El
cuidado del planeta tiene una relación directa en la salud de las personas. De este "punto de salida" partían responsables europeos y facultativos a la hora de formar la
Alianza Médica contra el Cambio Climático (AMCC), destinada a paliar la huella ecológica desde la responsabilidad, la formación y la concienciación.
Para ello, es necesario
"iniciar el camino sin retorno hacia la descarbonización de nuestro Sistema Nacional de Salud", afirmaba la ministra de Sanidad, Carolina Darias en el vídeo de presentación de la iniciativa. Una labor no exenta de dificultad y para la que será necesario "unir fuerzas". "Juntos podemos lograrlo".
Una vez demostrada la labor de los médicos como "el mejor aliado de la salud", el reto ahora es cómo
hacer frente desde la profesión a la que ya se considera como la principal amenaza de la salud "del siglo XXI", en palabras de Dolors Monstserrat, eurodiputada y mimebro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria.
Como primer paso, es necesario determinar "cuál es la
huella ambiental del sector sanitario", teniendo en cuenta las sustancias y emisiones que derivan del día a día de los profesionales, según explicaba el presidente de la Organización Mundial de la Salud, Tomás Cobo. "Esta alianza refuerza el compromiso más esencial e intrínseco de la profesión médica que no es otro que cuidar de la salud de los pacientes, y para ello debemos de cuidar indefectiblemente de la salud del planeta".
Presentación Alianza Médica contra el Cambio Climático
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A modo de ejemplo, si se considerarán
todas las emisiones de gas invernadero asociadas a la profesión sanitaria en el mundo, equivaldrían a las registradas por el
quinto país con mayor huella de carbono. Solo la
industria farmacéutica, ya emite más gases efecto invernadero que la industria automovilística, añadía María Andrés, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España, quien alentaba a médicos y enfermeras a crear un plan "para luchar contra el cambio climático", con iniciativas "concretas y medibles" que permitan educar a los profesionales.
"Los sanitarios tienen la obligación, como garantes de la salud, de
dar un paso adelante y contribuir a la sensibilización", apuntaba Jaime Orfila, Jefe Clínico del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario San Espases. Un deber ético en palabras de Manuela García, vicepresidenta segunda de la OMC, cuando se trata de "enseñar a los pacientes" sobre las consecuencias del cambio climático.
"No hay
consejo que se siga más que el de un médico. Simplemente si convencieramos a nuestros pacientes de que consumieran productos de proximidad daríamos un golpe al cambio climático", añadía el médico especialista, Pedro Cabrera, consciente de que "los hospitales tienen que calcular desde ya su huella de carbono".
¿Cómo reducir el impacto climático en sanidad?
Desde el punto de vista gubernamental, es igualmente necesario "ampliar y reforzar las capacidades del SNS" para minimizar el impacto sanitario y los efectos de la "crisis climática en la salud humana", a través de "
fuentes de energía de los hospitales y los centros de salud, eficiencia de los sistemas energéticos, o la huella de carbono que nuestra salud de nuestros medicamentos y también suministro", afirmaba la ministra, al tiempo que remarcaba el compromiso e implicación de los médicos en este reto. En este sentido hacía referencia la Estrategia de Salud y Medio Ambiente, aprobada en noviembre y que suponía "un punto de inflexión" al incorporar por primera vez la perspectiva 'One Health'.
"Hay un reconocimiento claro de que hay que modificar el sistema actual", afirmaba por su parte, Valvanera Urgullu, directora de la Oficina Española de Cambio Climático, quien opina que el modelo actual de desarrollo "ya no es válido para los retos que tenemos que afrontar.
Aunque no existe una "solución única para todos los países", la portavoz insistía en la necesidad de aumentar "la velocidad" en lo referente a la
"agenda de transición" hacía un escenario más sostenible y ecológico.
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