desearan esta última opción”.
El director del Instituto para Cuidar Mejor respeta el
“libre derecho a la eutanasia”, pero remarca: “Hay quienes se ven abocados a solicitar la eutanasia porque se sienten una carga para sus familias a las que no le llegan las prestaciones prometidas por ley, así como quienes no están recibiendo los cuidados paliativos adecuados y continúan sufriendo, y ante dicho sufrimiento consideran que la única solución es
la muerte para dejar de sufrir”. Ello, según Bátiz, conduce a casos en los que se acude a la vía eutanásica con demasiada
precipitación.
Portada del libro '¡Cuidadme así! Decálogo para morir bien'.
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Carencia de formación específica
El director del Instituto para Cuidar Mejor no duda a la hora de afirmar que muchos de los problemas derivados de la atención a enfermos terminales es fruto de una
“rotunda” carencia de formación y concienciación en cuidados paliativos. “La formación médica debiera estar más centrada en la
dimensión humana del paciente y en sus necesidades como persona. Las necesidades de los seres humanos en relación con su salud van más allá del simple modelo de curación de la enfermedad, donde el médico hace el diagnóstico y prescribe el tratamiento”, afirma. Al respecto, critica que “todavía son mayoría” las facultades de Medicina que no cuentan con una
asignatura específica y obligatoria en cuidados paliativos, “una materia independiente con suficiente asignación de créditos y con su propio sistema de evaluación, tal y como recomiendan las autoridades europeas y tal y como exigen las confederaciones de alumnos”.
Esta circunstancia no lleva, según Bátiz, sino a la “
falta de atención integral de las personas que se encuentran al final de la vida y de sus familias”, lo cual se manifiesta en “actitudes inadecuadas de los profesionales” como “
el abandono, la autosuficiencia y el miedo”, pese a lo cual, el doctor opina que hay motivos para la esperanza: “He podido comprobar que profesionales que han recibido formación universitaria de postgrado en cuidados paliativos y que han rotado en la Unidad de Cuidados Paliativos de nuestro hospital agradecen la
visión holística del paciente y haber aprendido a tener en cuenta a la familia, lo cual les hizo reflexionar, además, sobre su desarrollo personal y les animó a profundizar en los aspectos humanos de su profesión”.
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