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La obesidad exige rutas asistenciales propias para un manejo equitativo

Desde SEMI, reclaman la necesidad de reconocerla como una enfermedad "crónica, compleja y recidivante"

Alfredo Michán, coordinador del Grupo de Trabajo sobre Obesidad, Diabetes y Nutrición (DON) de la SEMI

03 mar 2025. 17.20H
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Los médicos internistas piden que la obesidad sea reconocida, de una vez por todas, como una enfermedad crónica, compleja y recidivante, basada en un exceso de adiposidad, que desencadena diversas patologías graves. "Las personas que conviven con ella merecen ser diagnosticadas y tratadas de forma integral y multidisciplinar, con todos los recursos humanos y materiales necesarios en función del estadio de su enfermedad", aseveran desde la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), al reclamar la implementación de rutas asistenciales propias, que garanticen una atención justa y equitativa.

"Ha llegado la hora de reaccionar ante la obesidad, que debe ser reconocida como lo que es: una enfermedad crónica, compleja y recidivante. Como sociedad y sistema sanitario, hemos de dejar de mirar hacia otro lado y ofrecer a las personas el acompañamiento y la atención integral, multidisciplinar, de calidad y personalizada que merecen”, ha destacado Alfredo Michán, coordinador del Grupo de Trabajo sobre Obesidad, Diabetes y Nutrición (DON) de la SEMI, en el marco del Día Mundial de la Obesidad, celebrado este 4 de marzo.

La obesidad se debe definir, como indica la última revisión publicada en The Lancet, como el exceso de adiposidad, con o sin alteraciones en la función y distribución del tejido adiposo, por causas multifactoriales no siempre conocidas, según recuerdan dede la sociedad.

Por ello, para diagnosticarla ya no basta el índice de masa corporal (IMC), que lleva a subestimar o sobreestimar su detección, sino que, tal y como recalcan, son necesarios otros criterios, más sensibles y específicos: "valorar el exceso de adiposidad: la medición directa de la grasa corporal, cuando sea posible; al menos un criterio antropométrico (como medir la circunferencia de la cintura o la relación cintura-cadera), usando puntos de corte validados por edad, género o etnia; y asumir directamente el exceso de adiposidad, sin confirmación adicional, en los casos de un IMC >40 kg/m²". 

Además, para diagnosticar la obesidad clínica, debe haber una reducción de la función de los órganos o tejidos, (como la apnea del sueño, la enfermedad renal, la artrosis o la insuficiencia cardiaca), y/o limitaciones significativas en las actividades básicas de la vida diaria, como tener dificultades de movilidad, en el aseo, vestimenta o la alimentación.

Una de cada cuatro personas en España tiene obesidad


La prevalencia de la obesidad en España crece de forma ininterrumpida desde 1980 y se estima que afecta al 23,8 por ciento de la población adulta, según un informe de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud. Esto significa que 1 de cada 4 personas adultas en España viven con obesidad. Asimismo, más del 60 por ciento de la población tiene sobrepeso, según el estudio OBEMI.

El 40 por ciento de las personas con obesidad no son diagnosticadas y menos del 20 por ciento están recibiendo medicación con evidencia científica, según datos de la SEMI, lo que pone en evidencia el estigma sanitario hacia las personas con obesidad, tanto a la hora del diagnóstico como en el tratamiento recibido.  

La obesidad se asocia a otros problemas de salud importantes como la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia, así como enfermedades finales asociadas tan graves como la enfermedad cardiovascular, la enfermedad metabólica hepática, la insuficiencia cardiaca, la fibrilación auricular y la apnea del sueño, la nefropatía por obesidad y la artrosis

Este abordaje desde las complicaciones finales asociadas a la obesidad es el que defiende el grupo DON de la SEMI, recientemente resumido en su infografía de la obesidad y sus comorbilidades. Además, en estos momentos, el grupo DON está promoviendo una segunda parte del registro Rofemi para agrupar en fenotipos clínicos a las personas con obesidad que atienden más frecuentemente los internistas.

"El papel del internista, como especialista integral, debe ser no solo diagnosticar la obesidad en las personas que atendemos en consultas, sino estadificarlas en función de todas las comorbilidades o complicaciones que asocian y definir y consensuar un objetivo de peso que le ofrezca la máxima salud siempre en forma de perdida de adiposidad", aseguran desde la entidad. 

La obesidad no es una enfermedad moral 


La SEMI también quiere llamar la atención sobre el estigma, prejuicios y error conceptual que sigue “pesando” sobre la obesidad, ya que “la obesidad no es un vicio ni una enfermedad moral y, por supuesto, no es una elección de los pacientes”, señala la Guía española del manejo Integral y multidisciplinaR de la Obesidad en personas adultas,  Guía Giro. Aun así, la narrativa dominante la relaciona con una falta de voluntad del paciente, la culpa y la baja autoestima. El estigma sanitario, advierte SEMI, tendente a utilizar un lenguaje y una conducta culpabilizadores sobre el peso,  conduce a que las personas no consulten su problema de peso, eviten tratarse y participar en el sistema sanitario. 

"Por lo tanto los internistas abogamos por disponer de buenas armas para luchar contra la obesidad: armas para un correcto diagnóstico y estadificación; armas para un tratamiento óptimo, equitativo y personalizado, que no culpabilice a la persona con obesidad y que le permita obtener un peso saludable", detallan desde la sociedad científica, tras el lanzamiento de una serie de vídeos cortos para sensibilizar sobre la obesidad. 

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