El Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Asistencial del Reino Unido (
NICE, por sus siglas en inglés) ha publicado recientemente una
guía de recomendaciones sobre el fármaco de la
semaglutida en la obesidad. Las pautas esclarecen el perfil poblacional al que habría que prescribir este medicamento para abordar la obesidad, puesto que, uno de los efectos que tiene la semaglutida es la pérdida de peso. Esta recomendación ha sido bien recibida en la
Medicina Interna española, que ve con buenos ojos la administración del fármaco a un perfil determinado de pacientes con obesidad. No obstante, desde la Sociedad Española de Medicina Interna (
SEMI) rechazan el plazo máximo de dos años de tratamiento que esta guía indica. Al igual que con otras enfermedades, pide un tratamiento sin límites en su duración.
A pesar de que varios estudios científicos han analizado la obesidad, esta nueva guía pone de manifiesto el perfil del paciente que debería verse beneficiado por la prescripción de la semaglutida. En una conversación con
Redacción Médica,
Juana Carretero, presidenta de la SEMI, pone de manifiesto que justamente es esa la novedad de esta guía; es decir, que el organismo inglés haya especificado el perfil de la persona que tendría que tener acceso a este medicamento. “La novedad está en que identifican un
perfil del paciente que más se beneficiaría de este fármaco, que sería una persona con un
índice de masa corporal por encima de 35 y que tenga
comorbilidades asociadas a la obesidad”, explica Carretero.
Esa es, justamente, la parte que más “ha llamado la atención” de la sociedad médica, ya que creen que con esa indicación no solo se podría empezar a debatir sobre su financiación en el Sistema Nacional de Salud (
SNS), sino que se comenzaría a hablar “en serio” del tratamiento de la obesidad. Además, la propia
guía del NICE también ofrece un circuito asistencial sobre los diferentes escenarios en los que pueda verse el paciente con obesidad. “Esos son los dos puntos más importantes para mí. Por un lado, el tener una ruta asistencial para los pacientes; es decir, que sepan cuál es su tratamiento, que primero pase por la
Atención Primaria, que tuviera el acceso a un tratamiento nutricional y de estilo de vida, y que si necesitara una asistencia más especializada que pudiera acceder a ella. Y, en ese último escenario, que esa persona tenga acceso al fármaco”, detalla Carretero.
"No se entiende que el tratamiento con la semaglutida tenga una duración limitada"
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Desde la propia sociedad médica inciden en que, si la obesidad estuviera “declarada” como enfermedad, ese circuito sanitario estaría ya “reconocido”. Algo que desde Interna “siempre hemos defendido”, recalca la presidenta de la sociedad. Pero, aunque esta guía arroje algo de luz al abordaje de la obesidad, trae consigo un factor que no es del agrado de los internistas. Los facultativos piden que la guía no se ciña a los
dos años de tratamiento de la semaglutida, porque “no se entiende que esté limitado”. “Está claro que en esos dos años esa persona va a perder peso, pero si le quitas el fármaco que le está ayudando a lograrlo, probablemente, a no muy largo plazo el paciente vuelva a ganar peso”, critica Carretero. Los internistas advierten que tras esos dos años de tratamiento, al final, los efectos de la obesidad “volverían”.
“Si una persona lleva dos años con el tratamiento y pierde entre el 20-30 por ciento de su peso corporal y tiene controladas las comorbilidades, no habría ninguna razón para quitarle el fármaco. Más bien, habría que potenciarle su uso quizás con unas
dosis más bajas”, señala Carretero. Pero, la presidenta de SEMI añade que en ningún caso habría que retirarle el tratamiento, pues “volveríamos a lo mismo”.
Beneficios de la semaglutida
Este medicamento no está aprobado en
España para tratar la obesidad. Su uso se circunscribe al
abordaje de la diabetes de tipo 2. Aunque ampliar su indicación a otras patologías podría ser beneficioso desde el punto de vista de Interna, la especialidad recalca que, a día de hoy, no es asumible la
prescripción de la semaglutida a todas las personas que lo pudieran necesitar. “Lo que a todos nos gustaría es que todos quienes viven con obesidad pudieran acceder a un tratamiento con beneficio. Eso, ahora mismo, es inabordable e inasumible”, señala Carretero, entre otras cuestiones, por lo costoso que sería.
"La semaglutida previene la aparición de ictus y disminuye la mortalidad por causas cardiovasculares"
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Sin embargo,
este fármaco presenta beneficios para otras patologías aparte de la diabetes y obesidad, tal y como detalla la presidenta de los internistas españoles: “Previene la aparición de
ictus, la
cardiopatía isquémica y disminuye la
mortalidad por causas cardiovasculares”. Además, hay estudios en marcha sobre sus efectos en la
enfermedad renal crónica. Los investigadores también se encuentran estudiando la semaglutida en el
alzheimer y otras
patologías neurodegenerativas, que aunque sean “prometedores”, Medicina Interna subraya que su uso todavía “está muy lejos de ser una realidad”.
La semaglutida “no es la solución” para tratar la obesidad
Aunque desde la Sociedad Española de Medicina Interna enfatizan que este fármaco no es la “solución”, sí están convencidos de que seria “un antes y un después”, porque así, “podríamos tratar la causa de muchas de nuestras patologías”. Por ejemplo, citan a pacientes con
insuficiencia cardíaca, con
filiación auricular o con
diabetes. Enfatizan desde la SEMI que
el 40 por ciento de las personas que ingresan en el Servicio de Medicina Interna tienen diabetes, por lo que sería “muy bueno” poder utilizar el fármaco.
"Si no hay una buena estrategia de prevención de la obesidad, nunca llegaremos a controlarla"
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Sin embargo, fijan la solución de la obesidad en su clasificación como enfermedad y en la elaboración de unos
planes de prevención. “Si no hay una buena estrategia de prevención de aparición del sobrepeso y de la obesidad desde los niños hasta los adultos, en todos los niveles, nunca llegaremos a controlar la obesidad”, argumenta Carretero. A su vez, la internista remarca que tras la pérdida de peso gracias a la semaglutida, los pacientes deben tener facilidades del
sistema sanitario para mantener el peso adecuado: “Llámese semaglutida o cualquier otro, sería una herramienta que nos ayudaría, pero solamente para que se lograra un peso saludable. Luego está el tema de mantener el peso conseguido, y para eso, se necesita una
ruta asistencial”. “Se necesita un plan que ahora mismo no tenemos”, zanja.
Las
sociedades médicas y científicas se han puesto manos a la obra en el camino para la búsqueda de la solución, y tal y como aseguran desde SEMI, se encuentran trabajando en una
guía propia española que trate la obesidad y “sienta las bases” sobre su abordaje y tratamiento. “Podría ser un buen comienzo”, enfatizan.
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