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Las siestas de más de una hora aumentan la prevalencia de diabetes tipo 2

Investigadores del Ciberobn también lo asocian con peores valores de adiposidad, más peso y perímetro de cadera

Investigadores del Ciberobn.

02 ago 2019. 13.05H
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Investigadores del Ciberobn, pertenecientes a la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili (URV), del Institut d’Investigació Sanitària Pere i Virgili (Iispv), han demostrado que las siestas de más de una hora al día se asocian con una mayor prevalencia de diabetes tipo 2 y de peores valores de adiposidad, más peso y más perímetro de la cadera.

Son conclusiones extraídas de un ensayo clínico realizado en 2.190 participantes de avanzada edad con sobrepeso y síndrome metabólico, para la prevención de la enfermedad cardiovascular basado en un programa intensivo de cambio de estilo de vida para perder peso, y enmarcado en el proyecto 'Predimed Plus' (Prevención con Dieta Mediterránea-Plus).

La siesta diurna es una práctica común en muchas partes del mundo, incluida la región mediterránea. Una siesta corta, de menos de media hora, parece relacionarse con potenciales beneficios sobre la salud como la mejora del estado de alerta, la mejora del rendimiento y la función cognitiva, así como una reducción del riesgo de mortalidad.

Las siestas, mejor si son cortas 


“El problema, señala Jordi Salas, investigador principal del Ciberobn y coordinador del 'Predimed Plus', llega cuando prolongamos la duración de la siesta, especialmente de más de 60 minutos al día, tiempo que se ha asociado con una mayor morbilidad y mortalidad en comparación con la ausencia de siestas o más cortas”.

Esta investigación, publicada en la revista científica Journal of Clinical Medicine el pasado julio, es pionera en analizar la relación de tiempo de siesta y desarrollo de diabetes tipo 2. Los expertos observaron que, en comparación con no hacer siesta o siestas de menos de 30 minutos, un aumento de 10 minutos diarios, se vinculó con una mayor prevalencia de diabetes tipo 2 y un mayor índice de masa corporal y circunferencia de la cintura.

“Una de sus fortalezas, apunta Jordi Salas, es que la siesta fue evaluada de forma objetiva mediante la colocación de acelerómetros (un aparato que detecta la actividad física o sedentaria realizados a lo largo del día)”.

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