El 38 Congreso de la Sociedad de Medicina Interna (
SEMI) ha comenzado este miércoles con una pregunta básica: ¿cómo debe formarse el estudiante en el hospital? "Es preciso definir las competencias y señalar cómo y cuándo se aprenden", sostiene
José Millán Núñez-Cortés, jefe de Medicina Interna del
Gregorio Marañón y catedrático de la
Universidad Complutense de Madrid.
La definición de las
competencias debe ir acompañada de otros dos aspectos: "Es preciso diseñar métodos para aprenderlas, y hay que diseñar
métodos de evaluación de las mismas". Millán ha destacado que "la enseñanza en el entorno clínico es muy motivadora y favorece, además, la enseñanza del
profesionalismo". De hecho, "el hospital es el aula natural para enseñar
Medicina". No obstante, tiene inconvenientes: requiere tiempo y dedicación, y tiene que combinarse con la asistencia y la investigación.
El internista ha marcado dos vías de enseñanza de las competencias: el
entrenamiento preclínico (aulas de habilidades, simulaciones), y el
clínico, pero ambos deben ir parejos porque "la Medicina se enseña al lado del enfermo".
Requisitos para ser hospital universitario
Millán ha participado en una mesa dedicada a la enseñanza clínica en el hospital. En la misma también ha estado presente
Juan Antonio Vargas, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha enumerado los requisitos que debería tener un hospital para ser considerado universitario.
"Uno hospital
debería acreditarse para ser universitario", considera Vargas. Un documento de la Conferencia de Decanos resume los requisitos y necesidades de estos centros. "Debería ser un hospital general, de tercer nivel, con todas las especialidades del ámbito médico-quirúrgico y una asistencia de probada calidad".
Vargas, Suárez, Millán Núñez-Cortés y García Seoane.
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Además, debe estar vinculado a una única universidad y ser
sometido a auditorías externas. La condición de universitario es previa al hospital mismo, por eso todo el centro tiene que participar. "Todos los servicios deben tener planes docentes e investigadores".
Vargas ha finalizado con los retos del profesor clínico vinculado. A las limitaciones horarias, la falta de incentivos, la existencia de diferentes niveles de aprendizaje o un ambiente organizativo que dificulta la enseñanza, ha añadido las dificultades de los
nuevos criterios de acreditación de la Aneca, donde pesa más el perfil investigador que el asistencial. No obstante, todavía existe un proceso de transición donde el clínico puede elegir entre acreditarse según el modelo antiguo o el nuevo.
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