Las
mujeres con diabetes se muestran más propensas a la
depresión clínica que los varones con la misma enfermedad, según se deduce de la mayoría de la
literatura científica al respecto, que rara vez proporciona un estudio en el que se observe el fenómeno inverso o en el que no se encuentren diferencias de género en ese sentido.
Se trata de una de las observaciones llevada a cabo por
Frances Formiga, del Servicio de Medicina Interna del
Hospital de Bellvitge de Barcelona, durante su intervención en el foro que organiza en Málaga el
Grupo de Diabetes y Obesidad de la
Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Más allá de esta diferencia que revelan los estudios publicados, Formiga ha puesto el acento en el carácter “bidireccional” del
síndrome depresivo en la enfermedad diabética (al menos diez, solo en 2006, relacionan con claridad ambas enfermedades), punto controvertido como lo demuestra más de una réplica que tuvo lugar al respecto entre el auditorio durante el turno de preguntas.
“Evidentemente, si existe diabetes y sus complicaciones como la
insuficiencia renal o la neuropatía periférica, también existen más probabilidades de depresión”, ha reflexionado. Con todo, “lo bonito sería apercibir el fenómeno contrario: que sea la depresión la que induce la diabetes”, recalca.
Otra complicación: infecciones en la cavidad oral
Por otra parte, el estomatólogo
José López, de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona L’Hospitalet de Llobregat, ha analizado otra complicación de la que no se descarta que, al igual que la depresión, repercuta de forma bidireccional con la diabetes: las infecciones de la cavidad oral.
“En el caso de la caries, por ejemplo, mientras no progrese más allá de la dentina y el esmalte, no se relaciona con la diabetes o cualquier otra enfermedad sistémica”, ha precisado.
José López, odontólogo, durante su ponencia.
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“Sin embargo, hay estudios que sí encuentren esa asociación, pero sería en todo caso debida a su
mayor predisposición a padecer enfermedad periodontal o bien a los medicamentos que ingieren para controlar la enfermedad”, ha explicado.
En cuanto a la patología periapical, puede dar lugar a que se liberen bacterias anaerobias en sangre y eso, a largo plazo, favorece la enfermedad diabética.
“Esta
enfermedad periapical, junto con la
periodontal, dan lugar a
osteolisis en el diente y a alteraciones metabólicas en los pacientes con diabetes mal controlada”, ha señalado. “En un ensayo se probó la mayor o menor incidencia de estas patologías en función de si se padecía o no enfermedad diabética”, revela.
Pero también el tabaquismo, la osteoporosis u otras enfermedades prueban la liberación de bacterias al torrente sanguíneo relacionada con la cavidad oral, según ha recordado.
Otra complicación que ven los dentistas en enfermos con diabetes se relaciona con la
salivación: “Algunos autores defienden que, en la saliva de los diabéticos, existe
una composición diferente a la de la población sana que contribuye a empeorar su salud bucodental”, precisa.
Por último, los dentistas “vemos una patología que llamamos
‘boca ardiente’, una especie de ardor que no mejora ni se sabe a qué atribuir, más frecuente si existe diabetes”.
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