La
esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central, al cerebro y médula espinal, según explica
José López Castro, miembro de la Sociedad Gallega de Medicina Interna (
Sogami). Esta dolencia se da entre dos y tres veces más frecuentemente en mujeres que en varones y es la
segunda principal causa de discapacidad en los jóvenes, tras los accidentes de tráfico, tal y como subraya la sociedad médica en una nota de prensa.
En esta enfermedad, añaden, las células del sistema inmunológico, encargadas de proteger de las infecciones causadas por los microorganismos externos reaccionan de forma errónea contra estructuras propias del organismo, concretamente contra la
mielina, impidiendo así su correcto funcionamiento.
Detallan, además, que la mielina (‘la cobertura aislante’) es la encargada de facilitar la correcta transmisión de estos
impulsos nerviosos. “Sería como el plástico o cobertura aislante del cable (axón) permitiendo el correcto funcionamiento motor y sensitivo, entre otras funciones. Cuando la mielina se destruye aparecen zonas endurecidas tipo cicatriz (llamadas lesiones o placas) en diferentes momentos y en múltiples localizaciones del cerebro y la médula espinal, y de ahí su nombre: esclerosis (cicatriz) múltiple”, explica López Castro.
Cuando un paciente es diagnosticado de esclerosis múltiple debe saber que los
síntomas variarán en función de las áreas en que tengan lugar las lesiones, subraya la sociedad médica. “Por eso, aunque diferentes personas compartan el mismo diagnóstico, la enfermedad y su evolución serán diferentes en cada una. Cabe decir que, la gran mayoría de las
lesiones son asintomáticas”, incide López Castro. “En general, la enfermedad sintomática evoluciona en brotes de diferente severidad”, añade.
Diagnosticar en hospitales de pequeño tamaño
Como la EM es una enfermedad que puede presentarse con
diversas formas clínicas y muchas de ellas agudas, el papel del internista es “clave” en su diagnóstico, remarca la Sociedad Gallega de Medicina Interna.
Además, apunta que en los hospitales de pequeño tamaño donde no hay hospitalización de neurología, los enfermos son diagnosticados en planta de
Medicina Interna. El tratamiento crónico, no obstante, debe realizarse “siempre en consulta de neurología”, donde existen unidades especializadas en EM.
Líneas de investigación
“Todavía no disponemos de un tratamiento que cure la EM, pero los últimos avances en investigación han aportado un cambio sustancial en el abordaje de los
síntomas y su progresión”, comenta López Castro.
En la actualidad la investigación se apoya en 5 pilares. En
investigación genética, se están estudiando los factores genéticos que predisponen a tener EM. “Aunque no es una enfermedad hereditaria, sabemos que puede existir una predisposición genética a padecerla”, apunta la sociedad médica.
Por otro lado, está la
investigación inmunológica, que se centra en estudiar la capacidad de las células inmunitarias para pasar de los vasos sanguíneos al sistema nervioso central, ya que en las personas con EM parece estar alterada.
La
investigación neurobiológica es otra de las ramas por las que se está ampliando la evidencia. Esta rama evalúa los procesos que pueden regenerar la mielina y frenar el proceso degenerativo de la EM.
Por otro lado, la
investigación epidemiológica recoge datos poblacionales y los analiza para detectar diferencias entre las personas que tienen la enfermedad.
Por último, la
investigación ambiental estudia la exposición solar, la vitamina D, la incidencia de determinados virus en algunos momentos de la vida o el hábito de fumar como posibles factores que podrían desencadenar la esclerosis múltiple.
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