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"Como médico te ganas el respeto de compañeros, seas o no discapacitado"

Miguel Ángel, internista en el Virgen de las Nieves, nunca ha sentido un "trato diferente" por su parálisis cerebral

Miguel Ángel Zuñiga, internista con parálisis cerebral, escritor y profesor.

03 dic 2024. 07.00H
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Para Miguel Ángel López Zuñiga la discapacidad ha sido más una etiqueta que una barrera en sus 34 años de vida. La parálisis cerebral que le provocaría una meningitis al nacer le ha llevado a tomar rutas diferentes pero no a cambiar el destino. Lejos de ser un impedimento, ese 45 por ciento de discapacidad motora se convertiría en el factor que inclinaría la balanza a la hora de convertir la Medicina en su profesión y en una cifra a pasar por alto dentro del Sistema Nacional de Salud después de haber conseguido ser el mejor de su promoción MIR, publicar varios libros y ganarse el cariño de compañeros y pacientes como internista en la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de las Nieves. 

Este facultativo reconoce a Redacción Médica, en el Día de las personas con discapacidad, que los prejuicios, a menudo ligados a una situación de diversidad funcional, apenas se cuelan en su consulta. De hecho, nunca ha recibido ningún "tipo de menosprecio o trato diferente" por parte del resto de profesionales en los hospitales en los que ha trabajado. "Cuando ejerces una profesión como la Medicina te ganas el respeto de tus compañeros, discapacitados o no, y te van a medir las capacidades que tú tienes", asevera, tras haber superado, con nota, un proceso "exactamente igual" al del resto de médicos para llegar hasta allí. Ni siquiera tuvo excepciones en los exámenes puesto que, al ser la mayoría tipo test, no fue necesario ampliar el tiempo de la prueba entre un 5 y un 10 por ciento como le ocurría en el instituto por "tardar más en escribir". 

Las Urgencias hospitalarias es, el único, escenario sanitario en el que López Zuñiga se ha topado con reticencias por parte de sus pacientes como médico con discapacidad, y eso que parte de su trabajo pasa por tratar a perfiles "que pueden llegar a ser problemáticos". "Ni siquiera en ese punto he tenido problemas. Solo tengo alguna dificultad totalmente entendible, porque yo también la tendría, cuando tengo que atender a un paciente grave". En "esos momentos de crisis", donde "entran y salen enfermeras y médicos, le hacen pruebas, viene un médico de guardia, que no conocen, andando un poco raro y que habla raro, existe, entre comillas, un poquito de incertidumbre por parte de los familiares y desconfianza", detalla.

Sin embargo, la incertidumbre tarda poco en disiparse cuando ven a este médico en acción, dando "órdenes directas" y haciéndose con el control de la situación. "Cuando saben lo que estás haciendo y se lo explicas, generalmente esa desconfianza disminuye. Es el único punto, el único momento en el que tienen alguna reacción diferente a la de una persona sin discapacidad". 

Medicina por vocación y descarte


Este internista ha tenido que aprender a convivir con sus limitaciones desde pequeño, a diferencia de otros profesionales que "adquieren la discapacidad siendo ya médicos" y "muchas veces no se reincorporan al trabajo". Aún así, es consciente de la "suerte" que ha tenido al haberse criado en un hogar con dos padres que, como profesionales del ramo, "han sabido qué hacer en cada momento". "Si yo hubiera nacido en otra familia, no hubiera recibido tantos estímulos ni la formación que he tenido, y, probablemente, me hubieran dado por perdido antes", reconoce. 

De ellos también heredaría la vocación, aunque fue, precisamente, su circunstancia personal, unida al deseo de trabajar con personas y ayudar, lo que le haría decantarse, finalmente, por el camino de la Medicina. Ponerse la bata era una de las tres opciones que contemplaba al llegar a 4º de la ESO, "cuando más o menos tienes que preguntarte qué hacer". Tras razonar, su decisión, Arquitectura quedó descartada ya que sospechaba que no se le iba a dar bien una de las características intrínsecas a la profesión como era el dibujo, al igual que Informática, dado el "poco contacto con la gente". 

"Si yo hubiera nacido en otra familia, probablemente, me hubieran dado por perdido antes."


López Zuñiga conocería una realidad diferente al dejar el instituto. Un sistema "objetivo" que valoraba sus "méritos" y su "experiencia" sin importar su discapacidad. Atrás quedaban las comparaciones "por ser diferente", la intención evolutiva y propia de la pubertad de "querer destacar y situarse por encima del resto, en la mayoría de los casos a base de pisar al que tienen al lado", como en su caso, dados sus problemas de desarrollo. "En las niñas suele ser un proceso más de inteligencia o de belleza al intentar destacar, y, en los niños, un tema más de fortaleza, de 'A ver quién se mete conmigo', o si yo le pego a uno o le pego a otro", explica el facultativo. 

Sin embargo, la madurez deja paso a la brillantez y a la dedicación como elementos dignos de reconocimiento, tal y como pudo comprobar el propio López Zuñiga tras hacerse con el premio a 'Mejor Experiente MIR' en 2018, otorgado por el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos. Durante esta etapa, el profesional también fue consciente de los problemas de comunicación que existían en el binomio médico-paciente, al emplearse, a menudo, un lenguaje técnico que no conseguía calar en el enfermo, lo cual, le empujaría a publicar su primer libro: 'Medicina para no médicos'.

SNS, preparado para médicos con discapacidad


Aún así, el fin de la residencia dio paso a una época pantanosa "con muchos cambios de contrato", hasta que, con el inicio de la pandemia, el facultativo dejaría el Hospital de Jaén para unirse al equipo de Medicina Interna del Virgen de las Nieves donde desarrollaría su actividad desde 2020 a 2023. Una plaza en propiedad le haría volver al centro jienense hasta el pasado mes de junio, cuando conseguiría una plaza de profesor permanente laboral en la Universidad de Granada y el regreso a su centro actual.

Además de justa, la Medicina también es "empática" a ojos de este médico, convencido de que "la mayoría de las personas que eligen esta profesión" cuentan con dicha cualidad. "Es verdad que hay ciertas especialidades que tienden a ser más empáticas que otras, pero todo el mundo al final quiere que su paciente mejore, tanto si tiene una enfermedad aguda o por una diversidad funcional, que suele ser crónica", explica, al hablar del grado de sensibilización de sus compañeros de profesión en cuanto a la discapacidad. 

Aunque reconoce que "todavía falta mucho camino por andar" en lo que a discapacidad se refiere, el facultativo subraya las herramientas de adaptación en el puesto de trabajo que existen dentro del Sistema Nacional de Salud y que facilitarían el acceso de profesionales con diversidad funcional al SNS, pese a constituir un número reducido en la actualidad. 
 
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