La
Sociedad Española de Neurofisiología Clínica (SENFC) ha cuestionado la investigación académica realizada en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria sobre las necesidades de especialistas médicos, que servirá para marcar la hoja de ruta del
Ministerio de Sanidad en su estrategia de recursos humanos durante la próxima década. A su juicio, los datos no reflejan la “
demanda asistencial” que presenta esta rama.
El informe realizado por las académicas Patricia Barber y Beatriz González situó a la Neurofisiología como una de las especialidades que actualmente cuentan con
un superávit en su plantilla superior al 10%, mientras que estimó que de aquí al año 2035 la necesidad de profesionales tendrá una perspectiva
“estable o decreciente” como consecuencia de los cambios demográficos que se esperan en España. Esto les sitúa entre las
9 disciplinas que ocupan la parte baja de la tabla.
La presidenta de la SENF,
Susana Santiago Pérez, ha advertido que estas cifras no reflejan la realidad del sector que cuenta actualmente con un número de especialistas “insuficiente” para sus necesidades. “
La especialidad está cada vez más presente en la práctica clínica diaria y es parte imprescindible en el desarrollo de equipos multidisciplinares en diferentes áreas”, ha explicado a
Redacción Médica.
Según una encuesta realizada por la sociedad en el año 2020, actualmente esta especialidad soporta una
sobrecarga asistencial del doble de lo esperado, mientras que cuenta con una
elevada lista de espera para algunas de sus actuaciones como los estudios de sueño que llegan a demorarse más de un año. De acuerdo a sus estimaciones, sería necesario incorporar entre
uno y dos neurofisiólogos por centro, en lugar de recortar su presencia en la próxima década.
“Sería deseable que
se incrementase el número de plazas MIR ofertadas de esta especialidad, como se ha demandado desde la propia SENFC”, ha insistido la presidenta de la sociedad.
El papel de la Neurofisiología en los hospitales
La doctora ha recordado que esta especialidad dirigida a la
exploración del sistema nervioso juega un papel en el diagnóstico y el tratamiento de las patologías relacionadas con el mismo. Mientras que en los últimos años ha contribuido en el avance científico de
nuevas técnicas médicas “relevantes” desde el punto de vista asistencial y médico-legal.
Pérez ha destacado por ejemplo los avances en la
monitorización neurofisiológica intraoperatoria (MNIO), que permiten controlar lesiones durante una cirugía en tiempo real para poder rectificar, algo que se demanda especialmente en las intervenciones de
Neurocirugía, Cirugía Ortopédica o
Traumatología. “El neurofisiólogo es parte del equipo quirúrgico, y en numerosas cirugías debería estar presente de forma tan habitual como los anestesistas”, ha apuntado.
La presidenta de la SENFC también ha apuntado al impacto de los
potenciales evocados (PE) que se utilizan para el diagnóstico y pronóstico de los pacientes críticos y que forman parte de los protocolos de actuación habituales de los hospitales. Así como en el papel que juega la
estimulación magnética transcraneal (EMT), que permite el estudio de la vía motora central y, en los últimos años, se emplea también de forma terapéutica.
Pérez también ha explicado a este diario el aumento que ha habido en la demanda de la
electroencefalografía (EEG) en el sistema sanitario para atender a los pacientes de urgencias sospechosos de un estatus epiléptico no convulsivo o del incremento de las
monitorizaciones de vídeo-EEG para este mismo colectivo. Las
polisomnografías (PSG) para detectar
el trastorno del sueño o la
electromiografía (EMG) y
electroneurografía (ENG) en pacientes con ELA son otras de sus principales contribuciones. Mientras que en los últimos años también han comenzado a implantarse técnicas mediante
corrientes electromagnéticas para personas con Parkinson, depresión, rehabilitaciones tras ictuos o algunos síndromes epilépticos.
A pesar de este amplio abanico de funciones, la sociedad ha lamentado la falta de especialistas que lleva incluso a delegar sus tareas en otros profesionales. “El número insuficiente de neurofisiólogos clínicos necesario para cubrir la demanda asistencial en algunos centros lleva a qu
e profesionales procedentes de otras especialidades realicen pruebas neurofisiológicas sin haber recibido la formación necesaria que garantiza la especialidad MIR”, ha concluido.
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