"Las guardias de 24 horas afectan a la dignidad del médico y del paciente"

La necesidad de poner fin a las guardias médicas de 24 horas no sólo suma argumentos desde el punto de vista plenamente laboral y asistencial. Hay intención política en el cambio, como lo demuestran las declaraciones públicas al respecto de la ministra de Sanidad, Mónica García, y su diálogo con los agentes sociales para pulsar a la esfera profesional. Más allá de cómo se materialice -o empiece a materializarse- la medida, las fuentes del colectivo médico consultadas por Redacción Médica coinciden: el actual modelo de guardias “no es ético” porque aboca a los facultativos al agotamiento, lo cual pone en riesgo que se atienda adecuadamente a los pacientes.

Jacinto Bátiz, director del Instituto Para Cuidar Mejor del Hospital San Juan de Dios de Santurce y responsable del grupo de Bioética de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), considera que las jornadas ininterrumpidas de 24 horas de trabajo son “inadmisibles” para cualquier profesional, pero su rechazo es aún mayor en el caso de la profesión médica: “Afecta a la seguridad del paciente, a la salud mental y física del profesional y a la dignidad de ambos”.

Bátiz: "Las jornadas ininterrumpidas de 24 horas afectan a la salud mental y física del profesional y a la seguridad del usuario"

Según afirma, las óptimas condiciones mentales y físicas de un facultativo que comienza su jornada maratoniana de guardia a las ocho de la mañana empiezan a mermar tras las primeras ocho horas de trabajo: “Eso puede llegar a provocar, sin duda alguna, una atención deficiente que de ninguna manera se merece el paciente”.

En ello coincide Víctor Pedrera, vicesecretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM): “La situación de cansancio va en aumento y se pierde capacidad de concentración y de tomar decisiones, sobre todo si estas se tienen que tomar en un quirófano. Por lo tanto, se somete al paciente, por desgracia, a una situación de riesgo que no existiría si hubiera turnos de trabajo”.

Aunque el responsable sindical indica que esa coyuntura no implica que los facultativos cometan más errores durante la noche -asegura, de hecho, que “en la práctica totalidad de los casos” la asistencia a pacientes es buena durante las guardias-, sí insiste en que “lo normal es que esos fallos, si se producen, tengan lugar en las circunstancias en las que en peores condiciones están los médicos, tanto de alerta como de agotamiento físico y mental”.

Las guardias de 24 horas contradicen la Deontología Médica

Bátiz sostiene que este tipo de circunstancias, de hecho, atentan contra los “deberes deontológicos” del facultativo, empezando por el artículo 6.3 del código homónimo, que establece: “El médico está obligado a procurar la mayor eficacia y eficiencia de su trabajo, así como el rendimiento óptimo de los medios que la sociedad pone a su disposición”.

El responsable de Bioética de la SEMG también alude al artículo 18.1, que recuerda que “el médico tiene el deber de prestar a todos los pacientes una atención de calidad humana y científica”. “Me temo que en una guardia de 24 horas eso no puede cumplirse, sobre todo dependiendo de la hora a la que los usuarios sean atendidos, en el primer tercio, en el segundo o en el tercero”, analiza.

Por último, destaca que el artículo 19.2 “nos recuerda que tenemos que pedir ayuda cuando nuestra capacidad de juicio o nuestra habilidad técnica se ve deteriorada”. “¿No nos hemos dado cuenta hasta ahora que una guardia ininterrumpida de 24 horas puede deteriorar nuestra atención? Tal vez debiéramos ser conscientes de que, en la mayoría de los casos, esta sobrecarga de horas de trabajo atenta contra la dignidad del profesional, pero también contra la dignidad del paciente”, reitera.

CESM insiste en que se cumpla la normativa médica

Para poner solución a esta clase de situaciones, Pedrera señala, en primer lugar, la necesidad de contar con plantillas de profesionales de la Medicina “mucho más grandes”. “Las guardias han servido para, con poco dinero y con pocos trabajadores, dar servicio 24 horas como si tuviéramos plantillas adecuadas”.

De hecho, aunque valora las intenciones del Ministerio de Sanidad que, en la reunión mantenida el pasado viernes, trasladó la titular del departamento al sindicato, considera que el objetivo “está todavía muy lejos” por el escaso volumen actual de facultativos. “O aumentan los sueldos de los médicos, que están maquillados con las guardias, o aumenta el número de profesionales, o no vamos a llegar a ningún sitio”, dice.

Pedrera: "O aumentan los sueldos médicos, o aumenta el número de profesionales, o no vamos a ningún sitio"

En espera de ello, en CESM abogan por que, “por lo menos”, se cumpla la normativa vigente, en cuyo marco se halla la Ley de Medidas Complementarias para la Aplicación del Plan de Garantías de Servicios Sociales, que, desde 2012, ya regula, entre otras cosas, la exención de guardias médicas para mayores de 55 años.

“No es ético tener a los médicos trabajando más horas de lo legalmente establecido, y eso se está incumpliendo sistemáticamente”, denuncia Pedrera, que critica la laxitud en la aplicación legislativa por exceso de horas de trabajo en el ámbito de la Medicina en comparación con lo que ocurre con el gremio de transportistas. “Si a un camionero se le exige que cada 200 kilómetros pare, no es de entender que un médico tenga 24 horas de trabajo de forma continuada”, compara.

En cualquier caso, el responsable de CESM apuesta por un “fuerte cambio” en una normativa que define como “obsoleta”. La idea de García es normativizar esa exención de guardias para facultativos veteranos a través del Estatuto Marco, para cuya renovación ya se ha vuelto a poner en marcha el motor tras el impasse electoral del pasado año.