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Uno de cada 10 pacientes hospitalizados en Interna morirá en el ingreso

La falta de registro exhaustivo del riesgo de muerte en la historia clínica lastra la atención al final de la vida

Jesús Díez Manglano, Susana Plaza Canteli (coordinadora del Grupo de Paliativos de la SEMI) y Fernando Gamboa, presidente de la Sociedad Andaluza de Cuidados Paliativos.

06 oct 2019. 15.30H
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POR MARCOS DOMINGUEZ
Antes, la gente moría en casa. "Ya, no". Así de contundente ha comenzado Jesús Díez Manglano, vicepresidente primero de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), su intervención sobre el manejo del fin de la vida en los Servicios de Medicina Interna, en el marco de la II Jornada de Cuidados Paliativos de la sociedad médica.

El vicepresidente de la SEMI habla de las leyes de garantías y dignidad de la persona al final de la vida en las distintas comunidades autónomas.

"En Aragón, el 10 por ciento de la gente que ingresa en el Servicio fallece durante el mismo". En el total de España es una cifra similar. "Si uno de cada diez pacientes que entran en el Servicio tuvieran una misma enfermedad, hubiéramos hecho algo hace tiempo", comenta, "pero a la muerte la olvidamos".

Díez Manglano ha coordinado un estudio sobre el final de la vida en los Servicios de Medicina Interna, recabando datos de hospitales –grandes, medianos y pequeños; públicos y privados– de todas las comunidades autónomas, así como de un par de Argentina, sobre los primeros diez pacientes que murieron en cada uno de ellos a partir del 1 de diciembre de 2015.

Fueron casi 1.500 personas, con una mediana de edad de 84 años y uno de cada cuatro procedía de una residencia o una unidad de cuidados de larga estancia, y algo más de la mitad había sido hospitalizado en el año previo.

En el 63 por ciento de los casos era esperable, al momento del ingreso, el fallecimiento del paciente. En el 52 por ciento, se trataba de pacientes terminales.

Díez Manglano, en un momento de su intervención.


"Hay herramientas para identificar pacientes con alto riesgo de muerte", apunta Díez Manglano, citando a una revista médica canadiense que establecía que cualquier persona mayor de 80 años ingresada por enfermedad aguda o para intervención quirúrgica estaba en riesgo. "No significa que esté terminal, pero sí en riesgo", advierte.

La historia clínica, vital


Volviendo al estudio, solo el 60 por ciento de los casos terminales habían sido indicados de tal manera en la historia clínica, "habiendo un 40 por ciento de los que ingresaron que no estaba identificado como terminal, y lo va a atender un compañero que no lo conoce".

El vicepresidente de la SEMI ha insistido en la necesidad de registrar en la historia clínica estas particularidades, así como de prestar mayor atención a los pacientes no oncológicos y de monitorizar con mayor asiduidad a estas personas.

No está contando nada nuevo, la muerte es bien conocida en cualquier Servicio de Medicina Interna y, sin embargo, la atención al final de la vida adolece de una atención especial. Como señala el internista: "Conocemos el camino y a dónde queremos llegar, pero queda mucho trecho por recorrer".

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