En España, 1 de cada 5 varones mayores de 18 años sufre
disfunción eréctil. Para combatirla, existen a día de hoy tres opciones comprobadas y estudiadas científicamente: el tratamiento farmacológico, las inyecciones intracavernosas y la prótesis de pene, una alternativa que aún crea reticencias entre los pacientes al pensar que su vida sexual se verá notablemente afectada. Con motivo del Día Europeo de la Salud Sexual,
Ignacio Moncada, jefe del Servicio de Urología del Hospital la Zarzuela de Madrid y experto en salud sexual masculina, habla con
Redacción Médica para desmentir estos prejuicios y para animar a que las personas pierdan el miedo a consultar con su especialista para saber cuál de todas es su mejor opción.
¿Cuál es la incidencia del cáncer de próstata actualmente?
Es bastante alta, es el cáncer más frecuente entre los hombres. Se dice que aproximadamente un 16 por ciento pueden desarrollarlo a lo largo de sus vidas. Probablemente esto es mucho mayor si además uno tiene antecedentes familiares de cáncer de próstata. Por lo tanto, es algo que nos puede afectar a todos los hombres y es conveniente hacer un diagnóstico precoz en la medida de lo posible.
La prótesis de pene es totalmente disimulable, según explica Moncada.
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¿Cuál es el mejor tratamiento que existe en la actualidad?
Hay varios tratamientos dependiendo de si es el tumor está localizado dentro de la próstata o de si tiene algún grado de extensión fuera. Con metástasis, el tratamiento será distinto. Pero, si estamos hablando de cánceres de próstata localizados y de tumores que se pueden curar, la terapia más eficaz es seguramente la cirugía: la prostatectomía radical. También se pueden utilizar otras opciones de tratamiento, por ejemplo la radioterapia, que quizá es menos efectiva, pero es algo menos invasiva. Se puede aplicar en hombres que tienen una esperanza de vida de 10 años o menos. Pero en general se prefiere la cirugía que es más curativa que la radioterapia y que otras opciones de tratamiento.
¿Cómo puede afectar el tratamiento quirúrgico a la calidad de vida del paciente?
La cirugía, en principio, la hacemos para curar el tumor y para que no haya secuelas después de la intervención, que son fundamentalmente la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil. Algunas veces, cuando operamos a hombres de cáncer de próstata ocurre que, sobre todo justo después de la intervención, hay un tiempo en el que se les escapa la orina y no han recuperado la erección. Estas secuelas se pueden minimizar haciendo cirugía robótica, una técnica que permite curar el tumor sin que haya escapes de orina ni problemas de erección. A pesar de todo, hay muchos pacientes que ya tienen problemas de erección cuando los operamos o que no la recuperan, porque tienen una situación vasal un poco deteriorada. En esos hombres hay que manejar esas secuelas.
¿Cómo se trata esta disfunción eréctil?
Normalmente utilizando primero los tratamientos menos invasivos para luego acabar realizando una cirugía. Lo que pasa es que, después de la prostatectomía radical, los tratamientos para la disfunción eréctil menos invasivos -como las pastillas- a menudo no son efectivas en estos pacientes, porque lo que hemos hecho ha sido lesionar los nervios que están pegados a la próstata y que son los que llevan el impulso nervioso desde el cerebro hasta el pene.
¿Y si el tratamiento oral no funciona?
Entonces tenemos que recurrir a tratamientos más invasivos como las inyecciones intracavernosas: pinchar una medicina en el pene. El problema es que muchos hombres no lo admiten. No lo quieren hacer porque les resulta incómodo o les parece que puede ser un poco doloroso.
La tercera opción de tratamiento, que es la más invasiva y que resuelve el problema de una vez y para siempre, es la cirugía del implante de prótesis de pene. Es lo que va a permitir que uno recupere la función sexual incluso mejor que antes de estar operado de la próstata. Recupera una función sexual totalmente normal.
"Los pacientes recuperan una sexualidad normal".
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¿Cuál sería el candidato ideal para recibir esta prótesis de pene?
Tiene que ser una persona que sea sexualmente activa, que no responda a los tratamientos y que encuentre que ésta es la mejor opción. También que tenga una pareja que lo apoye, porque muchas veces el paciente quiere una solución y su pareja está en contra. Pero realmente hay muy pocas contraindicaciones, así que hay muchos candidatos potenciales para esto. Todo aquel que estaba funcionando sexualmente bien, que se hace una operación de prostatectomía radical, que le curan el tumor pero que, sin embargo, tiene secuelas como la disfunción eréctil, es un candidato para que se le implante una prótesis de pene, porque además el resultado es muy positivo. Los índices de satisfacción de los pacientes y de sus parejas son muy altos, así que es una excelente opción de tratamiento.
Entonces esta alternativa tienen más ventajas.
Tiene muchas ventajas. El inconveniente es que hay que pasar por quirófano, pero también es una cirugía muy poco invasiva. Hacemos una herida muy pequeña y poco dolorosa. Los pacientes, al cabo de pocas semanas, están funcionando sexualmente y con un alto grado de satisfacción. Hay una confianza grande en este tipo de alternativas.
En España, las cifras de implantes de prótesis son 10 veces inferiores que las de países como Estados Unidos. ¿Por qué razón ocurre esto?
Creo que es un problema de falta información y de que la gente piensa que es artificial. Pero no sólo los pacientes. Muchas veces los médicos también tienen unas ideas erróneas de lo que es. Y realmente es algo totalmente disimulable. Si uno está desnudo nadie sabe que tiene una prótesis implantada. Es algo absolutamente interno y con excelentes resultados.
Pero en España, y también en otros países europeos, está un poco implantada esa idea de que es algo absolutamente artificial y que la actividad sexual no va a ser tan natural como era antes. Conforme se vaya informando más a la gente, y conociendo mejor este tipo de alternativas, habrá muchos más hombres que se operen. Es realmente curioso cómo otro tipo de opciones quirúrgicas, como la cirugía estética, han tenido un boom en un momento dado -en España se operaban más personas por cuestiones estéticas que en Estados Unidos- y, sin embargo, la prótesis de pene va muy por detrás. Quizás porque la información llega erróneamente o porque no es suficientemente para personas con este problema.
Entonces faltan campañas que visibilicen y normalicen las prótesis de pene.
Sí. Es fundamental. La educación de la gente, en el sentido de informar, de contar la verdad sobre las alternativas que tienen, es muy importante. Muchas veces uno tiene ideas erróneas, falsas. Piensa que no va a tener sensibilidad, que no va a tener placer y que no es natural, así que se echan para atrás. También es verdad que es una patología que, a diferencia de otras, hay muy poco boca a boca, porque la gente no lo cuenta. Nadie le cuenta al vecino que tiene un implante de prótesis de pene. Con otras cirugías, u opciones, como la cirugía estética, la gente sí cuenta que se ha operado. En esto, como forma parte además de la intimidad de las personas, no lo cuenta. Por lo tanto, permanece esa idea errónea de que las prótesis son algo que mejor no hacer.
Dice que la gente piensa que la vida sexual con estas prótesis deja de ser natural. Pero, ¿es así? ¿Cambia la vida sexual después del implante?
Cambia en el sentido de que una persona puede tener una erección todas las veces que quiera y que le dure todo lo que quiera. Eso es para muchos mejor que antes de operarse. Funcionan sexualmente sin ninguna limitación. Lo que vemos en nuestros pacientes es que recuperan una sexualidad normal y que, cada vez que quieren tener una relación sexual, tienen confianza en que van a conseguirla y que van a funcionar bien. Esto no quiere decir que vayan a tener una actividad sexual más frecuente que antes, pero con toda la tranquilidad de saber que si quieren tener una relación sexual van a responder.
La disfunción eréctil afecta al autoestima, explica en el Hospital La Zarzuela.
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La disfunción eréctil, ¿qué consecuencias psicológicas tiene para el paciente?
Hay muchas consecuencias psicológicas pero, fundamentalmente, si miramos al individuo, al hombre que tiene ese problema de erección, sin duda alguna afecta mucho a la seguridad en sí mismo, al autoestima. Uno cuando no funciona sexualmente bien tiene una cierta disminución de autoestima. Siente que ya no está completo o que no es tan hombre. Muchas veces se separa un poco de su pareja pensando que ya es mayor o que no funciona.
¿Y para la pareja?
La pareja tiene ese pensamiento de que ya no le gusta o que es mayor. Tampoco quiere forzar la relación, ni que eso se manifieste. Eso establece muchas veces una falta de comunicación en la pareja que puede llevar a que se rompa simplemente por no haber hablado. Creo que el hablar, el ir juntos al médico y discutir estos temas, es fundamental a la hora de abordarlo y de buscar soluciones. Que los dos estén de acuerdo en que a lo mejor una opción perfectamente factible es una prótesis. Esto es muy importante porque si uno lo hace por su cuenta, en contra de la opinión de su pareja, será menos exitoso seguro.
Cuando una persona quiere conocer su patología y los distintos tratamientos a los que puede optar, incluyendo estas nuevas soluciones, ¿cuál es la mejor manera de hacerlo, acudiendo al especialista o tratando también con asociaciones?
Creo que el especialista le va a dar una información más fiel, más cerca de la verdad. Pero no cabe duda de que muchas veces uno no quiere solamente el punto de vista del médico, que quizás pueda tener una perspectiva que no es la real cien por cien, sino que quiere tener la perspectiva de otro paciente que haya tenido el mismo problema para que le cuenten cómo funciona, cómo le va, qué siente. Entonces es importante. Las asociaciones de pacientes van a dar las perspectivas de otros individuos que han pasado por lo mismo y es fundamental. Pero no cabe duda que lo más importante es acudir a un médico que conozca bien el tema y que pueda darle una información lo menos sesgada posible.
Así que lo ideal sería acudir al especialista y contactar también con asociaciones de pacientes.
Exacto, además lo piden muchos pacientes. Vienen aquí, hablan con nosotros, les damos información y piden hablar con alguien que les pueda contar cómo les ha ido. Nosotros también tenemos pacientes que están dispuestos a hablar con otros para informarles, ayudarles, darles su punto de vista que es muchas veces un poco distinto al que tiene el médico que no se ha operado.
"Las asociaciones de pacientes dan las perspectivas de otros individuos que han pasado por lo mismo", explica Moncada en un momento de la entrevista.
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